Rangún, 5 feb (EFE).- La subasta de la icónica casa de la derrocada líder y premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi en Rangún terminó este miércoles sin que nadie pujara por ella, en el tercer intento fallido de vender la vivienda.
La subasta de hoy se celebró después de que las pujas por la vivienda de Suu Kyi, que se encuentra detenida desde el golpe de Estado de los militares del 1 de febrero e 2021, quedaran desiertas en marzo y agosto del año pasado
Frente a las puertas de la mansión, cuyo hierro se ve corroído por el óxido, una funcionaria de un tribunal leyó la orden de subasta con un precio de salida de 300.000 millones de kyats (alrededor de 140 millones de dólares al tipo de cambio oficial de la junta militar), un monto desorbitado en comparación a otras casas de la antigua capital birmana.
Al igual que en las otras dos ocasiones, esta vez tampoco hubo oferta por parte de los asistentes, donde se encontraban varios policías armados y una decena de periodistas.
Tras dar por concluida la subasta, la funcionaria, cubierta con una mascarilla facial, entró en la residencia de la época colonial y ubicada en la avenida University, una zona donde se encuentran varias embajadas, entre ellas de Estados Unidos y Corea del Sur.
En enero de 2003, el Tribunal Supremo, controlado por la junta militar, dio el visto bueno a la subasta de la histórica vivienda en un caso que enfrenta a Suu Kyi con su hermano Aung San Oo, quien vive en Estados Unidos y lleva pleiteando desde el año 2000 para reclamar la venta de la residencia y poder cobrar su parte.
La icónica casa de dos plantas, que cuenta con un terreno de 0,8 hectáreas, perteneció al padre de ambos, Aung San, el héroe de la independencia birmana que falleció asesinado en 1947, y su esposa, Khin Kyi, que murió en 1988.
Suu Kyi ocupó la vivienda desde 1988, cuando viajó a Birmania desde Reino Unido, donde vivía con su marido y dos hijos, a cuidar de su madre enferma, y luego se unió al movimiento prodemocrático que le costaría pasar tres lustros bajo arresto domiciliario de forma interrumpida.
La vivienda ha sido escenario de momentos históricos como el saludo de Suu Kyi a los manifestantes durante la Revolución Azafrán en 2007 o cuando fue liberada de su último arresto domiciliario en 2010.
Después, la nobel de la Paz recibió allí a mandatarios como el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, en 2012, unos años antes de ganar las elecciones de 2015 y asumir el poder al año siguiente.
Suu Kyi, de 79 años, cumple una pena de 27 años de cárcel por una serie de juicios por delitos presentados por los militares y que ella niega, como la violación de la ley de secretos oficiales, entre llamamientos de la comunidad internacional para que sea liberada junto con el resto de los prisioneros políticos.
El golpe militar de febrero de 2021 acabó con diez años de transición democrática y abrió una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas, con miles de jóvenes uniéndose a grupos armados que combaten al Ejército.
El régimen castrense justifica el golpe por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales de noviembre de 2020, cuyo resultado ha sido anulado y en las que el partido de Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales. EFE
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