Cada año, la UNESCO actualiza su prestigiosa lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un reconocimiento que tiene como objetivo preservar aquellas tradiciones y prácticas culturales que definen a las comunidades y naciones alrededor del mundo. En 2024, un total de 66 nuevas tradiciones han sido incluidas, reflejando la diversidad y riqueza de las culturas que aún sobreviven a lo largo del tiempo, algunas de ellas con siglos de historia. Este registro busca no solo preservar, sino también visibilizar prácticas que son esenciales para las identidades locales, enfrentando los desafíos de la globalización y el olvido.
Desde rituales ancestrales hasta oficios tradicionales que se transmiten de generación en generación, la UNESCO abarca un abanico de costumbres que incluyen danzas, festividades, festivales y técnicas artesanales. La inscripción de estas tradiciones en la lista es una forma de asegurar que no se pierdan en el tiempo y que las comunidades puedan seguir practicándolas de manera respetuosa y sostenible. Este año, algunas de las nuevas incorporaciones han sido particularmente significativas por su profundo vínculo con las culturas y los territorios a los que pertenecen.
Con un enfoque en la diversidad cultural global, la UNESCO ha reconocido tradiciones que no solo son símbolos de identidad, sino también de resistencia ante los riesgos de desaparición. Entre las más destacadas, figuran prácticas de diferentes continentes que muestran la riqueza de las tradiciones tanto de pueblos indígenas como de comunidades urbanas. Estas son algunas de las nuevas tradiciones que han sido incluidas en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2024.
Uno de los elementos más interesantes de este año es la inclusión de la tradición del sake en Japón. Reconocida por sus conocimientos y habilidades ancestrales en la fabricación de sake, esta práctica no solo está relacionada con la bebida en sí, sino con el profundo significado cultural y social que tiene en Japón. A través de la fermentación del arroz, el uso del koji (un hongo que facilita la fermentación), y la preparación cuidadosa, el sake se ha convertido en un elemento esencial en numerosas ceremonias y celebraciones japonesas. Con siglos de historia, esta tradición continúa siendo un pilar importante de la identidad nipona, y su inclusión en la lista de la UNESCO garantiza su preservación para las generaciones venideras.
De la misma forma, se ha reconocido el arte del teatro Reog Ponorogo, una danza tradicional de Indonesia, como parte del patrimonio intangible de la humanidad. Esta expresión artística es conocida por su vibrante puesta en escena, en la que se combinan danzas y máscaras, representando una lucha mítica entre el bien y el mal. La danza ha sido transmitida de generación en generación, pero en la actualidad enfrenta el riesgo de desaparición, lo que motiva su inclusión en la categoría de Patrimonio Cultural en Peligro.
La cultura de las ferias medievales de Francia y Bélgica también ha sido incluida este año en la lista de la UNESCO. Este conjunto de prácticas, que data de la Edad Media, involucra una serie de juegos, música y danzas típicas de los festivales tradicionales. Las ferias medievales no solo representan el entretenimiento popular de antaño, sino que también reflejan un sistema social y económico donde el comercio, la artesanía y la diversión estaban estrechamente ligados. La inclusión de esta práctica subraya la importancia de preservar las fiestas populares y su capacidad para unir a las comunidades alrededor de tradiciones compartidas.
Además, el arte de los techadores de zinc de París ha sido reconocido. Esta tradición única, que combina habilidades técnicas y estéticas, ha sido vital para la conservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Los zincos, cubriendo muchas de las emblemáticas techumbres parisinas, son símbolo de la elegancia arquitectónica de la ciudad y parte de la identidad visual de París.
En el Medio Oriente, se ha reconocido el arte del henna y los rituales asociados, que han sido fundamentales en diversas culturas de la región. Este arte, que abarca desde las decoraciones en la piel hasta los rituales sociales y ceremoniales que lo acompañan, tiene un arraigo profundo en las comunidades árabes y africanas. Tradicionalmente, el uso de henna no solo tiene un componente estético, sino también simbólico, relacionado con la fertilidad, la protección y la espiritualidad.
Por otro lado, el ritual de lluvia Wosana, en Botswana, ha sido incluido en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial en Peligro. Esta práctica ancestral, vinculada con la agricultura y la lucha por la supervivencia en una región de clima árido, es un testimonio del conocimiento indígena sobre la relación entre la naturaleza y los rituales espirituales.
En Paraguay, la Guarania, un género musical, ha sido incluido como parte del patrimonio cultural inmaterial. Este estilo musical, profundamente ligado a la identidad del pueblo paraguayo, refleja la mezcla de tradiciones indígenas y europeas. En las voces de sus intérpretes, la guarania es mucho más que una melodía: es un reflejo de la resistencia cultural y la memoria histórica de Paraguay.
La tradición de hacer jabón Nabulsi en Palestina también ha sido incluida en la lista, destacándose por ser un proceso artesanal que lleva siglos de existencia. Este jabón, hecho con aceite de oliva y otros ingredientes naturales, es un símbolo de la resistencia cultural palestina y un testimonio de la durabilidad de sus tradiciones.
La inclusión de estas 66 nuevas tradiciones en la lista de la UNESCO refuerza la importancia de salvaguardar las culturas del mundo. Al reconocer estas prácticas, la organización internacional no solo protege los saberes ancestrales, sino que también resalta el valor de respetar las diferencias culturales y fomentar el diálogo intercultural. En tiempos de homogeneización global, este tipo de reconocimientos son cruciales para garantizar que las tradiciones vivas puedan seguir siendo transmitidas y apreciadas por las nuevas generaciones.
Con cada inscripción, la UNESCO reafirma su compromiso con la diversidad cultural global y subraya que la identidad cultural es un patrimonio que merece ser protegido.