El 2024 fue uno de los peores años en décadas para ambos sectores.
Derrumbe total
Aunque el gobierno se jacte de haber ‘domado’ la economía y quiera mostrar una sensación de estabilidad, el plan motosierra y la agenda de Milei tienen profundas consecuencias que afectan el nivel de vida de millones de personas.
Durante el 2024, primer año de gestión de La Libertad Avanza, se hicieron palpables los datos sobre el daño a la industria y la construcción.
En el caso de la industria, aunque mostró una leve mejoría del 0,2 % en relación con el mes anterior, diciembre cerró un año muy malo para el sector. El IPI manufacturero señala una caída del 9,4% en 2024, números que no se veían desde 2002.
Esto se refleja incluso con una recuperación interanual en diciembre de 2024, debido a la comparación con el mismo mes de 2023, cuando el gobierno aplicó una fuerte devaluación.
Los rubros que más cayeron en 2024 fueron productos minerales no metálicos (-24,3 %), maquinaria y equipo (-18,6 %) e industrias metálicas básicas (-17,5 %). El único sector que creció en relación con 2023 fue la refinación de petróleo, con un aumento del 2 %.
Por otro lado, la construcción muestra datos aún menos alentadores. El ISAC revela que, a la caída interanual de diciembre del 10,2 %, se suma un desplome anual del 27,4 % durante 2024.
Además, en el caso de la construcción se calcula que se perdieron un 17,2 % de los empleos en relación con el año anterior. Hay quienes comparan este período con la salida de la convertibilidad.
El efecto del deterioro salarial sobre la demanda interna, sumado al ajuste fiscal basado en un brutal recorte de la obra pública y el gasto en infraestructura, se tradujo en un fuerte derrumbe de sectores clave en el país.
En el horizonte no hay una perspectiva superadora de esta situación, el gobierno no piensa invertir en planes de obra pública, ni tampoco permitir una mejoría salarial que aumente el consumo y dote de mayor vitalidad al circuito productivo.
Al contrario, el 2025 ya arrancó con despidos y cierres de fábricas, adelantando un año que aunque este atravesado por las elecciones será de mucha conflictividad y luchas laborales.
Unificando las luchas en curso, en un verdadero plan de lucha, exigido a la burocracia sindical pero sin confiarnos y construyendo por debajo, es la forma en la que podremos lograr que cada conflicto pueda triunfar.