Flores amarillas
Las siete personas se sentaron alrededor de una mesa donde el buen humor no primaba. Todos integrantes importantes del PRO, el partido fundado -y hoy presidido- por Mauricio Macri, discutían un tema clave: qué hacer en la Ciudad de Buenos Aires con las elecciones nacionales de octubre y qué hacer para esa cita del mes de octubre con La Libertad Avanza.
«No voy a ser parte de este acuerdo», dijo sin dudar María Eugenia Vidal, la ex gobernadora bonaerense que hoy es diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires y cuyo mandato parlamentario finaliza en diciembre.
De ese modo, la apodada «Heidi» se quedará sin banca. «No me cambia nada la vida, puedo estar perfectamente sin un cargo», dijo la exmandataria provincial quien hoy dedica gran parte de su faena a la Fundación Pensar y a la Fundación Hacemos, que trabaja en temas de educación para los sectores más postergados.
Como a Vidal, a la mayoría de los participantes de esa reunión no les parece adecuado soportar el sojuzgamiento político al que Karina Milei y los suyos someten al PRO. Allí estaban -también con gesto adusto- Silvia Lospennato (quien encabezó la lista amarilla en la pasada elección porteña), Waldo Wolff (exministro de Seguridad porteño), la vocera porteña Laura Alonso, el exministro macrista Hernán Lombardi y el jefe de Gabinete porteño Gabriel Sánchez Zinny. También bebían café el colaborador más directo de Mauricio Macri, Fernando De Andreis, el designado como negociador con los libertarios Ezequiel Sabor y el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri.
Ante la prudencia de la mayoría, Wolff fue en el mismo sentido que Vidal y allí se soltaron las lenguas. Casi todos explicitaron que el acuerdo en tierras porteñas con La Libertad Avanza era un remedio casi peor que la enfermedad de desdibujarse, precisamente en el lugar de nacimiento del PRO y donde gobiernan desde 2007.
Finalmente, todos ingirieron el mal trago de la nueva alianza (que no tendrá la sigla partidaria ni el color amarillo en ningún lugar de la lista) y aceptaron el pedido de Mauricio Macri de no volver a perder en la Ciudad, donde en algún momento los globos y las canciones de «Tan Biónica» fueron una marcada tendencia. Ella sabía que él sabía, que algún día pasaría, que vendría a buscarla, con sus flores amarillas…
Tapa tapita tapón
Por estas horas, los nombres para las listas nacionales de octubre circulan a toda velocidad. Y son varios los que quieren que ni se los mencione, para no cumplir con el viejo dicho de «el que suena, suena»; y perder rápidamente acciones para «ser».
En las filas libertarias se habla como posibles cabezas de lista de LLA para la Cámara de Diputados a la hoy ministra Sandra Pettovello y también a Pilar Ramírez, la legisladora porteña que es la mano derecha de Karina Milei y una férrea crítica de la gestión ciudadana del PRO. También para Diputados se menciona a Jimena De la Torre y a Sabrina Ajmechet.
Patricia Bullrich tiene todos los números para encabezar la lista para el Senado. Pero el dato nuevo es quién podría ser el compañero de fórmula de la inoxidable Patricia para quedarse con la segunda banca para el Senado. Más allá de que algunos en el Poder Ejecutivo insistían con postular allí al hoy jefe de Gabinete Guillermo Francos, en el Gobierno de los Milei hoy se habla de «un tapado».
Este hombre sería alguien ideológicamente muy alineado con el ideario mileísta, aunque no demasiado conocido para el gran público. Así, se complementaría el perfil duro (pero político clásico) de Patricia Bullrich con un propagador de las ideas más radicales del mileísmo pero que no forma parte del armado de «Las Fuerzas del Cielo», el nucleamiento que encabeza el activo «Gordo Dan» y que responde a los dictados del joven asesor Santiago Caputo. Digamos, o sea…
Peronismo salvaje
En el mundo peronista se pone hoy el acento en la elección parlamentaria bonaerense del 7 de septiembre, pero nadie deja de otear el armado de alianzas y de listas para la elección de diputados y senadores nacionales de octubre.
En la provincia de Buenos Aires solo se elegirán diputados nacionales y el díscolo Juan Grabois hace ruido por estas horas sobre la incorporación o no de su agrupación política al frente «Fuerza Patria», atado a su nivel de protagonismo en la conformación de las listas.
Grabois es bien querido por Cristina Elisabet Kirchner y por su hijo Máximo, quien lo sentó a su lado en una charla en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, pocos días después de que el dirigente social cruzara con dureza a Sergio Massa y protagonizara un intercambio tuitero salvaje con Sebastián Galmarini, cuñado de Massa y dirigente clave del Frente Renovador.
Como está hoy la interna a cielo abierto del peronismo, por diferentes razones ni Massa ni Grabois podrían encabezar la lista de diputados nacionales del frente peronista para octubre. Massa sabe que su «protagonismo» pondría a su paso por el Ministerio de Economía y la inflación en el centro de la discusión, y Grabois sabe a ciencia cierta que ni el exministro ni los poderosos intendentes del conurbano militarían una lista con su nombre en la cabeza.
La duda persiste en si Grabois prefiere dinamitar puentes y esperar hasta el último día de presentación de listas para definir si es parte del acuerdo peronista o si jugará su suerte con su agrupación política, lo que sería un daño determinante para «Fuerza Patria». Desde San José 1111, donde CFK cumple prisión domiciliaria, ya hicieron llegar el mensaje del desacuerdo con esa conducta rebelde. ¿Tal vez una eventual postulación a diputado de Máximo Kirchner habrá serenado al ruidoso Grabois? Todos unidos ¿triunfaremos o perderemos?