Hay algo paradójico en la pelea entre Javier Milei y el gobernador de Chubut, Ignacio Torres: la provincia patagónica está entre las relativamente prolijas desde el punto de vista fiscal -más allá de su deuda-. Y su gobernador fue el más tenaz opositor a que se derogara el impuesto a las Ganancias que hoy el presidente pugna por reinstaurar.
En contraste, las provincias que aparecen como aliadas del presidente se ubican entre las que históricamente dieron déficit y tienen una dependencia más alta de la asistencia financiera nacional.
Es cierto que Chubut tiene un problema de endeudamiento, como se encargó de destacar Toto Caputo, al difundir los datos del remanente de $119.000 millones con el fondo de desarrollo provincial. Además, tiene su deuda dolarizada por la cual este año tiene vencimientos por u$s137 millones. Sin embargo, el problema de la deuda no es exclusivo de Chubut: también Tucumán está al tope de la lista, con $72.000 millones, y eso no fue obstáculo para que Caputo elogiara públicamente al gobernador Osvaldo Jaldo, casualmente el únicoque no se alineó con el reclamo de las provincias contra Milei.
Lo cierto es que los números son bien gráficos:
*Sólo hay cinco provincias que aportan más a la Nación que lo que reciben por transferencias, y Chubut es la tercera (sólo percibe 7 pesos de cada 10 que aporta).
*Dentro del ingreso total de la provincia, Chubut sólo depende en 42% de la asistencia nacional, lo que la deja en el tercer puesto del ranking, después de CABA y Neuquén. En el otro extremo, Formosa es la más dependiente con 91%.
*Si se calcula las transferencias presupuestarias totales en términos per capita, Chubut fue en enero la segunda provincia -después de Mendoza- con menor nivel de asistencia: cada chubutense recibió en promedio $47.671. En la otra punta de la tabla, La Rioja fue la que recibió más, con $427.000 por habitante.
*Las estimaciones preliminares de Fundación Mediterránea sobre el año fiscal de las provincias marca a Chubut con un superávit de 2%, entre las de mejor saldo de las ocho que no tuvieron déficit.
Gracias a sus recursos naturales, como el petróleo, Chubut está entre las provincias que requieren menor asistencia financiera de la Nación
*Tras el recorte de las transferencias discrecionales dispuesto por el gobierno nacional, Chubut fue la tercera provincia menos afectada en su recaudación total. Claro que estos son datos de enero, antes del controvertido descuento por la deuda. Los datos de Iaraf indican que la caja chubutense sufrió sólo 2,2%, la tercera menos afectada después de CABA y Neuquén.
*Chubut es la segunda provincia del país, después de Neuquén, con mayor ingreso de regalías. El año pasado representaron un 20% de su recaudación total.
*En el listado de empleados públicos totales, Chubut está en el décimo lugar de los que tienen menor cantidad relativa: 86 cada 1.000 habitantes.
*Cuando se pone la lupa sobre las transferencias discrecionales, durante el año pasado, Chubut recibió $355.000 por persona, lo que la ubica en la quinta con menor asistencia del Tesoro.
Con la agenda del ajuste fiscal
Los números, desde ya, no significan que la provincia no tenga problemas para resolver. La propia deuda que disparó la crisis con el gobierno nacional es un indicador claro al respecto: con vencimientos por u$s137 millones en el año, es la tercera más endeudada en términos de volumen, después de Buenos Aires y Córdoba.
Es un tema en el que Ignacio Torres sufre el mismo problema que el riojano Ricardo Quintela -que acaba de declarar default por no poder afrontar un pago de u$s26 millones- y sus colegas. Es decir, ahora tiene que comprar dólares más caros, y cuenta con menos pesos para hacerlo, como consecuencia del recorte en las transferencias de la Nación.
Pero Torres tiene algunas diferencias: primero, su caja cuenta con dólares propios, dada la condición de exportadora que tiene la provincia, y su ingreso por regalías de la explotación de recursos naturales.
Y segundo, Torres pertenece al PRO, que hizo campaña electoral planteando la necesidad de sincerar el tipo de cambio y hacer un ajuste de las cuentas fiscales. Es decir, por el lado financiero tiene más recursos que sus colegas, y por el lado político tiene menos excusas para incumplir las obligaciones.
De hecho, uno de los gobernadores que más férreamente se había opuesto a la eliminación del impuesto a las Ganancias había sido Torres, que en su rol de senador por Chubut votó en contra, y vaticinó que se generaría una crisis fiscal para las provincias.
Más concretamente, había previsto que Chubut sería impactada en más de $25.000 millones. Y antes de asumir, había planteado la necesidad de un fondo compensador, previendo que sufriría una caída de 6,5% de los ingresos por coparticipación en su primer año de gestión como gobernador.
En irónico contraste, el entonces diputado Milei había levantado la mano para apoyar el proyecto de ley de su contrincante Sergio Massa, por el cual se perdería ingreso fiscal por medio punto del PBI.
La pelea con el presidente Milei le otorgó al gobernador Ignacio Torres una alta visibilidad política a nivel nacional
Por qué Milei eligió a Torres
Los politólogos no terminan de explicarse la motivación que llevó a Milei a elegir al gobernador Torres como enemigo político. Si se trataba de elegir gobernadores que fueran criticables por su falta de austeridad fiscal, había otros candidatos mucho más pasibles de ser señalados.
Hubo, evidentemente, una desilusión por parte de Milei, tras el fracaso de la ley ómnibus, que escaló con los recortes de transferencias que vinieron luego. De hecho, el propio Torres acusó al presidente de haber frenado, por una decisión política, la aprobación para una refinanciación de la deuda provincial.
Según el gobernador, el descuento que sufrió en la coparticipación fue una venganza por haber judicializado el reclamo por el recorte del fondo del transporte.
Pero hay otros elementos que justifican el encono de Milei. Ya apareció una pista al respecto en su carta pública del 9 de febrero titulada «Cambio de Reglas», donde anunció que iba a «exponer ante la sociedad» a los políticos que se mostraran poco colaborativos con la agenda reformista del gobierno. Y que, en caso de obstaculizar los cambios, serían denunciados por «sus negociados, privilegios y corrupción».
«Y eso es lo que vamos a hacer. No vamos a ser cómplices de los negocios de algunos con la industria pesquera, con el Señor del tabaco, con las empresas petroleras o con cualquiera de los otros intereses especiales que hacen lobby y ‘persuaden’ políticos para defender sus intereses», decía el párrafo más controversial de aquel mensaje.
Milei no dio nombres, pero dejó insinuado con claridad que tenía información sobre connivencia de los gobernadores con empresas que explotan recursos naturales.
Y, no por casualidad, cuando estalló el conflicto empezaron a circular en las redes sociales acusaciones sobre compromisos de Torres con el sector pesquero chubutense, frecuentemente acusado de eludir el pago de tributos mediante la subdeclaración de las capturas.
¿Un favor involuntario al gobernador?
También a raíz del reciente fallo del juez federal de Rawson, Hugo Sastre, corrieron versiones sobre las connivencias del poder chubutense. El juez es primo hermano del ex vicegobernador Ricardo Sastre, que acompañó durante cuatro años la gestión de Mariano Arcioni, quien tomó la deuda que generó la controversia con la Nación.
Milei ya demostró que es sensible a los intereses surgidos por relaciones familiares, a tal punto que echó funcionarios -como el ex director de Anses, Osvaldo Giordano– por el voto de su pareja en la sesión de diputados.
El juez Sastre ya había fallado a favor de la provincia en su reclamo por el corte de subsidios al transporte. «La decisión del Gobierno nacional ha sido inconveniente e intempestiva, provocando desequilibrio de las cuentas provinciales; una crisis empresarial en el sector afectado, y el perjuicio a los usuarios del sistema de trasporte público de pasajeros», fundamentó el magistrado.
Ahora, con su fallo sobre el «cese de la retención» de las transferencias a la provincia, lleva el conflicto a un nuevo nivel, en el que Milei apela al per saltum para hacer intervenir directamente a la Corte Suprema.
Lo curioso de la situación es que Torres ha incrementado su popularidad desde que estalló el conflicto. A nivel provincial, sus opositores del peronismo bajaron el tono de las críticas, dado que es un momento en el que el gobernador aparece como defensor de los derechos de los chubutenses contra el centralismo porteño.
Y, además, Torres se convirtió definitivamente en una figura política con conocimiento a nivel nacional. Resulta raro ver cómo hasta los medios de comunicación más alineados con el «relato K» lo han transformado en símbolo de la resistencia contra Milei. Contribuyó a eso, tal vez involuntariamente, el propio Milei, con sus apelativos despectivos, y lo mismo hizo su equipo de apoyo en las redes sociales, con los memes polémicos, como el que muestra al gobernador como una persona con síndrome de Down.
Inesperadamente, un gobernador casi desconocido para la opinión pública nacional, y militante del PRO, se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la política de ajuste fiscal de Milei y contra sus rasgos más controversiales, como la actitud agresiva hacia las provincias y el poder legislativo.
Torres -que antes del conflicto gozaba de un 57% de imagen positiva– ya es un referente a nivel nacional. Milei lo hizo.