En una visita relámpago que durĂł cinco dĂas y que incluyĂł encuentros con funcionarios nacionales y un raid mediático, Alex Blania pasĂł por la Argentina. ÂżQuiĂ©n es? El CEO de Tools for Humanity, una de las compañĂas más discutidas del momento: es la dueña de Worldcoin, una plataforma con diez millones de usuarios ideada por Blania junto a Sam Altman (el CEO de OpenAI, la dueña de ChatGPT), y que aspira a resolver un problema inexistente hoy, pero que rápidamente será una realidad: cĂłmo saber, cuando interactuamos con alguien en forma digital, si estamos hablando con una persona de carne y hueso o con una inteligencia artificial que se hace pasar por un humano.
Es lo que adelantĂł Peter Steiner hace algo más de 30 años (cuando Blania no habĂa nacido) cuando dibujĂł, en julio de 1993, su ya clásico chiste de “En internet nadie sabe que sos un perro”. Ahora habrĂa que agregarle: nadie tiene cĂłmo saber si sos humano o una inteligencia artificial… salvo que muestres, a modo de verificaciĂłn, el sello de humanidad que aporta la propia Worldcoin (el World ID), y que es la razĂłn por la que esta compañĂa, que para la mayorĂa de la gente resuelve un problema que parece de ciencia ficciĂłn, sea conocida en todo el mundo, y no necesariamente con buena prensa.
Es que para resolver ese problema, lo que Altman, Blania y Max Novendstern desarrollaron es una plataforma que escanea el iris de una persona (Ăşnico como las huellas digitales o la estructura de las venas de la palma de la mano) y genera una suerte de firma digital que indica que, efectivamente, se trata de una persona. Para atraer usuarios, Worldcoin le paga a quienes se suman una membresĂa en una criptomoneda, que los miembros pueden usar tanto para hacer transacciones internamente, como para transformarla en dinero convencional, como cualquier otra criptomoneda.
La combinaciĂłn del escaneo de iris usando un dispositivo de aspecto futurista (el Orbe, un globo plateado que tiene una cámara en su interior), la distribuciĂłn de criptomoneda, más la elecciĂłn de paĂses donde comenzaron a buscar adeptos (Estados Unidos, pero tambiĂ©n Europa, Africa y AmĂ©rica latina), unida a cierta vaguedad a la hora de explicar quĂ© ofrecĂan resultĂł en un combo de gente haciendo cola para obtener dinero (y en cripto, que todavĂa suena mejor) a cambio de algo que en muchos casos no tenĂan en claro cĂłmo funcionaba, ni para quĂ© era, y derivĂł, en el peor de los casos, en prohibiciones para operar, y en el mejor en investigaciones sobre quĂ© hace la compañĂa con los datos. Worldcoin dice que sĂłlo le interesa esa confirmaciĂłn de humanidad, que es anĂłnima, y que no almacena la fotografĂa de los ojos de los voluntarios, pero los tĂ©rminos y condiciones de su servicio han sufrido mĂşltiples modificaciones desde que comenzĂł a operar.
El ejemplo más cercano es de abril de este año, y es de la Provincia de Buenos Aires. “El Ministerio de ProducciĂłn, Ciencia e InnovaciĂłn TecnolĂłgica de la provincia de Buenos Aires dispuso la imputaciĂłn a la empresa Worldcoin, luego de que la DirecciĂłn Provincial de Defensa de los Derechos de las y los Consumidores detectara la inclusiĂłn de cláusulas abusivas incorporadas en los contratos de adhesiĂłn que obligan a aceptar, en presunta infracciĂłn a la Ley Nacional de Defensa del Consumidor. Las autoridades bonaerenses tambiĂ©n advirtieron contradicciones entre lo informado por la propia empresa y la informaciĂłn obtenida a partir de fiscalizaciones realizadas en distintas localidades de la Provincia”, dice el organismo en un comunicado, en el que aclara que podrĂa multar a Worldcoin por más 1000 millones de pesos.
Se entiende, asĂ, la llegada de Blania a nuestro paĂs, que en enero de este año llegĂł a los 500.000 usuarios registrados, lo que la propia Worldcoin considerĂł un Ă©xito: “el interĂ©s creciente en World ID en la Argentina llevĂł a un nuevo rĂ©cord nacional, con casi 16.000 verificaciones con el Orbe en un mismo dĂa a fines de diciembre. Más del 1 por ciento de la poblaciĂłn argentina ya verificĂł su World ID, hitos similares a los de Chile (1,5%), España (0,8%) y Portugal (2,5%).”
Desde sus casi 2 metros de alto, Alex Blania, que habla un inglĂ©s con un leve acento que delata su origen alemán, pero que ha sido pulido a fuerza de hablar en inglĂ©s -primero en sus estudios de fĂsica teĂłrica por toda Europa, y luego estar al frente de Tools for Humanity desde 2019- cuenta su visiĂłn sobre la herramienta que está desarrollando, la polĂ©mica que la involucra, y la apuesta a futuro de la que es parte.
-Esta es una Ă©poca muy especial para la Argentina. Creo que nuestra popularidad tiene que ver con que fue el primer paĂs de AmĂ©rica latina donde comenzamos a operar y hablar con los usuarios. En Europa fue en Alemania. En Asia comenzamos en Corea del Sur. Y la Argentina tiene una penetraciĂłn de cripto que está entre las más altas del mundo, está en el top cinco. Y tiene una democracia estable, y una economĂa fuerte, más allá de los desafĂos actuales, que creo que es lo que está acelerando la adopciĂłn de criptomonedas a un ritmo mayor que en el resto del mundo.
-Pero ¿cuánta de la gente que se registró lo hizo porque cree en el concepto de la prueba de humanidad, y cuánta por que le contaron que les daban criptomonedas a cambio de escanear sus ojos? ¿Cuántos son usuarios reales?
-No lo sĂ©. Es una mezcla. Hay muchĂsimos estudiantes que se suman. Obviamente el dinero es una motivaciĂłn. Pero lo que estamos tratando de hacer es algo que le de poder a la gente, y que le sirva a todo el mundo, sin importar dĂłnde vive. Y eso es más allá de si entendĂ©s exactamente cĂłmo funciona. Casi nadie sabe cĂłmo funciona un iPhone, y sin embargo lo usa. Esa no es mi definiciĂłn de Ă©xito, no quiero que los usuarios puedan explicarme cĂłmo funciona la demostraciĂłn de humanidad, o cĂłmo la IA va a impactar la humanidad.
-Pero en el caso de un iPhone, o de un auto, puedo no saber cómo funciona, pero tengo claro para qué sirve
-Eso es asĂ para el iPhone hoy, pero no cuando naciĂł. Es lo mismo que con PayPal. Yo era muy chico entonces, pero en esa Ă©poca vos mandabas un mail con 20 dĂłlares de crĂ©dito a tus amigos, y nadie tenĂa muy en claro para quĂ©. Y de repente explotĂł y comenzaron a enviar y recibir decenas de millones de dĂłlares, e invirtieron una buena parte eso en referidos, en sumar más gente a la red. No creo que cuando naciĂł la gente que lo usĂł por primera vez haya dicho “esto cambia todo”. Pero sĂ era la primera vez que le podĂas mandar dinero por internet a tus amigos. Lo mismo se puede decir de las redes sociales en general; al principio yo no entendĂa para quĂ© servĂa Instagram, por ejemplo, con los filtros y demás. Worldcoin es una red: se hace más Ăştil cuanta más gente la usa. Espero que si hablamos en un par de años le veas la utilidad, pero no me sorprende que hoy haya gente que no le vea el sentido.
-Pero otras tecnologĂas emergentes no tuvieron de inmediato problemas con los gobiernos de todo el mundo…
-No sĂ©. Uber sufriĂł una reacciĂłn similar cuando comenzĂł a hacerse popular. SĂ creo que cuando comenzamos a operar pĂşblicamente en julio del año pasado el equipo era muy chico; todavĂa lo somos, unas 20 personas. Y no estábamos preparados para la demanda que recibimos, se caĂan los servidores todo el tiempo. DeberĂamos haber ido más lento, ir a los gobiernos de cada paĂs y explicarles quĂ© queremos hacer, por quĂ© lo hacemos, explicar cĂłmo la IA está cambiando internet y el mundo. Este año hay elecciones en muchos paĂses y habrá muchos cambios, y necesitamos cĂłmo los sistemas de inteligencia artificial está afectando las redes sociales, algo que es muy, muy real, y cĂłmo debemos protegernos de eso, y hacerlo a nivel mundial. Cuando pensamos en cĂłmo construir Worldcoin, siempre pensamos en estar en todos los continentes, y en buscar los mercados más representativos de cada uno.
-ÂżY la reacciĂłn fue similar?
-Para nada. Es interesante, en JapĂłn la recepciĂłn fue super diferente, no habĂa problemas con el escaneo de iris. Cambia mucho de paĂs en paĂs. Pero si querĂ©s construir una herramienta que vaya a ser global tenĂ©s que ofrecer algo de valor para todos.
-Algo en lo que estoy de acuerdo es en que el tema de hacer fila para escanear tus ojos y tener el World ID no va. AsĂ que si tuviĂ©ramos más Orbes (el dispositivo que hace el escaneo de iris y genera la “prueba de humanidad”) serĂa mucho más fácil. De hecho estamos aumentando la producciĂłn de los equipos, que se fabrican en Alemania. De los diez millones de usuarios que tenemos de la red, algo más de 5 millones están verificados con un Orbe. Y respondiendo a tu pregunta anterior, de esos un porcentaje muy alto de eso ya usa la red a diario para enviar y recibir dinero dentro de la red. TodavĂa nos faltan herramientas para que se pueda usar como una billetera de pago de bienes y servicios, pero ya hay desarrolladores haciendo cosas para Worldcoin. Falta un montĂłn, es un proyecto bastante loco y ambicioso, eso lo tengo claro. Pero creo que algo como esto tiene que existir, y con el correr del tiempo va a quedar cada vez más claro. Y por eso lo estamos haciendo todo de cĂłdigo abierto: tiene que ser algo en lo que los demás puedan confiar, que lo puedan mejorar, que puedan armar servicios basados en esta tecnologĂa. Estamos llegando a ese punto de inflexiĂłn en el que la gente está empezando a naturalizar el uso de Worldcoin para sus transacciones diarias (de las que la compañĂa obtiene una comisiĂłn) porque todos sus amigos están ahĂ.
-La idea de Worldcoin está en que alguien pueda saber si su interlocutor es un humano o una IA, para decidir cĂłmo se comporta; para eso ustede están usando el Orbe, que genera esa prueba anĂłnima de humanidad y que no guarda mis datos, pero Âżpor quĂ© habrĂa de creerles?
-No deberĂas creernos. Todo se trata justamente de eso. No deberĂas creerle a nadie, ni a una compañĂa. Por eso toda la plataforma es de cĂłdigo abierto, y por eso publicamos todos los pasos prĂłximos que vamos a seguir, de tal manera que tu confianza estĂ© en la plataforma, no en una compañĂa. Igual todavĂa tiene que evolucionar: si un gobierno tratara de crear certificados de humanidad falsos podrĂa hacerlo hoy, aunque les resultarĂa carĂsimo; asĂ que todavĂa falta que la parte de hardware siga mejorando. Pero no creo que tengas que confiar en nosotros; sĂ en nuestra plataforma.
-OK, entonces la red sigue evolucionando, crece, suma usuarios… Âży entonces quĂ©?
-Más allá de lo financiero, creo que servirá para protegernos en internet de la IA: a futuro todo tendrá un componente o algo generado por una inteligencia artificial. Pero necesitamos ser capaces de diferenciar cuándo algo lo creĂł una persona, cuándo una IA. Yo uso mucho Twitter, y si mirás las respuestas está lleno de todo tipo de usuarios; todavĂa podemos diferenciar cuáles son humanos y cuáles son bots, pero eso va cambiar, porque la IA es cada vez más sofisticada, sobre todo para influir en la opiniĂłn que las personas tienen sobre muchos temas. Eso es clave. Y vas a usar esa prueba de humanidad para saber, al hablar con alguien, cuándo querĂ©s revelar sobre vos mismo; se usará en redes sociales, pero tambiĂ©n en otro tipo de servicios digitales.
-Se trata, de nuevo, del tema de la confianza…
-Hoy podĂ©s tener la seguridad de casi todo lo que ves online fue creado por una persona, y sigue siendo fácil detectar lo que no, en texto, imágenes, video. Pero creo que eso se va a dar vuelta completamente: a futuro vas a tener que demostrar que algo real; hoy el 99 por ciento del contenido online es hecho por humanos, pero eso va a cambiar rotundamente. Y no falta mucho. Y ese contenido puede influir en lo que la gente piensa, y en lo que les preocupa, y hay que pensar en quĂ© podrĂa hacer en las manos incorrectas.