En junio pasado se conoció un video en el que el gobernador Martín Llaryora hablaba de temas de gestión, de forma contradictoria e irreal, y que lo subió a redes el diputado nacional (UCR) Rodrigo de Loredo; previamente, en 2021, una empleada de una agencia de publicidad difundió dos videos falsos que buscaban dañar la imagen de Mario Negri, por entonces candidato a senador nacional.
Son sólo dos casos, resonantes, en los que las deepfakes se mezclan en la política. Esas acciones son ilegales.
Pero en esta “revolución” tecnológica que nos trae la inteligencia artificial (IA), las deepfakes se han introducido en otros ámbitos de la vida cotidiana, uno de ellos muy sensible, como lo es el turismo.
Inteligencia Artificial, desafíos y dilemas éticos en la periferia del nuevo mundo tecnológico
Ya en décadas pasadas no era difícil encontrarse en plataformas de viajes con algunos ilícitos, cuando aún no había irrumpido la IA. Es el caso de una familia cordobesa que contrató un hotel en Santiago de Chile, en base a la información y las fotos publicadas en una de esas plataformas, y cuando arribó se encontró con un hotel en obras y en estado ruinoso.
Pero ahora el problema se intensifica, ya que el uso de las nuevas tecnologías se acercan peligrosamente a la realidad.
En un completo informe de Pablo Tortosa Rivas en Ladevi Argentina se habla del uso de herramientas de promoción y marketing generadas con IA y, paralelamente, de la utilización de deepfakes con imágenes y videos manipulados que engañan a los viajeros mostrándoles destinos, servicios y experiencias que en realidad no existen.
Los ejemplos son comunes en redes sociales: muestran playas paradisíacas, con mares turquesa y alojamientos de lujo soñados creados con IA, que en realidad no existen.
Según el informe citado, incluso hay influencers que promocionaron supuestos destinos ocultos en Europa del Este o Asia, creados con deepfakes que resultaron ser fraudes digitales.
Al haberse generalizado la tendencia de que muchos turistas acostumbran “armar” sus propios viajes, confían en los contenidos que encuentran en muchos sitios y deciden en consecuencia; así, hacen reservas de viajes basados en expectativas irreales: al llegar a destino se encuentran con una playa que no es la elegida, el hotel no tiene nada que ver con las fotos y los servicios brillan por su ausencia.
Eso, además de generar desconfianza y afectar la reputación de muchas agencias y operadores turísticos legítimos, abre las puertas a otros ilícitos, como posibles estafas.
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Ejemplos de engaños
El informe elaborado por Ladevi da cuenta de múltiples engaños recientes en el turismo, entre ellos:
– Varias agencias denunciaron –en 2024– la aparición de “resorts fantasmas” en el Caribe, que proliferaron en redes con imágenes perfectas generadas con IA.
– Se viralizó en Tik Tok un supuesto tren panorámico que “unía Roma con Venecia en dos horas” con vistas surrealistas. El video, generado con IA, se reprodujo millones de veces antes de ser desmentido.
– Usuarios de plataformas de reservas reportaron anuncios con fotos de departamentos creadas con IA, en ciudades como París o Barcelona, y que nunca estuvieron disponibles para turismo.
– En Malasia ocurrió un caso que pone el foco en esta problemática: una pareja oriunda de ese país navegaba en YouTube y Facebook y descubrió un video reportaje en el que aparecía un teleférico idílico en Perak. No lo pensaron dos veces y se dispusieron a viajar a esa localidad. El problema fue que se trataba de un engaño generado con IA en el que, incluso, se podía ver a un reportero –también generado con IA– describiendo las atracciones de algo que no existía.
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Medidas para enfrentar el problema
Expertos advierten que se necesitan protocolos de verificación más estrictos y sugieren algunas medidas:
Etiquetado de contenido generado por IA, para que los usuarios sepan cuándo están viendo un render o una simulación.
Sistemas de certificación visual, en agencias y plataformas de reservas, que acrediten que el contenido es real.
Educación digital para los potenciales viajeros, para que aprendan a detectar manipulación en fotos y videos (cielos demasiado uniformes, rostros borrosos, detalles arquitectónicos inexactos).
Uso de la IA a favor del turismo: las mismas tecnología que crean las deepfakes pueden utilizarse para detectarlas y bloquear campañas fraudulentas.