La revuelta en Stonewall agendó en el mundo entero al 28 de junio como el día del orgullo LGTTBIQ+, así en 1969 un grupo de estadounidenses marcó la historia del movimiento. Sin embargo, esto no es más que un señalador en el enorme libro de la lucha de los colectivos disidentes. Tierra de intersecciones, la disidencia siempre existió, y siempre fue silenciada, por eso cuando Milei o Trump dan “su batalla cultural retrógrada”, pequeños hitos con nuevos protagonistas que desde la expresión artística proveen razones para continuar la ruta y entender que cambiar las reglas es posible, nos obliga como socialistas y revolucionarios a tratar de contribuir con su difusión.
Sobre estas cuestiones nos permitimos reflexionar apenas después de emocionarnos sin límites escuchando a La Ferni, esa maravillosa artista que se anima a desafiar los años de cultura patriarcal y homófoba del festival de Cosquín, apenas unas horas antes de que cientos de miles expresáramos el último primero de febrero en todo el país que “al closet no se vuelve nunca más”. Para sorpresa de los trogloditas, la Plaza escucho con respeto y termino subyugada por el talento de una artista sin igual, que gracias a la inmensa solidaridad de otra gran artista, Yamila Cafrune, pudo acceder a un espacio imposible de imaginar hace pocos años.
Cuando solo una semana después, volvemos a escuchar a La Ferni en un espacio íntimo ratificamos su enorme talento, donde se permite rendir tributo también a poetas disidentes como Cabezón Cámara, Gabo Ferro, Susy Shock, Ioshua, María Laura Alemán entre otres. Al mismo tiempo, conmueve recordando a nuestro entrañable compañero Pablo Vasco, pionero en la lucha por los derechos de las disidencias pero a la vez en las peleas anticapitalistas, porque entendemos junto con La Ferni, que la heterosexualidad como norma, es parte del combo de la cajita feliz del capitalismo decadente.
Durante casi dos horas Ferni nos demuestra que el arte en general y el folklore en particular se puede reversionar y que romper y cambiar las reglas es posible porque el arte es una enorme herramienta para hacerlo, un espacio de juego, de amor, una propuesta artística disidente, una manera contemporánea de (re)pensar la música, una trinchera artística en tiempos difíciles.
La realidad posible no se construye sólo en la academia o en laboratorios. En los discursos mediáticos o políticos, en las sobremesas, en las charlas con amigues o docentes, en la identificación con les artistas, allí también se crean maneras de entender y explicar el mundo en el que vivimos. Por eso, la batalla cultural o, mejor dicho, la disputa de sentidos en el plano cultural, es clave a la hora de desarmar los prejuicios y violencias y para ello un espectáculo de La Ferni es una contribución ineludible.
Los próximos sábados 15 y 22 de febrero tenemos una nueva oportunidad para que La Ferni ocupe un espacio para un festejo, el de juntarnos para potenciar la posibilidad de constuir un futuro mas justo y una sociedad igualitaria. En Pista Urbana (Chacabuco al 800) a las 21 h nos dá esa posibilidad de escuchar a La Ferni y disfrutar para potenciar las luchas futuras. Invitamos a nuestros lectores a no desaprovechar una oportunidad de emocionarse, pensar y contribuir para conocer y difundir a una gran artista porque esta unión entre el arte y la militancia, entre el amor y el activismo, es esencial para construir nuevas formas de existencia.
Adalberto González