La causa que investiga el crimen de Jorge Enrique de Marco (65), el activista por los derechos de los animales y agente inmobiliario que fue asesinado en San Isidro, avanzĆ³ en las Ćŗltimas horas con la detenciĆ³n de un sospechoso.Ā
El acusado serĆa un remisero que presuntamente trasladĆ³ a los delincuentes que en la madrugada del jueves 14 de marzo ingresaron a robar en la casa de la vĆctima, ubicada en la esquina de las calles San JosĆ© y Obispo Terrero.Ā
Los voceros indicaron que el sospechoso formarĆa parte de una banda conocida como āLa del MillĆ³nā, que opera en la zona realizando escruches y entraderas.Ā
La pista que guiĆ³Ā a los investigadores surgiĆ³ del anĆ”lisis de las cĆ”mara de seguridad que grabĆ³ el momento en el que uno de los autores se sube al coche del remisero, un Renault 19 patente BQS-326.Ā
Fuentes policiales indicaron que en la grabaciĆ³n se puede ver cuando cerca de las 6 de la maƱana del jueves sale de la casa de la vĆctima portando un arma larga con estuche que presuntamente era propiedad de Jorge de Marco.Ā
Siguiendo esa lĆnea investigativa, la fiscalĆa a cargo de Carolina Asprella, pidiĆ³ ocho allanamientos en la villa la Cava, donde demoraron al remisero y secuestraron distintos elementos de prueba, entre ellos telĆ©fonos celulares, municiones y elementos presuntamente robados de la casa de la vĆctima.Ā AdemĆ”s, hallaron cartas manuscritas con datos de interĆ©s para la investigaciĆ³n. Ā
De Marco era rescatista de animales. Fue fundador y presidente del Centro de PrevenciĆ³n de Crueldad al Animal (CPCA). Este jueves 14 de marzo, cerca del mediodĆa, lo hallaron asesinado en la planta alta de su casa.Ā
El informe forense
La operaciĆ³n de autopsia revelĆ³ que fue atacado a golpes y que su muerte se produjo por un colapso pulmonar a raĆz de las lesiones sufridas. El cuerpo estaba boca abajo. TenĆa dos costillas fracturadas. Creen que por las ataduras y la posiciĆ³n en la que se encontraba no pudo sobrevivir.
La principal pista seƱala que fue vĆctima de un robo. Los autores habrĆan ingresado por una de las ventanas del primer piso. La casa tiene alarma monitoreada, pero no posee cĆ”maras de seguridad. El sistema se activĆ³ pasadas las 2 de la madrugada del jueves, pero nadie se acercĆ³ a la propiedad para verificar si todo estaba en orden.Ā
Una posibilidad es que la vĆctima haya respondido el llamado de la empresa āque siempre se comunica cuando suena la sirenaā y que la respuestaĀ descartara la posibilidad de un intento de robo.Ā
Lo que suponen es que los delincuentes forzaron una de las ventanas de la planta alta de la casona, pero ingresaron por otra. Hasta el miĆ©rcoles a la noche la vĆctima estaba con vida, segĆŗn el testimonio de uno de sus amigos. Ā
āEstuvo conectado hasta a las 11 de la nocheā, revelĆ³ este jueves Alberto, en la puerta de la casa de Jorge, mientras peritos de la PolicĆa CientĆfica de Buenos Aires revisaban la casa en busca de rastros.Ā
Alberto es uno de los mejores amigos del rescatista de animales. Fue el hombre que hallĆ³ el cuerpo sin vida. Para Ć©l la escena parecĆa la de un robo. La planta alta estaba toda revuelta.Ā
QuiĆ©n era y cĆ³mo sigue la causa del crimen del empresario asesinado en San Isidro
āHablamos normalmente y hoy (por el jueves) no contestaba los wasaps ni las llamadas. Con otros amigos en comĆŗn nos pusimos de acuerdo y vinimos al mediodĆa. Yo era el Ćŗnico que tenĆa la llave. Entramos y encontramos la escena de un homicidioā, contĆ³ Alberto, en declaraciones al canal TN. Ā Ā Ā Ā
Una versiĆ³n indica que los delincuentes se habrĆan llevado varias armas de fuego. De Marco, que tambiĆ©n trabajaba como agente inmobiliario por cuenta propia (segĆŗn registros contables integraba una sociedad denominada Ribrown SA), era coleccionista y experto tirador. De hecho, los investigadores creen que utilizĆ³ una escopeta de su propiedad para defenderse del robo.Ā
El indicio surgiĆ³ a partir del hallazgo de un orificio de bala en la misma habitaciĆ³n del primer piso donde fue hallado el cuerpo de la vĆctima. Lo que creen es que el hombre intentĆ³ poner en fuga a los ladrones, y por su reacciĆ³n lo maniataron de pies y manos, y le dieron una feroz paliza.
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