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jueves, 3 julio, 2025
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Pobreza: el número más sorprendente convive con el lamento de no llegar a fin de mes

Es una paradoja de la era Milei. Luego de presentar a sus perros en un streaming el fin de semana, el Presidente disparó –entre insultos a periodistas y políticos- un número imprevisto: 11 millones de personas salieron de la pobreza en un año. Pareció una rareza, sobre todo, cuando economistas y analistas publican diariamente datos que describen que parte de los argentinos no consigue llegar a fin de mes. Sin embargo, ambas experiencias podrían convivir.

El cálculo se había difundido unos días antes, el jueves por la noche. Se trataba de una proyección con base en datos del Indec realizada por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS). Allí se informaba de una baja de la pobreza al 31,7% en el primer trimestre de 2025. O sea, una disminución –si los microdatos del instituto lo confirman- de 23,1 puntos con relación al mismo período de 2024, cuando la pobreza tocó su pico (54,8%).

Esa caída –en niveles absolutos y teniendo en cuenta la población proyectada, ya que el Indec mide sólo en 31 aglomerados- implicaría que unos 11 millones de personas dejaron de ser pobres en un año. La indigencia habría descendido desde 20,2% a 7,3% (12,9 puntos).

LA NACION pidió a la Universidad Católica Argentina (UCA), la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), al Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) y a los expertos de ExQuanti sus propios cálculos. Los especialistas de los cuatro centros de estudios difirieron sólo en unas pocas décimas con la proyección oficial del Ministerio de Capital Humano, que dirige Sandra Pettovello. Agustín Salvia, coordinador en la UCA, proyectó una pobreza de 31,8%; Martín González Rozada, director de la Maestría en Econometría de la UTDT, estimó una de 32%; Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas, de 31,1%; en ExQuanti calcularon un 32,1%.

Uno de los mayores especialistas en pobreza ofreció algunas apreciaciones acerca del chocante número. Dijo que no creía que la pobreza se hubiera disparado tanto en el primer trimestre de 2024, que a fines de ese año y comienzos de 2025 cayó menos que lo que midieron los expertos, y que sumando los dos efectos, quizás la baja no terminó siendo de 23 puntos sino de entre 12 y 15 puntos. “De cualquier modo, sigue siendo mucho, aunque esperable en un proceso de desaceleración de inflación tan significativo en un período tan corto de tiempo”, explicó.

Analizó entonces los drivers que impulsaron ese vertiginoso descenso de la pobreza medida por ingresos. Se trata de una fuerte recuperación de poder adquisitivo desde abril de 2024 y una desaceleración de la inflación, con canastas -total y alimentaria- yendo por debajo del IPC.

La pobreza bajó, según un cálculo oficialRICARDO PRISTUPLUK

Una aclaración. El único dato oficial de pobreza es el que calcula semestralmente el Indec. El próximo –del primer semestre de 2025- se publicará el 25 de septiembre. De hecho, los expertos señalaron que el primer trimestre –los impares, o sea, también el tercero- se beneficia del impacto del aguinaldo de fin de año y que, es probable, que el segundo trimestre muestre una leve alza de la pobreza. Es por eso, para evitar tales distorsiones en la estacionalidad de los ingresos, que la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) hace el cálculo semestral. Sin embargo, todos remarcan que, más allá de ese impacto en los ingresos, la disminución es significativa.

“Este descenso se explica por dos factores clave: las políticas económicas tomadas por el Gobierno ayudaron a equilibrar la macroeconomía y poner un freno a la inflación, y la focalización de transferencias hacia los sectores más vulnerables, directas y transparentes”, dijeron en el Ministerio de Capital Humano para explicar la proyección de la pobreza a la baja.

Que una persona deje de pertenecer al segmento más pobre de la sociedad –al cruzar una barrera de ingresos en un proceso de desinflación- no implica que se deshaga de la sensación de que le cuesta llegar a fin de mes. Y esa sensación, según relevó el economista Fernando Moiguer, se expandió a la clase media, que ahora mira con lupa el ingreso disponible en el hogar –el que queda luego del pago de gastos fijos como la luz, el gas o el agua-, ahorros y el crédito.

El último relevamiento de Moiguer estima que, para los menos pudientes -que siguen con ingresos atrasados, pero con transferencias oficiales (AUH y Tarjeta Alimentar) que van por arriba del IPC- la continuación de la desaceleración de la inflación es clave para sostener el poder adquisitivo.

En cambio, para la clase media –que también tiene ingresos “atrasados- el consumo está sujeto “a la evolución de las tarifas de los servicios”. Esto determina su ingreso disponible para el consumo.

Según su relevamiento para el segundo trimestre, el 50% de los consultados dice que “no llega a fin de mes”. El número crece en las clases bajas. El 30% -afirman- resigna gastos para pagar servicios.

Más allá de la desaceleración de la inflación –el principal objetivo oficial de cara a las elecciones de octubre de un programa macroeconómico basado en el orden fiscal, la desregulación y la apertura comercial-, cabe señalar que, si bien los salarios registrados muestran un fuerte crecimiento interanual, van por debajo de la inflación en el acumulado de este año en el que el objetivo oficial es planchar los precios y adherir las expectativas paritarias al futuro del IPC. De allí llegan las críticas de la oposición política al oficialismo, que hablan de un “cepo al salario” y que atacan –como estrategia indirecta- el valor del dólar para impulsar el consumo de una parte de la sociedad. No es casualidad el avance en patentamientos de autos o de viajes al exterior.

El consumo masivo está todavía resentidoDaniel Basualdo

El último informe de la consultora Empiria, el de abril, afirmó que el gasto disponible en los hogares se mantuvo sin cambios con relación a marzo. Sin embargo, esa estabilidad de la plata que queda disponible en los hogares para consumir se dio gracias a que los gastos fijos cayeron (la actualización de la luz, el gas, el transporte y las expensas fue por debajo de la inflación). Los ingresos disminuyeron, pero menos (un 0,3%) que los gastos que tiene que afrontar un hogar.

El impacto no fue homogéneo y benefició a los más pobres: en el segmento de menor ingreso, la caída de los gastos fijos más que compensó la caída en los ingresos, por lo que el ingreso disponible tuvo un efecto neto positivo de +0,3% mensual. En los hogares de mayores ingresos, sin embargo, el ingreso disponible cayó levemente, un 0,1%, explicó el documento de la consultora que dirige el exministro de Economía, Hernán Lacunza. Allí dijeron que el consumo hoy tiene tres motores: el ahorro, el ingreso disponible y el crédito, que renació con Milei.

“La gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo hace un año. Empiria afirmó que hubo un importante porcentaje de hogares “acudiendo a ahorros para financiar gastos corrientes”. Sin embargo, remarcó que hoy manda el crédito, que se duplicó en términos reales entre mayo de 2024 y el mismo mes de este año.

Los hipotecarios crecieron un 300%, mientras que los prendarios, un 160%. En tarjetas creció 70% y los personales, un 213%. En ese marco, el informe remarcó un tema a seguir: los hipotecarios y personales tienen una mora que está en promedio con registros históricos, pero, las tarjetas de crédito y los prendarios, están +0,4% y +0,5% por arriba de la última década. ¿Qué cambió? Las tasas de interés pasaron a ser positivas, lo que ahora puede presionar aún más los ingresos –y el consumo- de las familias y restringir el margen de maniobra en los hogares.


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