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viernes, 27 diciembre, 2024
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Think tanks y ultraderecha: las herramientas de la nueva guerra cultural

Cubierto por una luz tenue que le daba un aspecto espectral y con muchas dificultades para expresarse, Javier Milei cerró este miércoles la primera jornada de la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora). Allí definió que el peor enemigo para su gobierno se encuentra en las universidades, los colegios y cualquier espacio donde la cultura de los “zurdos” pueda expresarse. No es casualidad que uno de los movimientos más masivos que enfrentó las medidas del Presidente en su primer año haya sido el integrado por estudiantes y docentes. El oficialismo no sólo ataca mediante los recortes presupuestarios, también busca imponer sentidos comunes mediante su propia versión de la batalla cultural.

En las últimas semanas atacaron a autoras argentinas por el contenido de sus libros, como Cometierra de Dolores Reyes, Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, Si no fueras tan niña de Sol Fantin, entre otras. Los sectores que impulsaron estos ataques denuncian a la Educación Sexual Integral de “perversidad” y “corrupción de menores”, sacando de contexto párrafos de libros que incluyen escenas de sexo explícito, separándolos del contenido global de los libros y las propuestas pedagógicas con las cuales se trabaja con adolescentes de 16-17 años.

Los liberales que dirigen esta batalla cultural no surgieron de la nada, sino que desde hace muchos años existen organizaciones para formar cuadros políticos conservadores. Son grupos antiderechos, fundaciones, think tanks que promueven esta ideología conservadora, y organizaciones como la fundación Faro que cuenta con el apoyo de sectores concentrados de la economía.

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También en la CPAC, Milei salió en defensa del acto que se realizó en la Sociedad Italiana de San Miguel en el cual se presentaron “Las Fuerzas del cielo” un grupo que inaugura la convergencia de distintos sectores de La Libertad Avanza (LLA). Realizaron un acto con estandartes y estética fascista y su organizador, el Gordo Dan, un streamer libertario, anunció ser el “brazo armado” de Javier Milei, aunque generó tanto repudio que tuvieron que recular aclarando que el arma era un celular. Estuvo Agustín Laje que se desempeña como el intelectual orgánico del mundo de LLA. Es un ultraderechista e ideólogo de discursos reaccionarios contra la izquierda y las mujeres y comunidad LGBTQ, fue tajante y trazó una división entre las personas “de bien” (los empresarios) y los “zurdos hijos de puta”.

Originarios de las redes sociales, ahora se presentan como grupo organizado para llegar ideológicamente a sectores de masas con algunas ideas centrales: la defensa de la propiedad privada, los negocios de los millonarios, y la familia. La narrativa libertaria está impregnada por las ideas de la eliminación de un enemigo. Cualquier parecido con la retórica de los gobiernos dictatoriales no es casualidad.

Soledad Cedro, Eduardo Verástegui, Javier Milei, Eduardo Bolsonaro, Laura Arrieta, Santiago Abascal, líder del partido Vox en España, y José Mallea

Los Milei surgen del fracaso de Chavez, Correa, Cristina Kirchner, Evo Morales, entre otros, que discursivamente proponían enfrentar la destrucción neoliberal, pero se vieron incapaces de transformar las estructuras que sustentan este sistema capitalista y patriarcal, con su estrategia de ampliar el Estado. De hecho la historia del endeudamiento externo y dependencia con los fondos buitres y organismos como el FMI, se mantuvo bajo estos gobiernos. Incluso aquellos que fueron más lejos en sus cuestionamientos al imperialismo norteamericano, como Chavez, en la actualidad han dejado un agravamiento de la crisis social, como puede verse en la Venezuela gobernada por Maduro. El declive de los reformismos y el malmenorismo permanente mostró sus límites y permitió que en Argentina la derecha volviera recargada con Macri primero, y luego con Milei, a la vez con otros experimentos en la región, como la llegada de Piñera, Bolsonaro y el golpe de Estado en Bolivia.

Los think tank y la batalla cultural de la derecha: un poco de historia

Para entender estas redes libertarias, es importante mirar cómo se construyeron los gobiernos de ultraderecha en la región en los últimos años (como Bolsonaro) o bien, como en Estados Unidos con Donald Trump. Son miles las redes que financian a la extrema derecha en el mundo, y se puede ver su expansión en la región y en Argentina particularmente. Esto no es de ahora, para algunos de los liberales de estas organizaciones, su modelo a seguir es Margaret Thatcher, quien tuvo el apoyo de una red de think tanks liberales para impulsar reformas antiobreras y antipopulares.

¿Qué son los think tanks (“tanques de pensamiento”)? Básicamente son fundaciones que rentan/financian a intelectuales y hace décadas se siente su influencia. Sus análisis e investigaciones las utilizan los gobiernos, y empresas del mundo. Estados Unidos es el país donde más think tanks hay, los cuales operan a escala global en distintos foros, encuentros y convenciones.

Se dedican a elaborar proyectos (análisis, planes de acción, leyes, artículos, informes, etc), sobre asuntos de política social, estrategia política, economía, militar, tecnología o cultura. Tienen estrechas relaciones con los partidos políticos, y el lobby empresarial (sus financistas), y, aunque se expresan también las distintas alas ideológicas que representan a distintos sectores de la burguesía, en una gran mayoría se caracterizan por tener una orientación ideológica conservadora, con la cual pretenden construir cuadros políticos e influir ideológica y económicamente en la realidad social.

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El surgimiento y desarrollo de los think tanks está ligado a los recortes en el gasto público para las universidades, es uno de los medios para «privatizar» la producción ideológica y la formación de cuadros para los partidos conservadores que impulsan o apoyan al imperialismo. La pelea por una universidad pública con una verdadera libertad de pensamiento, choca con esta política que pretende perseguir, censurar o impedir la creación de espacios de elaboración y difusión de ideas en función de terminar con la explotación y la opresión de las grandes mayorías.

Es importante aclarar que no se trata de una “enorme conspiración” sin grietas. Así como existen diferencias entre los distintos sectores burgueses que se exacerban en momentos de crisis, existen también intereses contrapuestos (y otros confluyentes) entre las principales naciones que impulsan los think tanks. Esto explica por qué a veces funcionan y hasta se enfrentan como instituciones “libres” y “autónomas”, pero en los países como el nuestro suelen unirlas el sometimiento a los mandatos imperiales, aunque expresando distintos grados de sumisión y entrega.

En Argentina para el año 2021 existían más de 250 think tanks, otro de los países con mayor cantidad es Brasil. En ambos casos fueron creciendo rápidamente los últimos años. Uno de los más relevantes a nivel internacional es la Red Atlas, liderada por Alejandro Antonio Chafuen desde 1991. Su objetivo es recaudar dinero y hacer lobby para llevar adelante las recetas liberales: quitar impuestos a los ricos, achicar el Estado, privatizar empresas públicas, liberalizar el comercio y limitar el poder de los sindicatos.

Chaufuen es argentino, y se formó en Estados Unidos, es ultracatólico y reivindica la dictadura. En esta nota de The intercept relatan cómo Chafuen se enorgullece de la cantidad de dirigentes asociados a Altas que fueron ministros del ex gobierno conservador de Mauricio Macri en Argentina, senadores en Bolivia y los líderes del Movimiento Brasil Libre, que fueron parte de impulsar y dirigir un movimiento masivo para alentar el Lava Jato que terminó con la presidencia de Dilma Rousseff, una operación pro-imperialista que, bajo el discurso de combatir la corrupción, ha servido para consolidar un golpe institucional y avanzar en políticas neoliberales.

Milei junto a Lara Trump, vicepresidenta del Comité Nacional Republicano

A lo largo de los años, Atlas ha otorgado cientos de subvenciones a think tanks conservadores y partidarios del libre mercado en Latinoamérica, incluyendo a la Fundación Pensar, el think tank de Atlas que se fusionó con el PRO, el partido político creado por Mauricio Macri.

Frente a la crisis que enfrenta el neoliberalismo y la disputa geopolítica que China le plantea a Estados Unidos, hay un giro hacia la ultraderecha en muchos de los think thank, como se puede ver en la reciente victoria de Trump. En este año electoral en Estados Unidos, la extrema derecha lanzó un manifiesto llamado Proyecto 2025 organizado por la Heritage Foundation, que proponen que Trump tome en sus manos cuando asuma en enero. La ayuda de los think tanks a Trump, le dio vigor para mostrar su agenda conservadora: construir el muro anti inmigrantes, achicar el Estado, mayores controles en la educación, y ataques a la diversidad sexual.

Además hay un cambio en los medios utilizados para impactar en el sentido común de las mayorías a través del control de las redes sociales y medios de comunicación hegemónicos que forman parte de los que crean las fake news y elaboran campañas para fomentar el odio entre la población (para intentar suplantar los cuestionamientos a los grandes empresarios y los políticos de derecha). El objetivo es llevar adelante una batalla perpetua por la opinión pública.

La batalla de Milei: una copia de las políticas de la ultraderecha norteamericana

Una de las organizaciones más mencionadas recientemente es la plataforma extremista America First Policy Institute (AFPI), fundada en 2021 por dos exfuncionarios del primer gobierno Trump, de Estados Unidos, y es el think tank al cual presta atención Javier Milei. La AFPI argumentando que defiende el derecho de los «creyentes religiosos», promueve la intervención y la censura en los ámbitos educativos contra la difusión de ideas relacionadas a la diversidad étnica, cultural, de género y sexual. «Los derechos de los padres» es una de sus frases más repetidas. La apelación a “pensar en los niños” por parte de Milei o Villarruel es sólo una adaptación para Argentina, aún más simplista, de este tipo de campañas.

La organización estadounidense fomenta leyes estatales que exijan a las escuelas compartir los planes para las clases y la currícula con los padres, permitiendo a estos últimos rechazar materiales «inadecuados» y revocar la financiación federal a las escuelas que enseñan contenidos que no sean bien vistos por los conservadores. Gracias a normativas de este tipo en el año lectivo 2023-2024, más de 10.000 libros fueron retirados de las bibliotecas escolares de los EE.UU., según consta en un reciente informe del Centro PEN (que agrupa a escritores de todo el mundo).

En Florida la ley habilita que cualquier residente pueda impugnar títulos de las bibliotecas escolares siendo los ligados a la desigualdad racial y de temática LGBT los más atacados (llegando al extremo de prohibir libros de Tolstoi, Hemingway y Charles Dickens). Las temáticas censuradas reflejan la reacción de los conservadores contra los últimos movimientos de masas de Estados Unidos como el Black Lives Matter o las manifestaciones en las universidades contra el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino.

Santiago Caputo (tercero desde la izquierda), principal asesor de Javier Milei

El intento de impugnación en Argentina de autoras que tratan estos temas, es sólo una copia de la agenda que ya se viene aplicando hace años en el país del norte. También en las últimas semanas en las instituciones educativas de distintos niveles han comenzando a enviar a los padres los planes de estudio para que controlen su aplicación por parte de los docentes. Hay un objetivo en común, instalar sentidos comunes de derecha para redoblar la opresión sobre las grandes mayorías.

La derecha viene mostrando que no improvisan y no son ataques aislados sino que además de aplicar políticas de ajuste y de empobrecimiento sobre las grandes mayorías, pretenden apostar a la batalla cultural, sobre las mujeres y la diversidad, contra la lucha ambiental y negando el cambio climático, manifestando el odio a los comunistas, y que el enfrentamiento es con el marxismo cultural, como expresó Milei al ser entrevistado por la revista The Economist.

Una batalla en todos los terrenos contra la derecha y el sistema capitalista

A Milei en general, no hay que tomarlo de forma literal, por su uso frecuente de la exageraciones, mentiras o hasta delirios, pero no deja ser significativo que en la CPAC afirmó que: “Si no damos la batalla cultural no importa cuán buenos seamos gestionando» y agregó: “organizarnos internacionalmente nos permite que los zurdos no nos entren por ningún lado”. El Gobierno enfrenta un sin fin de contradicciones para perdurar en el tiempo, pero no deja de ser cierto que la batalla cultural está puesta en función de la política y de la economía.

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Si pretenden avanzar desde todos los flancos, la respuesta desde la izquierda revolucionaria tiene que ser en todos los terrenos. Adaptarse a los sentidos comunes que intentan instalar la Libertad Avanza, como hacen desde el PRO, la UCR o sectores del peronismo, sólo les facilita el trabajo. La organización de los estudiantes, docentes y no docentes, junto a todos los que enfrentan al Gobierno, es fundamental para frenar el avance de la derecha y pelear contra sus planes de ajuste, cercenamiento de la democracia y quita de derechos conquistados.

El odio que expresan éstos sectores es preparatorio, la construcción de un enemigo al cual eliminar, reivindicando los valores del orden blanco, catolico y heterosexual. Justamente que ataquen a las y los trabajadores, a las mujeres, a la diversidad, a los y las migrantes, está vinculado con la crisis capitalista, que produce una masa de trabajadores insatisfechos, migrantes que protestan por sus derechos, movimientos de lucha de mujeres, de la comunidad LGTB, universitarios y estudiantiles. Al no tener respuestas estructurales, es un problema para la derecha, pero también para los gobiernos que se denominan “progresistas”. Existe una relación de fuerzas conquistada que está en disputa porque los trabajadores no están derrotados. La clase obrera tiene predisposición para la lucha, como muestran numerosos ejemplos de la lucha de clases internacional y los movimientos sociales.

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Si tienen que atacar al comunismo es porque temen que se construya como la salida contraria a la que propone la derecha reaccionaria adicta a los empresarios y multimillonarios. Si ellos se organizan es necesario reforzar la organización para responder a sus ataques desde los lugares de trabajo y estudio, poniendo en pie asambleas y comisiones, recuperando los sindicatos y construir una alternativa de la clase trabajadora que batalle contra estas ideas y muestre que se puede luchar por terminar con este sistema y construir otra sociedad con otras bases económicas y sociales. El PTS en el Frente de Izquierda impulsó estos meses las jornadas por un futuro comunista en distintas universidades y facultades del país, en las cuales se dieron distintos debates sobre cómo enfrentar a la derecha y las salidas reformistas y pelear otra salida. La Izquierda Diario también es parte de este combate, mediante los nuevos programas y materiales en las distintas redes nos proponemos llegar a millones de personas porque la batalla de ideas se desarrolla en todos los terrenos.

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