El miedo se apoderó de su alma. Escuchar ese diagnóstico, esa maldita palabra, la paralizó y la sumió en un desafío que no imaginaba con su salud. Lucía Galán se enfrentó a la siempre delicada labor de sumergirse en un quirófano para extirparle un quiste maligno.
Esa operación, que aconteció en agosto, generó un escenario de angustia y preocupación extrema. Afortunadamente, la famosa resultó ilesa de la operación, pero ahora transita por un largo periodo de rehabilitación de ese trabajo en su páncreas, por lo cual su regreso a la música se dilata.
Ya con el transcurrir del tiempo, la famosa logró ahondar en diversos detalles de todo el calvario y aportó datos desconocidos de todo el drama que vivió con la enfermedad. En primera instancia, Lucía contó: “Me detectaron un quiste en el páncreas en Madrid, en Buenos Aires me hice más estudios y me dio que era premaligno. Si pasaba el tiempo y no veían esas imágenes se convertía en un cáncer de páncreas fulminante”.
Así, la cantante explicó las posibilidades que le extendieron los especialistas sobre su cuadro y narró: “Las opciones eran operar, o cada seis meses hacerme estudios bastante invasivos y decidí operarme”. Y también corroboró los órganos que le intervinieron: “Me sacaron parte de la cola del páncreas y del bazo”.
LUCÍA GALÁN CONTÓ POR PRIMERA VEZ CÓMO FUE LA RIESGOSA OPERACIÓN POR UN CÁNCER
Respecto a las complejidades de esa intervención quirúrgica muy delicada y riesgosa, Lucía describió: “Fue una operación larga, de cinco horas, y bueno se hizo y el post tampoco fue fácil, con un drenaje que lo tuve muchos días. Fue molesto, fue largo, fue difícil, pero lo pasé«.
Con una valentía enorme, la artista profundizó en las secuelas positivas y las indicaciones inmediatas para su cuidado: “Ahora no está, se fue lo que tenía, pero imagino que cada tanto tendré que hacerme estudios y controles. De hecho en poco tiempo tengo que ir al médico”. Y también abrió su corazón al reflexionar: “No le tengo miedo a la muerte, pero el diagnóstico es fuerte”.