Este 2024 que ya transita sus últimos días mostró para la pesca deportiva en el mar un regreso histórico a las bases. La teoría (tantas veces echada por tierra por su archirrival, la práctica) volvió a cobrar fuerza como hacía tiempo no sucedía y se convirtió en un bálsamo ante tanta preocupación de los fanáticos luego de un invierno que apenas mostró algunas buenas capturas de pejerrey.
El factor climático viene jugando un papel preponderante porque determina el movimiento de los peces y su comportamiento de alimentación y reproducción. La temperatura del agua de mar ha tenido a lo largo del año cambios bien marcados en cada estación y -como consecuencia- las diferentes especies fueron apareciendo y desapareciendo del frente costero marítimo con el impacto de esas transiciones.
Con la llegada de la primavera, regresaron de inmediato y ordenadas como si estuvieran en un catálogo natural pescas que habían brillado por su ausencia en los meses de más frío pero que años antes fueron parejas a lo largo de los 365 días. Los casos del pez elefante, la burriqueta y la corvina rubia son los ejes centrales de esta marcada tendencia que -además- posiciona entusiasta a la actividad de cara a la temporada estival que pronto va a comenzar.
Llegó la vedette del verano
Al cierre de la presente edición de Weekend pudieron vislumbrarse jornadas fantásticas de pesca de corvina rubia, la más esperada por los pescadores. Ingresó al sector costero en cardúmenes muy grandes en extensión, de manera intempestiva, con ejemplares realmente extraordinarios: todas de medianas a grandes, con muchas que superaron cómodamente los 3 kg de peso.
Tal y como sucede en el mes de abril, cuando se cierra la temporada, llegaron las conocidas “corvinas de piedra”, híperpotentes y peleadoras, que se destacan por presentar un lomo bien alto, algo dorado, de cabeza grande y cola prominente. Las que, a la hora de eviscerarlas, muestran una gran cantidad de mejillones en su interior. Y cuyo cobro resulta muchas veces complicado, sobre todo si se pescan desde un frente rocoso.
Estas capturas se vienen registrando a lo largo de toda la costa de la provincia de Buenos Aires, con puntos muy altos en localidades como Pinamar, Villa Gesell, Mar del Plata, Miramar, Necochea, Claromecó, Reta y Bahía San Blas. La particularidad es que casi todas estas pescas se dieron en simultáneo y eso se explica en parte porque la temperatura del agua de mar viene creciendo exponencialmente y se posiciona cerca de los 19 ºC.
Marcando tendencia
La burriqueta fue la especie que marcó el inicio del camino una vez terminado el frío. Casi no hay registros de un año tan fructífero en cuanto a resultados, porque no sólo respondió con calidad, sino también con cantidad. Algo que sorprendió dado que los estudios científicos y muestreos indican que no es una especie que abunde en el Mar Argentino. Nunca se destacó por moverse en grandes cardúmenes, pero muchos pescadores lograron jornadas de hasta 20 ejemplares por caña. Impensado.
El epicentro fue amplio: Pinamar, Villa Gesell, Mar Chiquita, Santa Clara del Mar y Mar del Plata marcaron tendencia, situación esperable si se tiene en cuenta que su migración en primavera es norte-sur. Hacía rato que no se veían resultados tan parejos y casi simultáneos a lo largo de tantos kilómetros de la costa. Incluso en momentos donde las condiciones no eran las ideales (prefiere la rompiente, con agua no muy clara), estuvieron ahí para alegría de los fanáticos.
“Una golondrina no hace verano”, dice el refrán. Es verdad. Pero otra especie vino a ratificar la tendencia: el pez elefante. Casi al mismo tiempo que la burriqueta, completó la geografía provincial porque se dio mucho mejor hacia el sur. Si bien hizo base en la boca de la albufera de Mar Chiquita, en playas de C.E.L.P.A., y tuvo buenas semanas en Mardel, sus capturas se destacaron en Miramar, Necochea y Reta, uno de los puntos más fuertes.
Sin ir más lejos, el concurso al pez elefante de mayor peso que organiza todos los años en octubre el Club Pescadores Albatros de Miramar, en playas de El Remanso y Mar del Sur, dejó como saldo una ganchera muy nutrida, con ejemplares que superaron los tres kilos y una presencia extraordinaria de corvinas rubias. En Bahía San Blas, el paraíso del pescador deportivo, se recibieron reportes de pescas muy nutridas de los trompita, incluso en el pueblo, sin la necesidad de hacer muchos kilómetros de arena.
Y lo mejor está por venir…
Más allá de las especies mencionadas, hay otras que cumplen con el requisito. Por ejemplo, la pesca del lenguado, que se activó con los primeros calores y dio grandes capturas; o la de la corvina negra, que arrancó furiosa en la boca de Marchi y en la ría de General Lavalle en los primeros días de noviembre, al tiempo que los fanáticos dieron con muy buenos tiburones en lugares típicos como el Faro Querandí.
Lo aquí expuesto resulta un fundamento más que sólido para asegurar que tendremos una temporada de pesca estival extraordinaria. Los especialistas confirman que las condiciones climáticas y de mar van a mantenerse por varios meses y los sucesos se vienen dando paso a paso, como si ya se hubiera escrito un guión. Claro que no se trata de una ciencia exacta y que todo puede pasar, más cuando se trata de la naturaleza en su máxima expresión. Pero -a juzgar por la previa- resulta difícil pensar en un verano que no traiga grandes momentos y capturas inolvidables.