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lunes, 24 marzo, 2025
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Cuesta abajo: Milei, entre las calles y el FMI

Miércoles 19 de marzo. Ese día, esa tarde, la voluntad de lucha colectiva venció la desenfrenada campaña de terror de Patricia Bullrich y Javier Milei. Una campaña iniciada días antes, con duros aprietes hacia las hinchadas que alientan la lucha de las y los jubilados. Que se materializó, ese mismo miércoles, en amenazas cayendo desde altoparlantes en las estaciones de trenes: “La Policía reprimirá todo atentado contra la república”. Una sociedad ordenada por altavoces: imposible no recordar el Nosotros de Zemiatin. La coacción se incrementó con las horas: con los medios transmitiendo el monstruoso operativo que saturaba las inmediaciones del Congreso; con efectivos policiales procediendo a caóticas y arbitrarias requisas en las estaciones de tren o en combis que llevaban laburantes. En el despótico lenguaje oficial, la “República” es el silencio manso de las clases subalternas. Siglo XIX, ¿te suena?

Pero el terror fracasa. Allá van miles y miles a concentrarse junto a las y los jubilados. Van los jóvenes trabajadores de telecomunicaciones, que cambiaron juntos el horario de laburo para poder marchar. Van los aeronáuticos, que eligieron dormir pocas horas esa noche para estar en Congreso. Van las y los estudiantes de Sociales y Filo de la UBA, decidides a quedarse bancando hasta el final. La gente llega en grupos, reducidos o más grandes. Despliegan carteles y banderas. Marchan, cantan, saltan. Allí están, como cada miércoles, las y los diputados, referentes y militantes del Frente de Izquierda. Están, también, las asambleas barriales y el sindicalismo combativo. Esta vez, por primera vez, convocaron varias organizaciones sindicales y sociales dirigidas por el peronismo. Esta vez, otra vez, estuvo ausente la CGT. Dos días antes, en Gelatina, Héctor Daer -calmo, sin interrupciones- había justificado las borradas pasadas y futuras. Una semana antes, en la sede de la CGT, Juan Grabois había aplaudido al anquilosado burócrata sindical.

A las 17h de ese miércoles, vista desde el dron de La Izquierda Diario, una larga marea de cabezas cubre Avenida Rivadavia, desde el vallado en Congreso hasta muy atrás, camino a la 9 de Julio. El temor había sido derrotado en miles de conciencias.

Optando por la saturación policial, el Gobierno decidió no atizar el fuego; no convocar a otra tarde de resistencia como la del miércoles 12; evitar la escena caótica de combates en las inmediaciones del Congreso y más allá. Esa decisión fue resultado de una derrota política: la de Patricia Bullrich y su esquema represivo desbocado. El violentísimo operativo que hirió de gravedad al fotógrafo Pablo Grillo –quien felizmente parece recuperarse de un cuadro muy grave– resultó cuestionado hasta por la corporación mediática oficialista.

Esa derrota política convoca a una mayor resistencia en las calles. Este lunes 24 de Marzo, a 49 años del Golpe, tenemos la oportunidad y la obligación. Marchando contra la represión y el ajuste; contra Milei y sus cómplices macristas, radicales y peronistas; contra los empresarios y grupos económicos que impulsaron el genocidio.

Te puede interesar: 24 de marzo – 14:30 hs Congreso a Plaza de Mayo. Vení con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, contra la represión y la impunidad de ayer y de hoy

Más allá de las calles

Mirada superficial, el macrista Hernán Iglesias Illa confinó la movilización del miércoles 19 al “baile de la política burocrática normal”:

La calle (…) para tener algún poder simbólico, tiene que mantener la ficción de que representa a alguien, de que esos pocos o muchos miles de personas son un microcosmos de la sociedad o, al menos, de una parte de ella.

Cada persona tiene el derecho constitucional al auto-engaño; el intelectual macrista también.

Las calles llevan a escena un proceso profundo que se extiende a amplias capas de la población. La causa de las y los jubilados reúne apoyo social extendido. Desde hace tiempo. Lo supo Macri en diciembre de 2017, cuando enfrentó una rebelión callejera contra su reforma previsional. En estos días, esa simpatía se vio también en otros terrenos. Un revelamiento de la consultora Tendencias midió el impacto de la jornada del 12 en redes sociales. Los resultados fueron categóricos: condena a la represión violenta, exigencia de renuncia de Bullrich, solidaridad y preocupación por Pablo Grillo [1].

Al Gobierno lo acosa una crisis que va más allá de la última semana. La Libertad Avanza emergió como construcción casi contingente alrededor de la figura de Milei y su particular carisma. Fue posible, obviamente, con aval del gran empresariado, el impulso de la corporación mediática y el armado de listas que facilitó Sergio Massa en Provincia de Buenos Aires. El actual presidente sintetizó una crisis de representación aguda; una situación que, según Gramsci, abre el campo “a soluciones de fuerza, a la actividad de potencias oscuras representadas por los hombres providenciales o carismáticos” [2]. No obstante, tras 14 meses de gestión, la experiencia libertariana asiste a su propia declinación. Para fracciones significativas de la población, hoy Milei es parte de la casta.

Porciones de verdad, siempre discutibles, las encuestas confirman el declive. Un reciente relevamiento de la Consultora Delfos estimó una fenomenal caída en la imagen presidencial tras el escándalo de la criptoestafa: 17 puntos menos de imagen positiva, de febrero a marzo. Consignó, además, que “la narrativa anticasta pierde credibilidad [3]. Otro estudio, en este caso de Analogías y realizado en la estratégica Provincia de Buenos Aires, registró que solo un 19,6% de los encuestados se definía como “oficialista” [4]. Una más y no jodemos más: Pulso Research midió una caída del 5,7% en la imagen positiva del presidente en un mes. Marcó además un dato central: 32,6% de los encuestados está dispuesto a movilizarse en su contra.

La criptoestafa escenificó un salto cualitativo en esta dinámica: Milei debió asumirse como bobo para no auto-inculparse como estafador. El “triángulo de hierro” empezó a oxidarse. Las internas crujientes rechinaron todavía más; megáfonos y piñas aparecieron para expresar malestar y disidencias.

La ventaja oficial sigue radicando en la crisis que atraviesa a las coaliciones políticas de la oposición patronal. Macristas, radicales y peronistas bailan su propio minué de internas, divisiones y expulsiones. Eso explica en gran medida que La Libertad Avanza sea en muchos sondeos la principal opción electoral.

Pero la política es más compleja que la simple suma y resta de porcentajes. El desgaste de la figura presidencial comporta un problema nodal para el régimen político. También para el gran capital, que considera a Milei vehículo de su agenda socialmente retrógrada [5].

Un Milei debilitado es un Milei con menor capacidad para ejecutar esa agenda reaccionaria. El declive de la figura presidencial constituye entonces un punto de apoyo para desplegar la más amplia movilización del pueblo trabajador y les oprimides. Para maximizar y masificar la resistencia en las calles, preparando el camino de la huelga general política, herramienta fundamental para derribar el salvaje plan de ajuste.

¿Adónde está, que no…? ah, apareció la CGT

Ensimismada en su cuenta de X, desesperada por nuevos followers, la conducción peronista de la CGT pasó 10 meses en una de las treguas más escandalosas de su historia. Ahora, convocando a la movilización y al paro nacional el 10 de abril, pretende descomprimir la bronca existente; la bronca contra ella y contra el Gobierno. El repentino giro no se explica sin la jornada del 12 de marzo: la resistencia en las calles quebró la parsimonia burocrática. El paro, en definitiva, se impuso desde abajo.

En estos 14 meses, la CGT cumplió un papel esencial en la regimentación del movimiento de masas. Impidiendo la extensión de la resistencia y boicoteando las luchas en curso, el sindicalismo burocrático peronista actuó, al decir de Gramsci, como un “organismo de policía política, de carácter investigativo y preventivo” [6].

La medida del 10 de abril no atesora un cambio de orientación. Héctor Daer lo explicitó, afirmando que hay “objetivos superiores” a la movilización y la lucha: las elecciones de 2027. El burócrata de Sanidad, como muchos de sus pares, ya tomó partido por Axel Kicillof. Precisamente por eso, el paro debe ser tomado como propio por los sectores combativos, antiburocráticos y de izquierda. Hay que apostar a convertirlo en una huelga general activa, útil para alentar el camino de la resistencia en curso.

La dirigencia peronista mira el mundo a través de una urna. Intentando mantener centralidad, Cristina Kirchner se repite a sí misma con el ya patentado “Che Milei”. Más breves, los textos cargan el mismo aroma conservador que aquella carta de 33 páginas en la que habló de “actualización laboral” y negociar privatizaciones. Algunos mensajes llegan con inexplicable demora; como el que condenó la represión del 12 de marzo cuatro días más tarde. Kicillof, por su parte, ejercita un trabajoso ajedrez en la complejidad de la Provincia de Buenos Aires. Avalando por anticipado el nuevo endeudamiento con el FMI, se entrega a una rosca frenética por el calendario electoral bonaerense. Entretanto, Juan Grabois se dedica enfervorizado a su propia campaña electoral. Anunciando por enésima vez una candidatura, mientras dedica aplausos a la burocrática conducción de la CGT, se hace tiempo para ataques macartistas contra la izquierda trostkista.

En lo que va de la gestión Milei, la dirigencia peronista empujó a la desmoralización y la resignación. En simultáneo, se entregó a una danza de negociaciones con la ultraderecha gobernante: los gobernadores por recursos y la coparticipación; el kirchnerismo, por el pliego de Ariel Lijo y los lugares en la Corte Suprema; la CGT, por las obras sociales y la reforma laboral. La resistencia a Milei no puede siquiera asomar bajo esa dirigencia.

Construir el camino de la huelga general

Publicado en Anred al calor de la jornada del 12 de marzo, un interesante texto del compañero Pablo Solana define que

…además de seguir construyendo esas masividades, será fundamental buscar lo disruptivo (…) el gobierno de Milei se siente más intranquilo ante una jornada como la del pasado miércoles en el Congreso que con las marchas prolijas y programadas, más allá de que valoremos, en cada caso, la necesaria masividad.

El artículo ofrece la oportunidad para el debate de estrategias. Como reseñó Lucho Aguilar en esta maravillosa crónica, la jornada del miércoles 12 mostró una decidida resistencia en las calles. Sin aparatos burocráticos que ejercitaran su habitual partitura moderando la lucha, los elementos de espontaneidad jugaron un rol esencial. Sin embargo, se trató de una acción protagonizada por una porción reducida de quienes se oponen a Milei. Una fracción ínfima de esa inmensidad social que es la clase trabajadora. Poner en movimiento esa enorme potencia es la vía para derrotar no solo al Gobierno, sino también a sus verdaderos jefes, los dueños del poder económico concentrado.
La vanguardia que resistió la represión el 12 de marzo tiene necesariamente que ampliar sus fuerzas. Dirigirse hacia los millones que ven, cada vez más, que es posible enfrentar y derrotar a Milei. En esa orientación resulta estratégica la pelea por la más amplia autoorganización en cada lugar de trabajo y de estudio; entre la clase trabajadora, las mujeres y la juventud. Emblemas en la lucha contra la Ley Bases, las Asambleas barriales pueden ofrecer un lugar de organización democrática y unidad para las decenas o cientos de miles de jóvenes que habitan la informalidad laboral y carecen de derechos y representación gremial. Además, es preciso desplegar ese combate al interior de las organizaciones sindicales, buscando expulsar a la parasitaria burocracia sindical, que usurpa la cúpula de los gremios solo para subordinarlos a la agenda política peronista.

Resultan esenciales nuevas instituciones basadas en la autoorganización. Solo así podrá emerger la fuerza capaz de imponerle el Frente único obrero a la odiada burocracia sindical, obligándola a caminar hacia la huelga general política. Esa es la apuesta estratégica del PTS-Frente de Izquierda.

La catástrofe que se avecina: cuenta regresiva para la devaluación

Mascando su ansiedad, Luis Caputo peregrina mentalmente a Washington cada minuto del día. El ministro de Economía ruega por el pronto cierre con el FMI. La ajustada victoria parlamentaria que significó el aval en la Cámara de Diputados al DNU 179/25 no alcanzó para atraer la calma financiera. El acuerdo más anunciado de la historia se presenta aun esquivo, enigmático, plagado de dudas y rumores. La incertidumbre empuja la corrida cambiaria. El nunca estallado Banco Central quemó más de USD 1.200 millones en las últimas seis jornadas para contener los dólares paralelos. Deseando cambiar la agenda, este viernes por la noche el Gobierno relanzó su “guerra contra Clarín”; la “batalla cultural” regresa cuando las papas queman o los dólares se evaporan.

Una nueva devaluación se aproxima como densa sombra, tras más de un año de usar el valor del dólar como ancla contra la suba de precios. Reclamada por el gran capital agrario, las grandes patronales exportadoras y el FMI, se anuncia como otro sablazo al ya golpeado nivel de vida de las mayorías trabajadoras; como punto de partida de una nueva disparada inflacionaria, capaz de caotizar el escenario económico. La inflación ya se muestra indócil: la consultora LCG informó una aceleración en los precios de los alimentos durante marzo. Apenas antes, el Indec midió en febrero una suba del 3,2% en alimentos, bastante arriba del 2,4% general. Los golpes recaen, esencialmente, sobre las clases populares, que destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a esos rubros.

Con devaluación o sin ella, el plan económico de Milei y el gran empresariado atrae una catástrofe social para millones de familias trabajadoras y pobres. Evitarla solo resulta posible a condición de atacar el dominio social de los grandes parásitos capitalistas. A condición de terminar con el poder del gran capital financiero, rompiendo con el FMI y desconociendo la ilegal deuda externa. De frenar la fuga de divisas e impedir la confiscación a los pequeños ahorristas, mediante la nacionalización integral del sistema bancario, bajo control de sus trabajadores. De terminar con la especulación y el saqueo al que someten al país Vicentin, AGD, Cargill y los grandes monopolios del complejo agro-alimenticio, a través de la nacionalización del comercio exterior bajo control obrero.

Recorrer ese rumbo urgente implica la más amplia movilización revolucionaria de las grandes masas populares. Supone la huelga general política, como parte de pelear por un Gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre que, terminando con la dominación social capitalista, reorganice el país por completo, en interés de las mayorías.

En el Oeste, está el agite…, pero no solo allí

  •  Si vos no sos jubilado, ¿para qué vas?
  •  ¿Vos no tenés abuelos?

    Los dos jóvenes tienen 14 años. Cursan la secundaria en La Matanza. En el Oeste, dicen, está el agite. El primer adolescente interroga, duda. El segundo contesta, a días de haber sufrido la represión en el Congreso. “Esta mina tiene que renunciar profe”, dice, volviéndose hacia la docente. La “mina” es Patricia Bullrich. Algo profundo se incuba allí, entre la juventud humilde que parecía adherir acríticamente a los postulados mileístas.

    Una nueva conciencia madura en miles o decenas de miles. Un nuevo “espíritu de escisión” –al decir de Gramsci–, que ve la esperanza en la lucha. Una nueva estructura de sentimiento –en palabras del marxista cultural Raymond Williams– donde la resignación y el conformismo no resultan único destino. Para las y los revolucionarios son grandes noticias. Son, también, un llamado a apostar audazmente al desarrollo y la organización de esa nueva conciencia que nace.

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    NOTAS AL PIE

    [1] “El hecho que sin dudas sobresalió en redes sociales, fue el grave estado en el que quedó el fotógrafo Pablo Grillo luego de que un gas de la policía le impactara en la cabeza. Las menciones a su nombre alcanzaron las 24 millones de vistas. Hubo 5.025 tuits originales mencionándolo que recibieron 196.900 retweets y más de 650.000 me gusta. Entre tuits originales, citas y retweets, llegó a tener 88.000 posteos. Entre tuits originales, citas y retweets, la frase “Pablo Grillo” llegó a tener 218.000 posteos al cierre de este análisis”. Jubilados, la batalla en las redes. Relevamiento del 12 al 13 de marzo. En https://consultoratendencias.com/encuesta-detalle/?encuesta=103.

    [2] Citado en Dal Maso, p. 80. El marxismo de Gramsci.

    [3] INFORME CUANTITATIVO NACIONAL. MARZO 2025. Negritas en el original.

    [4] ESTUDIO EN LA PCIA. DE BUENOS AIRES | DEL 15 AL 17 DE MARZO.

    [5] En un Especial de El Cronista, Martín Berardi, CEO de Ternium Argentina y parte del Grupo Techint, señaló que “la macro es solo el principio. La agenda que viene es la que nos permitirá generar un verdadero entorno competitivo: bajar la carga impositiva, el costo laboral no salarial, potenciar el financiamiento al sector privado y mejorar la infraestructura para reducir los costos logísticos”.

    [6] “La técnica política moderna ha cambiado por completo luego de 1848, luego de la expansión del parlamentarismo, del régimen de asociación sindical o de partido de la formación de vastas burocracias estatales y “privadas” (político-privadas, de partido y sindicales) y las transformaciones producidas en la organización de la policía en sentido amplio, o sea, no solo del servicio estatal destinado a la represión de la delincuencia, sino también del conjunto de las fuerzan organizadas del Estado y de los particulares para tutelar el dominio político y económico de las clases dirigentes. En este sentido, partidos “políticos” enteros y otras organizaciones económicas o de otro tipo deben ser considerados organismos de policía política, de carácter investigativo y preventivo”. Citado en Dal Maso, El marxismo de Gramsci, Buenos Aires, Ediciones IPS, 2016, p. 65.

    Eduardo Castilla

    X: @castillaeduardo

    Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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