Dominique Pelicot fue condenado a 20 años de prisión por haber pasado 10 años violando sistemáticamente a su mujer dormida con somníferos, y ofrecerla a otros violadores. El caso abre preguntas sobre el consentimiento sexual en las leyes y en la vida cotidiana, la violencia estructural contra las mujeres, los ritos de masculinidad y la aparición de una denunciante muy atípica en relación a las narrativas sobre las víctimas.