Desde el cambio de mando, la administración de Javier Milei dejó en claro que una de sus prioridades es cuidar los fondos públicos. Una de las formas de lograrlo fue a través de la reducción de las transferencias discrecionales; es decir, aquellas que no están regidas por un sistema de reparto automático. Aun así, un reciente estudio develó un dato llamativo: Las transferencias totales a las provincias crecieron en términos reales un 2,1% interanual. Aunque este incremento no fue uniforme, sí hubo provincias que lograron destacarse con variaciones positivas, mostrando que incluso en un escenario de ajuste fiscal hay espacio para el crecimiento.
El origen del crecimiento en las transferencias
El aumento general en las transferencias se explica, principalmente, por la recuperación de la recaudación del Impuesto a las Ganancias, que registró un aumento del 7,1% interanual en noviembre. Este tributo, junto al IVA, conforma la masa de recursos coparticipables que las provincias reciben automáticamente desde Nación. Pero, no todo fue crecimiento: el IVA, uno de los pilares de la coparticipación, tuvo una caída del 4% interanual en términos reales. Esto se debe a la contracción económica y la retracción del consumo durante el año, según expresó el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que llevó adelante este análisis.
La evolución dispar de estos tributos tiene consecuencias concretas. Por un lado, la mejora en Ganancias brindó alivio a las provincias, especialmente a aquellas que lograron capturar mejor estos recursos. Por el otro, la caída sostenida del IVA impactó negativamente en las jurisdicciones más dependientes de la coparticipación, ya que este impuesto representa una porción importante de los fondos nacionales que se distribuyen entre las provincias.
Un nuevo enfoque en la distribución
La estrategia fiscal del gobierno de Milei es buscar priorizar la eficiencia y reducir las transferencias discrecionales, consideradas históricamente como un espacio de poca transparencia y uso político. Este cambio de enfoque no implica, de acuerdo a Nación, un «ajuste» a las provincias, sino un intento de redirigir los recursos hacia usos más efectivos y previsibles. Bajo esta premisa, las transferencias automáticas cobraron protagonismo.
En este contexto, algunas provincias lograron resultados notables. Misiones lideró el crecimiento con un incremento del 6,5% en las transferencias automáticas recibidas, un dato que contrasta fuertemente con el desempeño de Santa Cruz, que sufrió una caída del 0,7%. Estas diferencias reflejan, en parte, las capacidades de cada provincia para gestionar los recursos provenientes de la recaudación tributaria nacional.
El presidente Javier Milei en un reciente encuentro con los gobernador del PRO
Este mismo informe del CEPA destaca que las transferencias nacionales representan, en promedio, el 56,6% de los ingresos provinciales, considerando únicamente los recursos por coparticipación. Si se suman otras transferencias automáticas, el porcentaje asciende al 70,3%. Estas cifras revelan la alta dependencia de las provincias respecto a los fondos que llegan desde Nación.
No obstante, esta dependencia varía considerablemente según la jurisdicción. Provincias como Formosa, Catamarca y La Rioja, con economías menos diversificadas, dependen en mayor medida de los recursos nacionales. En contraste, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), con una base económica sólida y una recaudación local fuerte, es la menos dependiente de estas transferencias.
Ganadores y perdedores del reparto automático
El desempeño de cada provincia en términos de recursos recibidos en noviembre fue dispar. Mientras que la mayoría logró mantener o aumentar los ingresos, como en el caso de Misiones que fue ejemplar al registrar el mayor crecimiento porcentual. Esta provincia supo capitalizar el incremento en la recaudación del Impuesto a las Ganancias, lo que compensó con creces la caída del IVA.
Pero, en el extremo opuesto, Santa Cruz no logró sortear la baja en los recursos nacionales, viéndose perjudicada en un contexto de contracción económica general. Esta caída refleja, en parte, las dificultades de la provincia para adaptarse a las nuevas dinámicas fiscales y aprovechar los tributos en crecimiento.
¿Qué significan estos cambios para las provincias?
La política de ajuste implementada por el Ejecutivo marca un antes y un después en la relación fiscal entre Nación y las provincias. La reducción de las transferencias discrecionales tiene como objetivo eliminar espacios de arbitrariedad, garantizando que los fondos lleguen de manera previsible y equitativa. Sin embargo, este enfoque también pone en evidencia la vulnerabilidad de algunas provincias que dependen fuertemente de los recursos nacionales. En este sentido, el crecimiento de Ganancias funcionó como salvavidas para muchas de ellas, aunque no todas lograron aprovecharlo al mismo nivel.
Por ejemplo, provincias del norte y noreste, históricamente más dependientes de la coparticipación, se vieron beneficiadas por este tributo. En cambio, aquellas con economías más diversificadas y menos dependientes de Nación, como CABA, muestran menor variabilidad en sus ingresos totales.
Por ello, la gestión de Javier Milei parece haber encontrado un equilibrio entre el ajuste fiscal y la necesidad de sostener los ingresos provinciales. Si bien la política de recortes afectó principalmente a las transferencias discrecionales, las automáticas mostraron una leve mejora en términos reales, gracias al desempeño de impuestos como Ganancias.