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Tres gremios aƩreos dejaron los aviones en tierra mientras el Gobierno los expone con el conflicto

Fue una tĆ­pica jugada de ajedrez donde cada uno se guardĆ³ el prĆ³ximo movimiento. Lo Ćŗnico que terminĆ³ por condicionar la estrategia es el irremediable paso del tiempo. Finalmente, tres gremios terminaron en una medida de fuerza que dejĆ³ la gran mayorĆ­a de los aviones en tierra. Y este miĆ©rcoles no habrĆ” vuelos en la Argentina.

Como se dijo, fue un juego de ajedrez en el que no estĆ” claro quiĆ©n jugĆ³ con blancas, es decir, quiĆ©n tuvo la ventaja de ir una jugada antes que el otro. En principio, los hechos. La AsociaciĆ³n del Personal AeronĆ”utico (APA), los pilotos agremiados en APLA y la UniĆ³n del Personal Superior (UPSA) convocĆ³ hace unos dĆ­as y finalmente, lo confirmĆ³.

Edgardo Llanos, con 20 aƱos en la conducciĆ³n del sindicato, Pablo BirĆ³, con 12, y RubĆ©n FernĆ”ndez, con 14, fueron quienes llamaron a la medida de fuerza. Los pilotos y APA, que representan a los empleados de Intercargo, tienen capacidad para frenar toda la operaciĆ³n aeroportuaria con excepciĆ³n de dos empresas: American Airlines y Flybondi, que se prestan sus propios servicios en Ezeiza y no estĆ”n dentro del sindicato de comandantes. Los demĆ”s, se quedarĆ”n quietos.

Ahora bien, paradĆ³jicamente, los sindicatos son los que se encuentran mĆ”s incĆ³modos en el paro. Se preguntarĆ” el lector cĆ³mo es posible que quienes convocaron el cese de actividades sean los que estĆ”n mĆ”s fuera de lĆ­nea a pocas horas de que comience. Sucede que la estrategia que empleĆ³ el presidente Javier Milei y los funcionarios con los ferroviarios de La Fraternidad ha tenido buenos rĆ©ditos. Y entonces, Āæpor quĆ© cambiarla?

Gran parte de los sindicatos que tienen trabajadores en empresas pĆŗblicas o directamente en el Estado, no todos, hay que aclararlo, desarrollaron una postura pĆŗblica vociferante frente a los conflictos, pero negociadora puertas adentro. Eran profesionales en eso de llamar a un paro a los gritos con la campera de cuero puesta y, luego, esperar ansiosos la conciliaciĆ³n obligatoria. Entonces, en salas con aire acondicionado y mucho telĆ©fono, negociaban con los funcionarios con dinero ajeno. Finalmente, llegaba el acuerdo y todo se financiaba con la mĆ”quina de hacer billetes. CrĆ³nicas de la Argentina del dĆ©ficit y la inflaciĆ³n.

En el transporte, sea aeronĆ”utico, ferroviario o terrestre, se convirtieron en expertos en este arte. Pero Milei, un rupturista, cambiĆ³ el escenario. Los ferroviarios de La Fraternidad fueron los primeros moradores de la nueva escena que montĆ³ el Presidente. Llamaron a un paro que no querĆ­an hacer y el Gobierno lo dejĆ³ correr. Nadie pidiĆ³ la conciliaciĆ³n obligatoria y nadie la dictĆ³ de oficio. AsĆ­ las cosas, a los maquinistas de los trenes les llegĆ³ el dĆ­a y quedaron presos de sus palabras.

Con las vĆ­as quietas, Omar Maturano, con 30 aƱos al frente de ā€œlos fraternosā€, fue la parrilla delantera de un auto a alta velocidad en medio de una nube de insectos. Se le pegaron todas las crĆ­ticas y quedĆ³ expuesto ante millones de pasajeros que quedaron varados. En un dĆ­a, en redes sociales, aparecieron sus autos, sus emprendimientos gastronĆ³micos en terrenos ferroviarios, sus hobbies y hasta el sueldo mĆ­nimo de sus representados.

Por estas horas, el sindicalista estĆ” incĆ³modo. Los otros gremios del sistema, seƱaleros, UniĆ³n Ferroviaria y alguno mĆ”s pequeƱo, se prestan a firmar el acuerdo paritario. La Fraternidad impostĆ³ un poco su entrecejo fruncido y pidiĆ³ 48 horas adicionales como para no estar en la misma foto de concordancia que sus colegas. Es posible que esta semana Maturano estampe la firma, pero la sobreactuaciĆ³n vale oro en la polĆ­tica argentina.

La semana pasada, en el Gobierno hicieron un cĆ”lculo. Se preguntaron cuĆ”ndo era mĆ”s inconveniente el paro en los trenes. La respuesta la entregĆ³ la reglamentaciĆ³n sobre la conciliaciĆ³n obligatoria. Sucede que este instituto, que suspende la posibilidad de medidas de fuerza por 15 dĆ­as, se puede entregar una sola vez por conflicto. Si lo pedĆ­an entonces -afirmaban en el Gobierno- ya no se podĆ­a solicitar mĆ”s. Ahora bien, si en esas dos semanas de impasse no se acordaba nada, el sindicato estĆ” habilitado a regresar a la protesta. ā€œEse tiempo de imposibilidad de hacer paro terminaba cuando ya habĆ­a clases, por lo tanto, el problema iba a ser mayor. Con ese apuro, nos iban a presionar mucho mĆ”s. Nadie pidiĆ³ nada y tuvieron que terminar en paroā€, confiĆ³ una alta fuente oficial que estuvo cerca de la negociaciĆ³n.

Esta vez, sucede algo similar. Esa cuenta que hace el Gobierno, en caso de pedir ahora la conciliaciĆ³n obligatoria, ademĆ”s de agotar el remedio, llevarĆ” esa pausa a mediados de marzo. Los negociadores miran un fin de semana de reojo: el de Semana Santa, a fines de marzo, que consolida 6 dĆ­as no laborables para gran parte de los trabajadores. De ahĆ­ que prefieren guardar esa instancia para cuando el mercado estĆ© mĆ”s difĆ­cil de manejar y reprogramar.

En pocas palabras: hecho el escenario de daƱos, en el Gobierno consideran que, si bien nunca es buena noticia un paro, no es tan grave como si sucediera en ese fin de semana de enorme movimiento aƩreo.

En el medio estĆ”n AerolĆ­neas Argentinas e Intercargo. Ambas empresas son sociedades anĆ³nimas y son las empleadoras de la mayorĆ­a de los trabajadores que paran. Hasta ahora, ninguna pidiĆ³ la conciliaciĆ³n obligatoria, apenas cursaron una comunicaciĆ³n a la SecretarĆ­a de Trabajo donde reconocen que estĆ”n enteradas del paro de maƱana, pero que no fueron notificadas formalmente.

En la secretarĆ­a, a su vez, tienen la carta de los pilotos en la que informan la medida de fuerza; UPSA y APA aĆŗn no entregaron nada. Este tipo de notificaciones no son menores, ya que la nueva administraciĆ³n de Milei estĆ” dispuesta a imponer fuertes multas a los sindicatos que no cumplan con los requisitos formales a la hora de una protesta o medida de fuerza. De hecho, ya impuso una por 165 millones de pesos a una organizaciĆ³n gremial que iniciĆ³ la paralizaciĆ³n de actividades 12 horas antes durante el 24 de enero, dĆ­a del primer paro que enfrentĆ³ Milei.

No solo hubo un cambio en el nuevo paradigma que impuso el Presidente a los gremios, sino que AerolĆ­neas Argentinas ya no tiene el telĆ©fono rojo del ā€œEstado protectorā€ para subsidiar acuerdos colectivos fuera de mercado. Las Ć©pocas de la billetera boba parecen lejanas. Desde el Gobierno negocian con los gremios con otra perspectiva: ā€œNos separan unos pocos puntos, pero no es cuestiĆ³n de dĆ”rselos y que todo siga igual. La idea es que se comprometan a trabajar para ser mĆ”s productivos, para bajar costos de personal y gastos operativosā€, dicen en el ministerio que tiene a su cargo el nuevo esquema salarial para este aƱo. La sola enumeraciĆ³n de estas palabras generan una suerte de reacciĆ³n alĆ©rgica en los gremialistas aeronĆ”uticos, sobre todo en BirĆ³.

Otro de los problemas que hay es que FabiĆ”n Lombardo, el actual presidente, era el director Comercial durante la gestiĆ³n de La CĆ”mpora. No le sale natural fruncir el ceƱo y abrazar polĆ­ticas de austeridad frente a sus compaƱeros de ruta que fueron tan cercanos hasta hace tan poco. El hombre imposta, y en el Gobierno, por ahora, disimulan.

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