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viernes, 27 diciembre, 2024
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Cultura maker: qué es y por qué enriquece a la educación

La cultura maker involucra una filosofía comunitaria, el uso de un espacio con herramientas, un enfoque en la democratización de la tecnología y la creación de un producto tangible (Foto: Martín Salas)

Desde hace unos años se observa, en diversos ámbitos, una tendencia y filosofía que sigue prendiendo y es el “hágalo usted mismo” o DIY (Do It Yourself). La educación también pasó a estar cruzada con esta idea a partir de lo que se conoce como la “cultura maker”, es decir: el hacer para aprender. ¿Cuáles son sus implicancias educativas? Lo explican la licenciada en Gestión Educativa de la UNTREF dedicada a entornos STEM (Science, Technology Engineering and Mathematics) y metodologías activas, Sabrina Benchoam, y con el especialista en informática y tecnología educativa, Joaquín Wolf; ambos parte del equipo de la experiencia educativa Ticmas.

“La cultura maker es una evolución del concepto hazlo tú mismo, pero va más allá del acto individual de crear algo en casa. Involucra una filosofía comunitaria, el uso de un espacio con herramientas, un enfoque en la democratización de la tecnología, y finalmente la creación de un producto tangible”, explican los especialistas. En esta evolución resulta clave remarcar cómo la idea de compartir aquello que se hace impacta en el aula y los aprendizajes a partir no solo de la creación de un objeto sino también del desarrollo de habilidades como la gestión del tiempo, o la colaboración en grupo, entre otras.

Joaquín Wolf, con el especialista en informática y tecnología educativa, integrante del equipo maker de Ticmas.

“Pensar lo maker en educación inicial y primaria implica adaptar los principios de este movimiento a las necesidades, intereses y capacidades de niños pequeños, promoviendo el aprendizaje activo, la creatividad y la resolución de problemas desde temprana edad. En este contexto, la cultura maker no solo es tecnología, sino una forma de fomentar la curiosidad natural y el aprendizaje a través del hacer”, destacan Wolf y Benchoam.

Y agregan: “Cuando hablamos de creatividad en la educación inicial, una excelente manera de comenzar es trabajar con bloques de construcción, herramientas sencillas, pero potentes que ayudan a los niños a desarrollar habilidades fundamentales, como la motricidad fina. Por otro lado, los kits de robótica de piso están transformando la manera en que se introduce la resolución de problemas en esta etapa. Este proceso implica dar instrucciones al hardware a través de comandos simples, fomentando no solo habilidades tecnológicas, sino también el pensamiento lógico y el trabajo en equipo”.

Sabrina Benchoam, la licenciada en Gestión Educativa de la UNTREF dedicada a entornos STEM y metodologías activas. Integrante del equipo maker de Ticmas

“El movimiento maker proporciona el espacio, las herramientas y la filosofía para que los principios de STEAM (STEM and Art) cobren vida, permitiendo que los estudiantes aprendan de manera activa mientras crean, experimentan y colaboran”, reflexionan en conjunto Benchoam y Wolf y subrayan: “La magia de integrar STEAM con la filosofía maker radica en que el estudiante aprende haciendo, lo que le permite convertirse en protagonista de su aprendizaje. Ya no se trata solo de memorizar fórmulas o teorías, sino de resolver problemas reales, experimentar con diferentes materiales y herramientas, y enfrentarse a desafíos que conectan lo aprendido con el mundo que los rodea”.

Hacemos una pausa y pensamos en un grupo de niños alrededor de una mesa que debe resolver un problema de robótica. Es probable que se nos venga a la mente una complejidad de procesos y/o materiales especiales que no sea posible en todos los contextos escolares. Sin embargo, los entrevistados destacan: “Aunque la palabra robótica puede evocar imágenes de laboratorios avanzados o materiales costosos, en realidad la robótica también se trata de experimentar, ser creativo y encontrar soluciones con lo que tenemos a mano. Con materiales simples, como cartón, bandas elásticas, motores pequeños de juguetes viejos y baterías, es posible construir prototipos funcionales que demuestren principios básicos de robótica”.

Y plantean: “El enfoque maker impulsa esta visión al convertir la robótica en un espacio de exploración. La idea es probar, equivocarse, ajustar y aprender mientras se construyen proyectos. Así, con un poco de imaginación y ganas de experimentar, es posible introducirse en el mundo maker ya sea desde casa o en un espacio educativo”.

La educación maker, con enfoque STEM, que ofrece Ticmas permite desarrollar habilidades socioemocionales importantes para tener un crecimiento integral.

Los debates sobre fluidez y alfabetización crecen ante cifras que alarman en América Latina sobre la capacidad de los niños y niñas de entender lo que leen. Al respecto, Benchoam y Wolf destacan: “El enfoque maker integra y se nutre de la comprensión lectora al convertirla en una herramienta práctica para desarrollar proyectos significativos. En este enfoque, la lectura deja de ser una actividad aislada para cobrar sentido en acciones concretas, como comprender instrucciones, interpretar manuales y buscar soluciones. Esto incrementa la motivación y fomenta una comprensión más profunda y funcional del texto, ya que está directamente vinculada al hacer”

“Además, este enfoque amplía las experiencias lectoras al incorporar diversos tipos de textos y promueve el aprendizaje colaborativo, fortaleciendo habilidades comunicativas y la capacidad de resolver problemas en equipo. En un entorno maker, leer se convierte en un medio esencial para crear y explorar”, explican.

“La cultura maker y la inteligencia artificial generativa (IAG) están revolucionando el aprendizaje y la creación al unir innovación tecnológica y colaboración. Mientras los espacios maker permiten construir soluciones tangibles, la IAG amplía las posibilidades creativas con herramientas para diseñar y prototipar. Ambas democratizan el acceso al conocimiento y promueven un aprendizaje basado en la experimentación, donde el error impulsa la innovación. En un mundo interdisciplinario, estas herramientas empoderan a las personas para imaginar y construir un futuro creativo y colaborativo”, plantean los especialistas que siguen de cerca los impactos de la inteligencia artificial en la educación.

Y suman: “Esta cultura adopta un enfoque probar, fallar, aprender, que es similar a cómo los modelos de IA mejoran a través de iteraciones continuas y aprendizaje. Lo vemos como una gran herramienta para los makers, pueden acceder a tutoriales personalizados y recibir asesoramiento técnico. También puede generar prototipos o diseñar modelos en 3D, como también puede ayudar en crear scripts de programación”.

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