El presidente Javier Milei protagonizó un asombroso lapsus durante un acto de campaña en Junín, al afirmar —en tono desafiante—: “Les estamos afanando los choreos”, una frase que fue interpretada como una admisión implícita en medio del escándalo por las supuestas coimas en la ANDIS.
El contexto del acto
El evento se realizó en el Teatro San Carlos de Junín y sirvió como presentación de los candidatos de La Libertad Avanza para las elecciones legislativas bonaerenses de septiembre. Allí, Milei evitó referirse directamente al escándalo de los audios atribuidos a Diego Spagnuolo —que involucra a su entorno directo—, pero no pudo contener el desliz verbal.
El furcio que se volvió viral
En medio de su discurso agresivo contra el kirchnerismo, un militante presente gritó: “Chorros hijos de p…”. Sin perder el tono provocativo, Milei retrucó: “Por eso, están molestos porque les estamos afanando los choreos”. Y ante la respuesta del público, completo: “Bueno, que se sigan riendo, entonces”.
Bueno. A confesión de parte, relevo de prueba… https://t.co/1qERBZRu79
— Cele Fierro (@Cele_Fierro) August 26, 2025
El tiro por elevación dejó a muchos confundidos, mientras que en las redes explotó como un “sincericidio” político.
Si bien el mandatario quiso presentarse como irreverente y desafiante, sus palabras fueron percibidas como una autoincriminación simbólica. Titulares locales y nacionales lo subrayaron con términos como “furcio”, “fallido” y “sincericidio”, siendo que con aquellas palabras “asume públicamente ser lo mismo que el kirchnerismo”.
No hace falta que lo aclares @JMilei: quedó claro que se la están choreando toda. A lo mejor pensas que ladrón que roba ladrón tiene 100 años de perdón… Pero lo que están haciendo ahora, los trabajadores y el pueblo no te lo van a perdonar nunca. https://t.co/hoPZyyyciR
— Alejandro Bodart (@Ale_Bodart) August 26, 2025
Más allá de la anécdota: un gobierno en crisis
El episodio en Junín no fue un exabrupto aislado, sino el síntoma de un gobierno que, recostado en su retórica anti corrupción, ahora resulta cada vez más vulnerable a su propia demagogia. La colaboración tácita del público, el silencio sobre el escándalo en curso y la defensa irrestricta de su hermana Karina Milei, apuntalan un relato que vacila entre la teatralidad y la descomposición institucional.
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La frase “Les estamos afanando los choreos” quedará como testimonio de un mensaje que logró lo opuesto: levantar sospechas en lugar de intimidar. El discurso de Milei exhibe esa desconexión entre la soberbia proclamada y la crisis real que atraviesa su entorno: la corrupción ya no está fuera, sino dentro.
Para esclarecer a fondo el lapsus de Milei y garantizar justicia, es necesaria una comisión investigadora independiente del poder político, integrada por personalidades reconocidas por su trayectoria intachable, capaz de llegar hasta el final y lograr que todos los responsables sean juzgados y condenados. Ningún funcionario implicado en maniobras de coimas puede seguir en su cargo: deben dar un paso al costado de inmediato, empezando por “ el jefe” Karina Milei.