El fútbol argentino se debate hace meses ante la posibilidad de que los clubes dejen de ser sociedades civiles para pasar a ser sociedades anónimas deportivas. Hay dos antecedentes de empresarios argentinos que pusieron dinero en clubes privatizados. Ocurrió a fines de los 90 y comienzos de este siglo, en España, donde todos los clubes (salvo el Real Madrid, el Barcelona, el Athletic de Blbao y el Osasuna) son SADs.
Tinelli y Badajoz
En 1998, Marcelo Tinelli desembarcó en el modesto Badajoz de la segunda división del fútbol español. Para entonces, Mauricio Macri ya era presidente de Boca y azuzaba con la idea de privatizar el fútbol. Un año antes, el modesto Extremadura, rival del Badajoz, estaba casi descendido a segunda división cuando la llegada de refuerzos argentinos como Carlos Navarro Montoya y Carlos Duré casi obra el milagro. El equipo hizo una segunda vuelta excepcional y casi se salva.
Acaso movido por ese antecedente, ante el fanatismo que provocó aquella campaña, Tinelli probó suerte en el Badajoz y se hizo de la mayoría del paquete accionario del club. La aventura ibérica de Tinelli fue curiosa. Llevó un cuerpo técnico íntegramente argentino, encabezado por José Raúl Iglesias y, gracias a la Ley Bosman, que acabó con los cupos de extranjeros, «argentinizó» el plantel.
Llegó a haber hasta nueves jugadores argentinos, entre los que estaban David Bisconti, Alejandro Mancuso y los hermanos Fernando y Patricio D’ Amico, más el brasileño Luis Fernando, y el paraguayo Carlos Torres, que habían jugado en la Argentina.
En la cresta de la popularidad, y con las mieles del uno a uno, Tinelli aprovechó para que varios de sus sketches de Showmatch se grabaran en la ciudad extremeña y se propuso que el marketing incluyera la venta de la camiseta en el país. La casaca aurinegra tuvo un boom de ventas.
La campaña fue más bien modesta en la temporada 1998/99. Sobre 22 equipos, terminó 14º, a veinte puntos de los puestos de ascenso. La badajozmanía no duró mucho, aunque Tinelli mantuvo el control del equipo por otras dos temporadas. En la 1999/2000 terminó 16º, muy cerca del descenso. Volvió a ser 14º en la 2000/01.
Al año siguiente terminó 12º, pero antes de acabar esa temporada, Tinelli se desvinculó y vendió sus acciones al empresario portugués Antonio Barradas. Al año siguiente, en 2003, el Badajoz terminó último y bajó a tercera división. En 2005, el club casi desaparece y, por acumulación de deudas, bajó a cuarta división. Su agonía duró hasta 2012, cuando dejó de existir y fue refundado.
Acaso sabiendo el derrotero del equipo español, el propio Tinelli se expresó contra las SAD. Eso sí, no contó su experiencia como dueño del equipo.
Grinbank y Leganés
El otro caso que involucra a un argentino con una SAD en España es el de Daniel Grinbank. Futbolero como Tinelli (que llegó a ser presidente de San Lorenzo), Grinbank venía de acompañar a Independiente, el club de sus amores, en la campaña del Apertura 2002, el último título local del cuadro de Avellaneda. El empresario musical apoyó a los dirigentes en el armado de ese equipo.
Un año más tarde, en 2003, se hizo del control del Leganés. El club, que hoy en juega en primera división, estaba en segunda. La apuesta fue ambiciosa. Grinbank contrató a José Pekerman como manager y a Carlos Aimar como entrenador y hubo hasta 15 jugadores sudamericanos como José Chamot y Federico Domínguez.
Lo de Grinbank fue más fugaz que lo de Tinelli. Se fue a los seis meses por la baja rentabilidad del proyecto. El equipo terminó 19º, en puestos de descenso (a apenas tres puntos de la salvación) y bajó de categoría. En el medio, estuvo a punto de eliminar al Real Madrid en la Copa del Rey.
Más cerca en el tiempo, Christian Grabarnik se hizo del control del Elche, un club con una infraestructura mayor. De segunda división lo llevó a primera y después descendió. Hoy pelea por volver a jugar en la máxima categoría del fútbol español.