El gobierno de Estados Unidos celebró este martes la decisión del presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, de revocar la ley marcial que había declarado horas antes.
A través de un comunicado, el secretario de Estado, Antony Blinken, expresó que Washington apoya el cambio y destacó la importancia de resolver las discrepancias políticas de forma pacífica y respetando el Estado de derecho.
“Celebramos la declaración del presidente Yoon de que revocará la orden que declara la ley marcial de emergencia de acuerdo con la Constitución de la República de Corea, tras el voto unánime de la Asamblea Nacional para rechazar la declaración”, indicó Blinken.
El anuncio de Yoon de imponer la ley marcial generó una ola de conmoción en el país asiático. Miles de manifestantes salieron a las calles durante la madrugada, congregándose frente a la Asamblea Nacional para expresar su rechazo a la medida y exigir la dimisión del presidente.
El mandatario surcoreano respondió con una intervención televisada en dónde defendió que la situación política obstaculizó gravemente su gestión, exponiendo las crecientes tensiones con el Parlamento dominado por la oposición.
Este escenario se agravó tras la decisión del Parlamento de rechazar su reciente declaración de ley marcial, un hecho que dejó al presidente en una posición aún más precaria, especialmente al enfrentar los índices de popularidad más bajos de su mandato.
La crisis política también motivó reacciones inmediatas desde el extranjero. Blinken reiteró en su comunicado: “Reafirmamos nuestro apoyo al pueblo de Corea y a la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur, basada en principios compartidos de democracia y Estado de derecho”.
La alianza entre Corea del Sur y Estados Unidos sigue siendo un pilar clave en la política de seguridad de la región. El rechazo unánime del Parlamento surcoreano y el posterior cumplimiento de Yoon destacan la fuerza de las instituciones democráticas en el país, una característica valorada por Washington en el contexto de su relación estratégica.
La rápida reacción del Departamento de Estado subraya, además, la importancia que tiene la estabilidad política de Corea del Sur para los intereses de Estados Unidos en Asia Oriental.
En paralelo, la resolución de este episodio puede fortalecer el respaldo popular a las instituciones democráticas en Corea del Sur, demostrando que los mecanismos constitucionales pueden prevalecer incluso frente a decisiones controvertidas del Ejecutivo.
La derrota electoral del Partido Democrático en las legislativas de abril dejó al presidente Yoon Suk-yeol con un gobierno paralizado y sin capacidad de avanzar con las leyes que había planeado implementar.
Desde entonces, la oposición intensificó su ofensiva, llevando a cabo 22 intentos de destitución contra miembros de su gabinete desde que Yoon asumió en mayo de 2022, incluyendo un décimo proceso iniciado tras la reanudación de la Asamblea Nacional luego de los comicios.
(Con información de EFE)