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sábado, 19 julio, 2025
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Caíto Leconte: ‘La juventud entendió el mensaje de Milei porque es auténtico’

En una entrevista a fondo con La Derecha Diario, Ricardo “Caíto” Leconte, primer candidato a diputado provincial por La Libertad Avanza en Corrientes, trazó un recorrido personal y político que lo vincula desde joven con las ideas del liberalismo clásico. Con una fuerte impronta cultural, Leconte reivindica la batalla de las ideas como el eje vertebrador de su militancia, y señala que su ingreso formal a la política responde a la necesidad de pasar de la teoría a la acción legislativa. Reivindica su historia dentro del Partido Liberal correntino, aunque reconoce que fue necesario abrir un nuevo espacio cuando este perdió el rumbo ideológico. Su objetivo: legislar como ciudadano común, sin privilegios, y en sintonía con los principios de Javier Milei.

A lo largo de la charla,  Leconte subraya la figura de Milei como el “gran comunicador” del liberalismo, a quien conoció hace más de una década y con quien comparte la convicción de que sin una batalla cultural sostenida, las reformas económicas no perduran. Sostiene que la juventud ha sido clave en este proceso  y que Corrientes, históricamente liberal pero postergada en términos de infraestructura y desarrollo, tiene ahora una oportunidad única para alinearse con la transformación que impulsa el presidente. En ese sentido, asegura que la defensa de la libertad no solo se da en el Congreso, sino también en las aulas, en los libros y en la coherencia de vida pública y privada.

Entrevistamos al candidato a diputado de La Libertad Avanza en Corrientes Ricardo Leconte.

La entrevista completa a Ricardo «Caíto» Leconte

Ares: Ricardo, primero que nada te quería preguntar  por qué entraste en la política, cuando podés llegar a tener algunas implicancias personales y demás que pueden llegar a ser complicadas.

Caíto Leconte: Bueno, yo abracé las ideas liberales desde muy joven y estuve siempre afiliado al Partido Liberal de Corrientes, que defendía las ideas liberales aquí en la provincia, un bastión desde el partido más antiguo del país. Se fundó en 1856 y mantenía una identidad. La identidad liberal era a través del Partido Liberal.  Yo considero hace muchos años, producto de la situación política en Corrientes, las alianzas con el radicalismo y con el peronismo del Partido Liberal alejaron al partido de su identidad. Entonces, en ese sentido, yo, estando adentro del partido, planteaba liderar un proyecto liberal libertario para Corrientes.

No, nunca se dio, y entonces, al cabo de un tiempo, creamos una fundación para difundir las ideas de la libertad y dimos la batalla cultural de hace muchos años, de toda una vida. Y  considero que, entonces, siempre estuve en la política sin haber tenido nunca un cargo político, pero siempre difundiendo las ideas, planteando proyectos, escribiendo, dando charlas. Y, bueno, siempre con la expectativa en algún momento de plantearle al electorado una posición política, y lo hice en el 2021, cuando hablamos entre muchos liberales en el país para que pudiéramos alguna vez tener tres o cuatro legisladores en el Congreso. Ese año se presentó Javier Milei, Victoria Villarruel, Ricardo López Murphy, José Luis Espert se había presentado antes, pero algunos amigos del Chaco, de Córdoba, y nosotros, yo me presenté acá, y nos fuimos a las PASO, ¿no?

Y tuvimos una buena aceptación del electorado, sacamos más votos que los partidos tradicionales acá, del Partido Liberal, al que yo no digo que enfrenté porque usé para entrar el sello del partido, pero saqué más votos. Entonces dijimos: acá hay todo un movimiento que se está generando hacia las ideas liberales, y bueno,  ahí explotó lo de Javier Milei, ¿no? Y, bueno, considero eso, que tenemos que dar la batalla. Yo siempre digo: nosotros hemos dado la buena batalla, que es la batalla cultural, y tenemos que pasar a la acción política para darle esa batalla cultural en la Legislatura, en este caso que me toca a mí ahora.

Yo quiero ir a la Legislatura, pero no a perpetuarme en el poder, sino a legislar, a controlar, como dice el presidente, devolverle el poder a la gente, dejar sin efecto privilegios, beneficios de la política. Yo considero que uno no puede legislar si no es un ciudadano común. Si yo me alejo del ciudadano común, no puedo legislar para el ciudadano común. Entonces, debo ir a dar el ejemplo, a generar esto que hemos hablado siempre, y dando la batalla cultural, plantearlo en el Congreso de la Nación. Ese es un desafío que, como liberal, yo siento, y quiero que la gente sienta que hay un ciudadano común que tiene un cargo circunstancial, y que pueda legislar y representar al ciudadano común, porque soy un ciudadano común.

Si dejo de ser un ciudadano común, no los puedo representar. Entonces, es un desafío muy interesante este de seguir dando la batalla cultural, pero ya en el ambiente político, porque el ambiente político tiene todo un tema de estructuras, de acuerdos y cuestiones que uno tiene que ir a plantear. Y la verdad que ese desafío nos motiva. Y sobre todo otra cosa: el presidente Javier Milei está llevando adelante una reforma estructural de la Argentina, y él, como liberal, necesita de liberales en los lugares de decisión, en los lugares donde se resuelven las cuestiones.

Y los liberales no somos tantos. Entonces, es importante que nos involucremos en la arena política para llevar adelante las propuestas que el presidente, con éxito, ya está generando en el país, que nosotros podamos transformar esas ideas, bajarlas a Corrientes, que es una provincia que tiene un estilo liberal en su historia, pero bueno, ahora un poco adormecida. Y bueno, nosotros tenemos ese desafío. Acompañar al presidente en esta transformación del país, yo creo que es fundamental, desde el lugar que nos toque, ¿no?

Algunos siguiendo en la batalla cultural, otros dando la batalla cultural desde adentro de la política. Y bueno, como liberales, tenemos ese desafío, porque tenemos mayor responsabilidad, porque siempre hemos dicho o hemos tenido un discurso, y ahora tenemos que demostrar si solo fue un discurso o realmente es un estilo de vida.  Yo considero que el liberalismo, para mí, es un estilo de vida. Y bueno, por eso es de mayor responsabilidad lo que hagamos, digamos, y legislemos a partir de diciembre, ¿no?

| La Derecha Diario

Ares: Sí, te quería preguntar, hablaste muchas veces de la batalla cultural, ¿no? El otro día entrevisté a Adrián Ravier, que va a ser candidato en La Pampa, también por La Libertad Avanza, y hablábamos precisamente de esto, de la importancia de la batalla cultural. Porque si bien la libertad te garantiza éxito económico, podemos ver en la región que Chile, el éxito económico por sí solo no trajo que el pueblo defienda esas ideas, defienda esa prosperidad, y que lo dé como algo dado, como algo que nunca se puede llegar a perder.

Por eso te quería preguntar: vos hablás mucho de la batalla cultural, ¿qué importancia le das precisamente en la escena política del país? ¿Por qué creés que es tan importante?

Caíto Leconte: Yo creo que es fundamental. Porque te decía: los liberales no somos tantos, los convencidos no somos tantos. No somos el 56% de los liberales. El presidente ganó las elecciones, él es un liberal, pero ganó las elecciones por múltiples situaciones: por su personalidad, por su conocimiento, por su coraje y decisión del rumbo que tiene que llevar la Argentina. Pero se dieron una serie de factores.  Si mañana tuviéramos unas elecciones solo de liberales, seríamos muy pocos, ¿no? Entonces, hoy la gente empieza a hablar de equilibrio fiscal, que no haya déficit fiscal, que bajen los impuestos. ¿Y por qué hace eso la gente?

Y la política toma ese mensaje, porque  cambia el paradigma, ¿no? La gente es la que está solicitando esos cambios, entonces la política los toma, y a partir de ahí cambia el rumbo de la cosa pública. Entonces, el cambio cultural, la batalla cultural, es fundamental.  Porque el presidente ahora puede hacer todas las reformas pro mercado y otras cuestiones, pero terminado eso, si vos no lográs triunfar en la batalla cultural, todo ese proceso se viene abajo.

Entonces, el cambio cultural, la batalla cultural, es fundamental. Porque el presidente ahora puede hacer todas las reformas pro mercado y otras cuestiones, pero terminado eso, si vos no lográs triunfar en la batalla cultural, todo ese proceso se viene abajo.

Y nos pasó en la Argentina.  Ya hubo un período en los 90 en que Argentina se abrió al mundo, tuvimos mercados abiertos, privatizaciones —que no se hicieron a la par—, no se dio la batalla cultural. Entonces, al cabo de un tiempo, mucha gente que votó las privatizaciones luego votó su estatización, y  volvimos atrás en una cantidad de adelantos que tuvo la Argentina. Aerolíneas Argentinas nos ha costado cuántos millones, miles de millones de dólares. Yo siempre digo: este tema de Aerolíneas Argentinas ha costado más que toda la infraestructura que necesita Corrientes para desarrollarse en trenes, en puertos, en energía.

Recuerdo a la gente: Corrientes, la zona del NEA, es la única zona del país que no tiene gas natural. Nosotros seguimos aquí con garrafas, como a mediados del siglo XX. Entonces, si nosotros no inculcamos a los jóvenes la lucha por la libertad, los beneficios que traen estas ideas, podemos lograr objetivos circunstanciales.

Y los cargos políticos son circunstanciales, justamente. Los principios son eternos. Entonces, yo puedo estar hoy en un cargo político y puedo desarrollar la batalla cultural, pero mañana, si no estoy, eso se pierde. Si uno logra inculcar los principios del liberalismo, esos son eternos.

Y quedan para las siguientes generaciones, que van a seguir defendiendo esas ideas.  Entonces, es fundamental la batalla cultural. Yo creo que el presidente lo destaca.

Él destaca la lucha electoral que lleva adelante y política, pero destaca la batalla cultural en un mismo plano, con la misma importancia.  Y es importante eso. Antes, los jóvenes —ser revolucionario era ser de izquierda—, era ir por el poder, un poco desde la épica, buscando cambiar las cosas. Hoy, ser revolucionario es ser liberal. Porque el liberal es el que quiere desarmar el statu quo, quiere generar el cambio, quiere modificar el estado de situación.

Entonces, hoy ser revolucionario es ser liberal. Y eso la juventud lo está captando, lo está entendiendo. Y nosotros, los mayores, tenemos esa responsabilidad. No solo hacer política, sino hacer política y dar la batalla cultural.

Es fundamental que nosotros, con nuestro ejemplo, cuando nos toque llevar adelante una responsabilidad pública, no solo agarremos el cargo, sino tomemos también la carga. Y la carga significa, para un liberal, renunciar a privilegios, renunciar a beneficios, buscar desregular, buscar que las medidas que muchas veces se legislan se analicen previamente: qué impacto fiscal tienen, qué impacto económico, qué impacto pueden tener en la producción. Porque si no, nos pasa esto que vemos nosotros acá en Corrientes, en la televisión, lo que pasa en el Congreso de la Nación, que se legisla con altruismo, con palabras grandilocuentes, pero no se dice de dónde se sacan los recursos, de qué manera se puede llevar adelante esas ideas.

Y terminan hipotecando a las generaciones futuras por decisiones que se toman hoy, de gente que no es responsable y no va a tener que pagar la irresponsabilidad de la política presente. Entonces, para mí la batalla cultural es fundamental y tenemos que darla a la par de dar la batalla en la política.

Ares: En base a eso te quería preguntar: últimamente y precisamente desde la irrupción de Milei —que, por lo menos a mi parecer, es algo que ha resurgido no solamente en Argentina sino también a nivel global—, ¿qué rol le asignás vos a Milei en este fenómeno?

Caíto Leconte: Ah, fundamental. Es, para mí, el mayor comunicador de las ideas liberales. Porque por su conocimiento —él es una persona, un técnico, un especialista—, pero aparte es un gran comunicador, y su personalidad tan decidida lleva a la gente a captar las ideas. La percepción que yo siempre tuve es: cuando alguien encuentra un tesoro, lo primero que hace es mostrarlo a su familia, a sus amigos, contarles: “he descubierto esto”.

Bueno, eso a mí me pasa con las ideas de la libertad. Es un tesoro y yo quiero contarlas.  Quizás uno no tiene la capacidad para comunicar como la que tiene el presidente  Javier Milei. Entonces él, para mí, es el gran comunicador de las ideas liberales. Y ha ingresado en los jóvenes, ha captado la atención de los jóvenes —que en muchos casos estaban totalmente apartados de la política o del pensamiento—, y con Javier Milei han empezado a preocuparse por autores liberales. Hoy los jóvenes te preguntan: ¿a quién se puede leer? ¿Dónde se puede uno formar? Y tiene que ver con esta batalla.

Porque el proceso de Javier Milei no empezó en la lucha electoral. Él no dijo “yo voy a ser político”, sino que dijo “yo doy la batalla cultural”. La dio en la academia, la dio en los medios, y luego fue político. Entonces, el impacto que él ha generado en las generaciones, en los jóvenes, es fundamental.

Y bueno, nosotros tuvimos la suerte de conocerlo hace once años y la verdad que nos impactó desde el primer momento. Y bueno, hemos —quizás no digo a la par—, pero hemos acompañado el proceso de esa batalla cultural que dio el presidente desde el primer momento. Antes de que se hiciera mediático, cuando era solamente académico, pero ya tenía esa impronta, esa explosión y esa manera de expresar  las ideas que hace que uno se contagie y que uno quiera salir también a contarlas y a convencer.  Porque son las ideas que nos hicieron grandes como país en el siglo XIX, y cuando las olvidamos empezamos a sufrir las consecuencias.

Y hemos acompañado —cuando vos me decís qué importancia le damos—, nosotros desde el Club de la Libertad, que es una fundación que tenemos para defender las ideas de la libertad, con un grupo de amigos —donde Alberto Medina Méndez es el presidente— ayudamos, acompañamos en la edición de dos libros del presidente Javier Milei. Uno es El retorno al sendero de la decadencia argentina, se llama el primero, que pudimos nosotros acompañar en la edición. Y el otro se llama Maquinita, inflita y devaluta, son dos libros que tengo acá, que acompañamos en la edición. Acá está el Club de la Libertad, este es el logo de nuestro club, y acompañamos en la edición de esos dos libros del presidente.

Siempre estuvimos preocupados por la batalla cultural. Esto no fue por un cargo. Nosotros cuando hacíamos estas cosas, estas reuniones, difundíamos las ideas de la libertad, pensábamos quizás en algún tiempo —quizás en 50 años— la Argentina pueda disfrutar de estas ideas. Alguien va a cosechar lo que estábamos sembrando. Y apareció.

Entonces vamos a decir: la importancia de Javier Milei es mayúscula. Al cabo de 10 años estamos viendo una transformación de la Argentina, el retorno de la Argentina al mundo, el retorno de nuestras ideas. Y se ven los resultados, porque la gente te dice: “pero estas ideas…” Sí, se ven los resultados. Los índices de pobreza se han reducido del 50 y tanto al 30 y tanto, y bajando. Y se ha frenado la inflación, se reactiva la economía. Ese es un tema a seguir dando, con más razón ahora, que nuestras ideas se están aplicando.

Es más fácil ser opositor. Y en este momento en que las ideas se están aplicando es cuando más hay que defenderlas. Y también tiene que ver un poco con el hecho de ingresar a la arena política, a la arena electoral.

Ares: Te pregunto ahora, todos conocemos a Milei como político: ¿cómo es Milei como persona?

Caíto Leconte: Bueno, nosotros lo conocemos por esta cuestión de instituciones.  Es una persona muy transparente. Así lo conocí yo: muy transparente, de decir las cosas como son, no se guarda, no mide. Él es auténtico. Yo siento que es eso: es auténtico. Como lo ves hoy, era hace diez años.

Yo cuento una anécdota siempre. La primera vez que vino a dar una charla, dio dos charlas en Corrientes. Y yo invité a mi familia —no éramos muchos—, invité a gente vinculada al liberalismo. Cuando salimos de la reunión, que fue impactante, fue motivadora, la gente mayor me decía: “che, pero las formas, lo de siempre, las formas, las maneras…”. Y mi hija, que tenía 16 años o algo por el estilo en ese momento, me dijo:  “Papá, le entendí todo”. Ella estaba estudiando el ingreso a Medicina, y me dijo: “Papá, le entendí todo”. Y yo dije: acá hay algo. Los jóvenes captaban inmediatamente el mensaje.

Porque él es auténtico, es como es, como se muestra.  Yo creo que él es tan auténtico que siempre dice la verdad. Eso es lo que se ve, y eso es. En un mundo de apariencias —actual, de apariencias, que tiene dobleces—, tener una persona auténtica… eso, como dicen los jóvenes, los jóvenes “pagan”, y así es el presidente. Él llega a los jóvenes porque es auténtico, yo creo. No tiene dobleces. Esa es la impresión que tengo.

Es fundamental. En una Argentina agobiada por la mentira apareció alguien que te dice la verdad, y eso es muy importante. Eso es un cambio de rumbo. Y se juega por la verdad, sobre todo.

Ares: Te quería preguntar, ya yendo un poco más al terreno político: ¿qué particularidades políticas encontrás en tu provincia?  ¿Qué nos podés contar que sea diferente al resto? Recién contabas, por ejemplo, lo del hecho de que todavía no tienen gas natural. ¿Qué nos podés contar de lo que necesita la provincia, de lo que creés que pueda aportar el liberalismo, las ideas de Milei, precisamente?

Caíto Leconte: Corrientes tiene una larga tradición con las ideas liberales, que se ha olvidado. Nosotros tenemos una clara dependencia del empleo público. Tenemos estas cuestiones. Nosotros tenemos una represa, que es la represa Yacyretá, que produce energía, el 20% de la energía eléctrica del país la produce Yacyretá. Y nosotros pagamos la energía como si el kilómetro cero de la energía, como si la represa estuviera en Ezeiza. Se nos cobra el flete, y pagamos la energía más cara del país, teniendo la represa en nuestro territorio.

Sufrimos, por ahí, los embates ambientales de la represa, y sufrimos también los embates de un falso federalismo, que nos hace pagar —en vez de al pie de la represa— la energía con un transporte que no existe.  No tenemos gas natural, te decía recién.  No tenemos infraestructura en rutas. En Corrientes hay solamente 100 kilómetros de autopista: de Mocoretá a Paso de los Libres. Después, no tenemos autopistas. Son todas rutas, algunas de más de 60 años, mal mantenidas.

Entonces, a Corrientes le falta infraestructura para poder sacar la producción. Tenemos 300 kilómetros de vías férreas, cuando en el año 1901 teníamos 800 kilómetros de vías férreas. Entonces, toda la producción se saca por camiones. Eso encarece los fletes, hace más peligrosas las rutas —que ya están en una situación precaria—. Estamos desconectados de La Pampa. No tenemos el único puente que nos conecta con el Chaco: el puente General Belgrano. Necesitamos infraestructura de puente, de Goya o Lavalle a Reconquista, que nos una con la Pampa Húmeda.

No tenemos vías férreas, no tenemos…  Todas estas cuestiones hacen que producir en Corrientes sea muy difícil, sea muy caro. Entonces hay una cantidad de cosas que nosotros tenemos que atacar.

Y después tenemos cuestiones institucionales.  En Corrientes, por ejemplo, no hay una ley de acceso a la información pública.  Entonces, no sabemos cómo se gasta, en qué se gastan los fondos públicos. O sea, la calidad de infraestructura y la calidad institucional en Corrientes pueden tener un renacer. Y es necesario que lo tengan, porque si no, es muy difícil que una zona productiva como Corrientes —con  gente muy capacitada y muy emprendedora— tenga el apoyo necesario para poder desarrollarse.

El Estado termina siendo, en Corrientes, una estructura que, en vez de impulsar el desarrollo, termina desistiendo la intención de los particulares de llevar adelante sus emprendimientos. Entonces, hay cosas por hacer en Corrientes. Hay que legislar para facilitar, no tener un Estado que termine siendo un socio caro, sino tener un Estado mínimo, que desregule, que te dé facilidades y condiciones para producir lo más rápido posible, de la manera más conveniente y rápida. No tener habilitaciones eternas para abrir un local.

Está todo por hacer. Y la intención de uno es ir a la Legislatura para controlar, pero sobre todo para desregular. Hay una inflación legislativa que nos hace improductivos y hace que nuestra provincia, en vez de explotar las fuerzas productivas, termine desistiendo de esa posibilidad de expansión. Entonces, hay muchísimo para hacer en una provincia. Somos una de las provincias más pobres del país y tenemos ese gran desafío de generar una provincia con todas las posibilidades.

Tenemos frontera con tres países, estamos en el centro del Mercosur, pero ni siquiera tenemos la posibilidad de tener vía férrea para ser una vía de paso obligada de la  conexión bioceánica, que es uno de los temas que tenemos que plantearnos: sacar toda la producción por el Pacífico. Y Corrientes está en el centro de todo eso, y por ahí mira como invitado el desarrollo que se está generando en Paraguay y en Brasil, y nosotros no estamos a la altura de ese desarrollo. Corrientes tiene que estar a la altura de las transformaciones que se están llevando adelante en el país. Y ese es el gran desafío que tenemos por delante.

Ares: Bueno, para terminar te quería preguntar. Vos hablaste mucho también de entender las ideas detrás, los fundamentos de las ideas de la libertad. ¿Qué libro le recomendás a alguien que quiere empezar a interiorizarse para precisamente empezar a entender un poco más estas ideas?

Caíto Leconte: Bueno, a mí Alberdi  siempre me… Si vos me preguntás qué leí yo: primero creo que leí su carta a la Universidad de Buenos Aires, estando él en el exterior, su primera carta. Ese es un artículo que recomendaría como para empezar a leer.  La conferencia de Alberdi que se leyó en la Universidad de Buenos Aires, unos años —dos años, tres años— antes de su muerte, eso me parece interesante. Uno puede empezar por ahí.

Y luego un libro que a mí de joven —lo leí muy joven— fue Camino de servidumbre, de Friedrich Hayek, que hablaba del totalitarismo, de la instrucción del totalitarismo, y cómo íbamos hacia el futuro, que se concretó.

Y otro tema. Bueno, hay muchos. Yo tengo mi biblioteca, la verdad que estoy orgulloso de mi biblioteca. Pero  La acción humana, de Mises, también es un libro que recomiendo. Bueno, La rebelión de Atlas es un libro de Ayn Rand también. Hay infinidad. Hay infinidad de libros que podría recomendar.

Pero otra cosa que yo leí mucho en mi juventud fue la colección de Ideas sobre la libertad, de Alberto Benegas Lynch. Porque ahí escribían autores como Leonard Read, Henry Hazlitt, el mismo Benegas Lynch, Mises, Hayek.  La verdad que es un compendio, es una colección que yo valoro mucho.

Pero hay otra, de prolijidad, que se llama Ideas para la libertad, que la tengo como un tesoro. En este artículo escriben Sennholz, Leonard Read; en este escribe nuevamente Henry, Alberto Benegas Lynch, Hayek, Hazlitt. Son —la verdad— un material que en mi juventud me abrió la cabeza, en un país que, totalmente… Me hizo redescubrir que había otras ideas, que lo que se hablaba en la política y que se escuchaba en los medios no era el camino.

Estas colecciones me abrieron la cabeza y me hicieron ver que había otras ideas. Y que yo pensaba que no se aplicaban en ningún lado del mundo, y después me di cuenta que se habían aplicado en la Argentina, en el siglo XIX. Y que por eso nos habíamos transformado en uno de los países más avanzados, que luego pudo vencer el analfabetismo, y que significó un faro para el mundo.  Y que fuimos el puerto de llegada, o la puerta de llegada para muchas personas que pudieron “hacer la América”.  La hicieron acá.

Entonces, esas son las ideas que yo considero que van a transformar al país.  Gracias a Dios que lo puedo ver, y eso tiene mucho que ver Javier Milei. Y por eso también nuestro compromiso en la batalla cultural, y nuestro compromiso en la lucha electoral. Porque estas ideas hay que defenderlas en la academia, y hay que defenderlas en las calles, en las instituciones. Porque sabemos el resultado y el beneficio que pueden traer para la gente, para el pueblo argentino. Y seríamos irresponsables si no damos esa lucha.

Entonces yo digo: hay que dar la batalla, pero hay que dar la buena batalla. Y la buena batalla está en las ideas, y en tratar de llevarlas a la práctica.

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