El desenlace perfecto de esa trama misteriosa, esa que se encargaron de mantener en el límite fino entre la verdad y las suposiciones. Aquella noche de pasión desenfrenada en un hotel en París culminó en un noviazgo manifiesto y confirmado de Mauro Icardi y la China Suárez.
Durante tres años se empecinaron en desmentir todo, en perjurar que solo se reunieron en una habitación a charlar y que la química no se concretó por diversos factores, desde una fiebre hasta malos olores. Evidentemente, algo unía al futbolista y la actriz.
Mauro confirmó su relación de pareja con María Eugenia con una tonelada de fotos, las que subió a su cuenta oficial de Instagram, donde lucen sonrientes, enamorados y movilizados en mojarle la oreja a Wanda Nara, a las pocas semanas de la separación absoluta y definitiva.
Así, la opinión pública se sacudió con todo este entramado, con esa determinación de gritarle al mundo que se aman y que ya disfrutan de una convivencia muy íntima y a todo trapo en la nueva mansión que el delantero adquirió en Nordelta, a cambio de cinco millones de dólares.
Luego de armar esos posteos muy pensados, con fotos que lucen absolutamente producidas e ideadas para enviar un mensaje específico, Icardi continuó con su fascinación de gritarle al mundo cómo transita este presente convulsionado con la actriz.