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viernes, 31 enero, 2025
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Barton Zwiebach, el peruano que solía obtener 20 en la UNI: la historia detrás del exalumno considerado el mejor de esta casa de estudios

La historia de Zwiebach puede ser inspiradora para los estudiantes universitarios.

De un tiempo a esta parte, la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) ha ganado el respeto de los adolescentes, quienes al finalizar la secundaria la ven como una oportunidad para alcanzar sus sueños. Esta aspiración suele coincidir con la de sus padres, muchos de los cuales desean que sus hijos se conviertan en profesionales, y qué mejor opción que una institución de prestigio, con educación de alto nivel y acceso gratuito.

Tanto los padres como los hijos saben que ingresar a la UNI requiere sólidos conocimientos en matemáticas, física y química, importantes para rendir el examen de admisión, aunque no siempre suficientes para afrontar la vida universitaria. Para alcanzar una vacante, muchos jóvenes se preparan en academias preuniversitarias, donde aprenden una variedad de temas y resuelven un sinnúmero de ejercicios.

Pocos logran ingresar sin haber pasado por una academia, y también es sabido que solo unos cuantos han sobresalido en su vida universitaria; léase por sobresalir a obtener calificaciones de 18 o 20, algo poco común en las últimas décadas en la UNI, donde muchos estudiantes aspiran, al menos, a aprobar con 10.

El Peruano

En ese selecto grupo de estudiantes que lograron altas calificaciones en la UNI se encuentra Barton Zwiebach, un peruano que ingresó sin preparación preuniversitaria. Lo admirable es que no solo obtuvo excelentes notas, con varios 20 en su historial, sino que también sustentó su tesis antes de finalizar la carrera. Estos logros lo posicionaron como una figura ejemplar dentro de la institución, llegando incluso a ser considerado el mejor alumno en la historia de la UNI.

“Hagan un esfuerzo por aprender matemáticas y física, y manténganse abiertos a nuevas ideas, porque serán herramientas a lo largo de su vida”, recomendó Barton Zwiebach en una entrevista realizada hace 10 años en un aula de la UNI. Quien lo entrevistó fue Víctor Cáceres, entonces estudiante de la universidad, que lo miraba con admiración. Y tenía razones para hacerlo: frente a él estaba uno de los pocos exalumnos que había obtenido calificaciones sobresalientes durante su formación universitaria.

En el año en que hizo esa declaración, Zwiebach ya contaba con numerosos logros en su carrera. Había realizado sus estudios de posgrado en Física en el Instituto Tecnológico de California y obtuvo su doctorado en 1983, bajo la supervisión de Murray Gell-Mann. En el ámbito laboral, ocupó puestos posdoctorales en la Universidad de California, Berkeley, y en el MIT, donde se convirtió en profesor adjunto de Física en 1987 y miembro permanente del cuerpo docente en 1994.

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), a través de su página web, puso de relieve los importantes aportes del otrora estudiante a la institución. “El profesor Zwiebach diseñó y enseñó un nuevo curso en el plan de estudios de pregrado del MIT: String Theory for Undergraduates [8.251], que se ofreció por primera vez en el semestre de primavera de 2002. Este curso ofrece una introducción seria a la teoría de cuerdas, orientada al nivel de estudiantes de tercer y cuarto año”, se lee en el portal web.

“Basándose en las clases de este curso, Zwiebach escribió un libro de texto para estudiantes de pregrado, A First Course in String Theory , publicado por Cambridge University Press en 2004, con una segunda edición en 2009”, agrega el MIT.

Este profesor, que enseña en inglés a estudiantes de diversas partes del mundo, postuló a la UNI tan pronto como terminó el colegio León Pinelo, una institución que le proporcionó las herramientas necesarias para rendir exitosamente las pruebas de admisión. Optó por estudiar Ingeniería Eléctrica, a pesar de su deseo de viajar a Estados Unidos para continuar sus estudios.

Manuel Arévalo Villanueva, profesor de la UNI, compartió con sus alumnos durante una clase virtual detalles sobre la vida académica de Zwiebach. “Terminó en primer puesto y alguien le sugirió: ‘Postula a la UNI, ¿por qué quieres irte a Estados Unidos?’. Aunque él deseaba irse, decidió postular a la UNI, sacó el primer puesto y mantuvo esa posición durante los cinco años de su carrera”, relató el docente.

El connacional ingresó a la UNI en 1972, el mismo año en que lo hizo Rodolfo Falconí Vásquez, también docente de la UNI. Ambos fueron compañeros de clase e incluso se matricularon en un curso libre en el que se enseñaban derivadas e integrales a los nuevos ingresantes, quienes pronto comenzarían el primer ciclo. Como es sabido, en ese primer ciclo, los “cachimbos” cursaban Física, una materia que requería tener los conocimientos básicos que recién se abordaban en Matemática II.

En una entrevista para el canal de YouTube de Modesto Montoya, este docente compartió detalles sobre cómo era Zwiebach en aquellos años, cuando los estudiantes se enfocaban en aprobar sus cursos, aunque también había espacio para actividades de ocio. “En el segundo ciclo podías elegir a los mejores profesores… Ahí encontré a Barton, era muy dedicado a sus clases. En esa ocasión, teníamos una clase en el tercer piso de Ingeniería Civil, hablamos en agosto de 1972, en el segundo ciclo… Él no era de hacer muchas amistades, pero si te acercabas y le pedías orientación para resolver algún problema, lo hacía. Te daba las pautas de acuerdo a lo que sabías”, relató.

Barton no solo se dedicaba a estudiar; ocasionalmente, en sus tiempos libres, iba a jugar al billar, que se encontraba frente a la UNI. Sobre este tema en particular, Falconí Vásquez comentó que él “se sorprendía cuando veía a la gente ir a jugar billar”.

Desde los primeros ciclos, Barton comenzó a destacar. Prueba de ello es que sus compañeros le pedían ayuda para resolver algunos ejercicios. Además, llamaba la atención de otros estudiantes porque sabía inglés y tenía un automóvil, lo cual era considerado un lujo en ese entonces.

Aparte de sus pertenencias, su capacidad cognitiva era el centro de atención en su círculo de amigos. Arévalo Villanueva recordó las calificaciones que solía obtener el destacado estudiante de la UNI: “Barton se daba el lujo de sacar 20 en la primera práctica, 20 en la segunda, 20 en la tercera, 20 en la cuarta, y 20 en la quinta; esta última se eliminaba”, comentó.

El docente comparó a Zwiebach con un estudiante promedio actual para resaltar el conformismo presente en las aulas de la UNI. “Un peruano promedio saca 4 veintes y ya no da la última práctica. ¿Para qué darla? Pero el judío tiene otra mentalidad; él quiere aprender. No le interesa la nota, sino el conocimiento, y para aprender, debe dar hasta la última práctica”, añadió.

Su alto compromiso con el saber era tal que, al obtener un 18, se sometía a un examen sustitutorio para lograr la calificación máxima. Modesto Montoya fue testigo de este esfuerzo. Aunque estos logros son dignos de admiración, existe un aspecto igualmente encomiable que podría resultar sorprendente para los lectores.

Zwiebach sustentó su tesis antes de concluir la carrera. Inició sus estudios en 1972 y los terminó en 1977. Si se hace la suma correspondiente, podría parecer que completar la carrera le llevó más de cinco años. Esta conclusión es válida, pero es importante considerar que en 1976 las clases fueron interrumpidas por huelgas. Así, aunque en 1977 se cumplió el quinto año de estudios, él no sustentó su tesis en diciembre, sino meses antes.

“Hizo su sustentación, creo que en octubre o noviembre. El ciclo terminaba en Navidad, pero él tenía que viajar a Estados Unidos. Entonces, con la universidad casi tomada, entraron por la ventana y sustentó su tesis”, señaló Arévalo Villanueva. “A Barton nadie le pudo ganar porque su formación era diferente”, agregó.

La historia de Zwiebach puede ser inspiradora tanto para los estudiantes universitarios como para aquellos que aspiran a seguir una carrera docente. Ese estudiante que obtenía veinte en la UNI ha recibido una serie de reconocimientos por su contribución a la educación.

“El profesor Zwiebach recibió el Premio a la Excelencia Docente en la Educación de Grado de la Escuela de Ciencias del MIT en 2003. Su mención decía: ‘(por) hacer que un tema tan complejo como la teoría de cuerdas sea accesible para los estudiantes de grado; por su compromiso inquebrantable con la claridad y la organización en su clase; y por su capacidad para proporcionar una experiencia verdaderamente transformadora a sus estudiantes’”, indica el MIT.

Es importante destacar que en 2007, fue distinguido con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Tecnológica del Perú en Lima. Al año siguiente, en 2008, recibió el nombramiento de profesor asociado Margaret MacVicar en el MIT, reconocimiento que mantuvo hasta 2018 por su destacada labor en la enseñanza. Además, en 2010, la Universidad Nacional de Ingeniería le otorgó otro Doctorado Honoris Causa en su ciudad natal, Lima, Perú.

Finalmente, conviene compartir un fragmento del discurso que pronunció en el marco del SHIRCON, centrado en la importancia de la investigación. “¿Por qué es importante la investigación? Hay muchas razones, realmente, pero para la educación de un estudiante, para aquellos que van a generar los nuevos resultados en el futuro, es imprescindible que el estudiante participe en la investigación. A través de ella, aprende a definir un problema, a abordarlo desde diferentes ángulos, a superar los obstáculos que siempre surgen en el proceso investigativo y, finalmente, a llegar a conclusiones. Así que, para el estudiante, para su formación, para su futuro y el del país, la investigación es fundamental”, expresó el experto mundial en teoría de cuerdas.

En 1999, Ashoke Sen y Barton Zwiebach demostraron que la teoría de campos de cuerdas abiertas permite calcular el potencial de los taquiones y verificar la presencia de un punto crítico en la profundidad prevista. Estos avances dieron lugar a la teoría de campos de cuerdas de vacío, una reformulación de la teoría de cuerdas abiertas basada en el estado de vacío del taquión.

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