El Papa Francisco canonizarĆ”Ā a la beata argentina MarĆa Antonia de Paz yĀ Figueroa, conocida como Ā«Mama AntulaĀ» despuĆ©s de que la CongregaciĆ³n de las Causas de los Santos aprobĆ³ un milagro atribuido a su Ā«intercesiĆ³nĀ» ocurrido en 1904. La beata de los Ejercicios Espirituales se convertirĆ” en santaĀ con una ceremonia en la Plaza San Pedro.
En 2010, el Papa Benedicto XVI habĆa dado el primer paso hacia la beatificaciĆ³n de Mama AntulaĀ al considerarla Ā«venerableĀ» tras reconocer que Ā«practicĆ³ las virtudes cristianas en grado heroicoĀ». Seis aƱos despuĆ©s,Ā fue beatificada en su provincia natal de Santiago del Estero.
Ā«MarĆa Antonia era conocida en la iglesia por su extraordinaria labor, el carisma de nuestra beata consistĆa en arrancar el mal del corazĆ³n del hombre y plantar la semilla del bien, fue una incansable misionera, mediante la prĆ”ctica de los ejercicios espiritualesĀ», dijo entonces el cardenal Angelo Amato.
La Agencia Informativa CatĆ³lica de Argentina (AICA) destacĆ³ que Ā«en los albores de la Patria -cuando aĆŗn el territorio formaba parte del virreinato del PerĆŗ- una mujer laica, vestida con ropa de varĆ³n (un hĆ”bito jesuita), puso en valor la dignidad femenina, en Ć©pocas en las que las mujeres vivĆan para ser madres o para ser monjas, no leĆan ni escribĆan y les estaba vedada toda actuaciĆ³n social independiente respecto de un hombreĀ».
Mama Antula serĆ” desde el 11 de febrero la tercera santa argentina, pero la primera mujer: el Papa Francisco ya convirtiĆ³ en santos al argentino JosĆ© Gabriel Ā«curaĀ» Brochero, en 2016, y al Ćtalo-argentino ArtĆ©mides Zatti en 2022.
QuiĆ©n fue MarĆa Antonia de Paz y Figueroa, Ā«Mama AntulaĀ», la primera santa argentina
Descendiente de una destacada familia local, MarĆa Antonia de Paz y Figueroa o bien beata MarĆa Antonia deĀ San JosĆ© naciĆ³ en 1730 en Villa SilĆpica, provincia de Santiago del Estero. TambiĆ©n fue conocida comoĀ Mama Altuna -un diminutivo de Madre Antonia- nombre que le dio la poblaciĆ³n quechua, lengua que ella hablaba.
Se cree que su familia tenĆa Ā«una encomienda de aborĆgenes aquĆ, o tenĆan un campo y tenĆan aborĆgenes al servicio, cosas que eran comunes en ese tiempo y MarĆa Antonia venĆa permanentementeĀ»,Ā relatĆ³ el sacerdote RamĆ³n Tenti, coordinador de la Capilla de Mama Antula enĀ Villa SilĆpica.
Ā«Incluso despuĆ©s de la expulsiĆ³n de los jesuitas en 1767, cuando ella empieza su tarea apostĆ³lica junto a otras mujeres, uno de los lugares que viene a hacer los ejercicios espirituales es aquĆ en Villa SilĆpicaĀ», agrega el religioso.
A los 15 aƱos, segĆŗn se cuenta en la biografĆa Ā«La mujer mĆ”s rebelde de su tiempoĀ«, desafiĆ³ a su padre al anunciarle que no se casarĆa ni serĆa monja. AsĆ,Ā comenzĆ³ su prĆ”ctica religiosa al acercarse a los jesuitas Ā«con una decisiĆ³n libre y espontĆ”nea que brotĆ³ del amor a raĆz de su vocaciĆ³n cristianaĀ», relatĆ³ la historiadoraĀ Graciela Ojeda de RĆo, quien desde 1980 se dedica a difundir la vida de la beata.
Desde muy joven, y durante mĆ”s de dos dĆ©cadas,Ā colaborĆ³ con los jesuitas en la promociĆ³n y organizaciĆ³n de los cĆ©lebres ejercicios espirituales del fundador de esa orden religiosa,Ā San Ignacio de Loyola (1491-1556).Ā
Ā«Es una mujer de fe, laica, comprometida con la iglesia. Como las primeras beatas de la historia, comprometidas y muy cultas, que leĆan, se instruĆan y hacĆan beneficio a la sociedad sin mirar a quien e intentaban llegar a todos los necesitados, convocando a todas la clases socialesĀ», destacĆ³ Ojeda de RĆo.
El libroĀ Ā«Descalza. MamĆ” Antula, la mujerĀ que desafiĆ³ los poderes mĆ”ximosĀ«, escritoĀ por las periodistas Nunzia Locatelli, Cintia SuĆ”rez y GiselaĀ GarcĆa, relataĀ que en 1767 los jesuitas fueron expulsados deĀ AmĆ©rica del Sur, pero MarĆa Antonia desobedeciĆ³ al poder y se enfrentĆ³ tanto al rey deĀ EspaƱa, Carlos III, como al papa para mantener la obra de la CompaƱĆa deĀ JesĆŗs.
Mario RamĆ³n Tenti, autor de un libro sobre su vida y coordinador del santuario en la localidad de SilĆpica, su ciudad natal, explicĆ³ que Mama Antula Ā«tenĆa dos preocupaciones en su vida, que Dios fuera amado y glorificado. Lo dice textualmente, y para que ese objetivo se logre,Ā se habĆa puesto como propĆ³sito andar por todos lados hasta donde Dios no es conocido y darlo a conocerĀ».
Ā«Para eso asumiĆ³ esta responsabilidad titĆ”nica y evangelizadora, a travĆ©s de los ejercicios de San Ignacio de Loyola, con los que se convirtieron miles de personas. Se habla de alrededor de 70 mil personas en la Ć©poca del Virreinato del RĆo de la PlataĀ», agregĆ³.
DesafiĆ³ al poder y caminĆ³Ā 5.000 kilĆ³metros para continuar la obra jesuita
La audaz protagonista caminĆ³ descalzaĀ miles de kilĆ³metros del actual territorio argentino impulsadaĀ por la fe y por su vocaciĆ³n de ayudar a los pobres yĀ desprotegidos.
Ā«RecorriĆ³ a pie casi 5.000 kilĆ³metros por el virreinato del PerĆŗ -a lo largo del territorio de las actuales provincias de Santiago del Estero, TucumĆ”n, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y CĆ³rdoba- y, cuando Buenos Aires pasĆ³ a ser el centro del virreinato del RĆo de la Plata, se instalĆ³ en las costas porteƱas, donde Ā«puso de modaĀ» los ejercicios espirituales ignacianos y construyĆ³ uno de los edificios mĆ”s antiguos de la ciudad: la Santa Casa de Ejercicios (de 1784), aĆŗn en funcionamientoĀ», relatĆ³ AICA.
Ā«Acusada de loca y de bruja, el peso histĆ³rico de Mama Antula en los sucesos independentistas de la Argentina quizĆ” haya sido mĆ”s importante que el religioso, aunque ahora se encuentre olvidadoĀ», agregĆ³ la agencia.Ā Ā«La futura santa desafiĆ³ asĆ las convenciones de la sociedad colonial y tuvo una influencia crucial y postrera en el clima independentista de mayo de 1810Ā».
MarĆa Antonia Ā«caminĆ³ miles de kilĆ³metros por campos, caserĆos y ciudades, villas y suburbios buscando corazonesĀ», asegurĆ³ Aldo Marcos de Castro Paz, miembro de la Junta de Historia EclesiĆ”stica Argentina que escribiĆ³ el retrato documental de la beata, y completĆ³:Ā Ā«Su obra es una de las expresiones mĆ”s fuertes de la evangelizaciĆ³n popular en nuestro paĆsĀ».Ā
Ā«EligiĆ³ un camino distinto al estipulado para una mujer de esa Ć©poca, que te casabas o entrabas como monjaĀ», explicĆ³ por su parteĀ Cintia SuĆ”rez.Ā Ā«Ella querĆa ayudar, servir a un sector de la sociedad desposeĆdo y olvidado, pero no como monja. De hecho, no hace voto de obediencia, sĆ de castidad y de pobreza, pero no de obediencia en ninguna ordenĀ».
En 1779,Ā MarĆa AntoniaĀ llegĆ³ a Buenos AiresĀ por un camino que ahora conforma la Avenida Rivadavia y que entonces era la ruta de esa Ć©poca, se encontraba Ā«sucia y con el hĆ”bito negro que le habĆa entregado un jesuitaĀ», por lo que esĀ tratada Ā«de loca, bruja y es apedreadaĀ» durante su llegada, relatĆ³ el pĆ”rroco de la iglesia Nuestra SeƱora de la Piedad, RaĆŗl Laurencena.
A pesar de la austeridad que rodeĆ³ su vida, cuando llegĆ³ a Buenos AiresĀ logrĆ³ construir laĀ Santa Casa de Ejercicios Espirituales,Ā uno de los principales objetivos de la beata, que logrĆ³ levantar sobre terrenos donados y con fondos provenientes de limosnas de los fieles.Ā
En solo ocho aƱos, MarĆa Antonia consiguiĆ³ ofrecer los ejercicios espirituales -que consisten en meditaciones realizadas a travĆ©s de un espacio personal de reflexiĆ³n que incluĆan silencio, lecturas y charlas con un sacerdote- a 70.000 personas.
Pero en el lugar -que actualmente es el edificio colonial en uso mĆ”s antiguo, ubicadoĀ enĀ las calles Independencia y Lima- tambiĆ©n se ofrecĆa alimentos e higiene a Ā«pocos nobles, comerciantes ricos y modestos, chacareros y esclavosĀ», explicĆ³ SuĆ”rez.
AICA relatĆ³ queĀ Ā«su tarea implicaba un fuerte impacto social: protegĆa a las mujeres sin casa y albergaba a los niƱos abandonados, alimentĆ”ndolos, vistiĆ©ndolos, dĆ”ndoles un hogar y bautizĆ”ndolos con el apellido ‘San JosĆ©'Ā».Ā En las tandas de ejercicios espirituales Ā«convivĆan ambos sexos de todas las clases sociales y condiciones: autoridades, patricios, nobles, criollos, campesinos, mercaderes y esclavos, en un preclaro ejercicio de fraternidad humanaĀ», agregĆ³ la agencia.
Mama Antula participĆ³ de la prĆ”ctica de losĀ ejercicios espirituales de San Ignacio de LoyolaĀ Ā«hasta su Ćŗltimo suspiro, cuando falleciĆ³ a la edad de 69 aƱos, algo excepcional para la Ć©pocaĀ», relatĆ³. Ā«Ella querĆa ayudar, servir a un sector de la sociedad desposeĆdo y olvidado, pero no como monja. De hecho, no hace voto de obediencia, sĆ de castidad y de pobreza, pero no de obediencia en ninguna ordenĀ».
Mama AntulaĀ falleciĆ³ el 7 de marzo de 1799 y recibiĆ³ Ā«un entierro sencillo, de pobreĀ».Ā Actualmente el mausoleo que guarda sus restos, declarado Ā«sepulcro histĆ³rico nacionalĀ», se encuentra enĀ la nave lateral derecha de la iglesia Nuestra SeƱora de la Piedad,Ā ubicada en BartolomĆ© Mitre y ParanĆ”, en el barrio porteƱo de Balvanera.
Ā«En su testamentoĀ estĆ” escrito, y se conserva original, queĀ ella quiere ser enterrada en el campo santo de la piedad. DespuĆ©s, cuando se hace la basĆlica actual, cuenta la historia que no encontraban el lugar de sus restos porque ella pidiĆ³ que fuera un entierro sencillo, de pobreĀ», contĆ³ el sacerdote Laurencena.
Los dos milagros que allanaron el camino de Mama Antula hacia la canonizaciĆ³n
El peregrinar de Mama Antula estuvo marcado por hechos inexplicables y laĀ Iglesia CatĆ³lica dio por probados dosĀ milagros, primer paso hacia la canonizaciĆ³n, impulsadaĀ por el Papa Francisco.
El primer caso involucra a una religiosa de las Hijas delĀ Divino Salvador, laĀ hermana Rosa Vanina, quien habrĆa recuperado la salud en 1904 porĀ intercesiĆ³n de la fundadora y madre espiritual de estaĀ congregaciĆ³n.
La documentaciĆ³n se recogiĆ³ en 1905: se tratĆ³ de una colecistitisĀ aguda, con todos los sĆntomas del shock sĆ©ptico, que en aquellaĀ Ć©poca, sin antibiĆ³ticos, era mortal.Ā Pidiendo el milagro por intercesiĆ³n de la fundadora de su ordenĀ religiosa, se recuperĆ³ rĆ”pidamente, lo que demostrĆ³ la gracia queĀ la lleva a la beatificaciĆ³n.
La fallecida doctora Adriana MendĆa, quien fue encargada de exhumar los cadĆ”veres de quienes aspiran a ser santos o beatos de la Iglesia catĆ³lica, explicĆ³ despuĆ©s de sus investigaciones que Ā«la curaciĆ³n de la monja Rosa Vanina no tuvo explicaciĆ³n cientĆficaĀ».
Citada por Infobae, MendĆa relatĆ³: Ā«Hizo una colecistitis, una inflamaciĆ³n de la vesĆcula que se infectĆ³. AĆŗn hoy, que hay antibiĆ³ticos, es un cuadro de mucha gravedad. El doctor Sobre Casas, que la atendiĆ³, esperaba que su muerte se produjera en horas. Las monjitas que rodeaban su lecho se pusieron a rezar con una reliquia de Mama Antula -un pedacito de hueso- y le pidieron que intercedieraĀ». Ā«Al dĆa siguiente, la monja estaba recuperadaĀ», continuĆ³.Ā
El segundo milagro ocurriĆ³ en 2004 aƱos en la provincia de Santa Fe, con laĀ sanaciĆ³n deĀ Claudio Perusini, que habĆa sido alumno del papa Francisco,Ā āque sufriĆ³ un Ā«ictus isquĆ©mico con infarto hemorrĆ”gico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock sĆ©ptico resistente, con fallo multiorgĆ”nicoĀ»Ā que lo dejĆ³ en estado grave y al que los mĆ©dicos no le dieron chances de mejorĆa.Ā
Entonces, Ā«le rezaron a MarĆa Antonia y se produjo el milagro de su curaciĆ³n. La historia clĆnica fue enviada a Roma para ser evaluada por nueve mĆ©dicos distintos de otras partes del mundoĀ», relatĆ³ Graciela Ojeda de RĆo.Ā Ā«Esos mĆ©dicos consultados no encontraron explicaciĆ³n lĆ³gica a la recuperaciĆ³n, el Vaticano lo volviĆ³ a analizar y estableciĆ³ lo que hizo Bergoglio, queĀ afirmĆ³ que esa curaciĆ³n de debiĆ³ a la participaciĆ³n milagrosa de MarĆa AntoniaĀ«, sintetizĆ³.