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Milei, el fracaso del kirchnerismo y la pesadilla de Juntos por el Cambio

“Si gana Milei significa que hemos fracasado, que todo esto no sirvió de nada”, explota un dirigente peronista que supo ser uno de los alfiles del kirchnerismo. Con “todo esto”, se refiere a un mandato de Néstor Kirchner, dos de Cristina y el cuarto, el que en tres meses culminarán Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Dieciseis años de poder.

Si bien la idea de Javier Milei como alternativa fue promovida por el kirchnerismo con el objetivo de sacarle votos a Juntos por el Cambio, como cuando Cristina Kirchner habló de los tres tercios más como una estrategia a instalar que una profunda lectura de la realidad, lo cierto es que el candidato de La Libertad Avanza le sacó muchos votos al propio oficialismo y encarna otro problema: es todo lo que el kirchnerismo siempre combatió.

Mauricio Macri siempre fue el enemigo declarado del kirchnerismo; pero Milei está a la derecha del expresidente. Aborrece el Estado, prioriza la actividad privada, promueve la dolarización, pone sobre la mesa el pésimo funcionamiento de la salud y educación públicas, y se abraza a los Estados Unidos. Tiene un discurso anti sistema. Y el kirchnerismo, es el sistema.

La irrupción de Milei junto a Victoria Villarruel, que reclama justicia por las víctimas vinculadas con los militares de la dictadura militar y que además conlleva el objetivo de hacerse cargo de Seguridad y Defensa, no solo refleja el hartazgo de un sector de la sociedad por la exacerbación del rol de los organismos de derechos humanos durante la era K; también denota el cansancio del electorado ante un nivel de inseguridad inédito que fue alimentado durante años por la inacción sistemática del kirchnerismo en el Conurbano bonaerense, sin la prevención de los delitos y, mucho menos, de la represión de los mismos.

La decisión del gobierno porteño echar a Eugenio Burzaco en el área de la Seguridad tras el asesinato del ingeniero Mariano Barbieri en unas de las zonas más caras de la Ciudad, por haber viajado a Estados Unidos con una agenda poco clara y haber sido visto mirando un partido de tenis en medio de este resonante homicidio -pero también durante una semana que estuvo plagada de saqueos en el Conurbano, a pocos kilómetros de la Capital-, no tiene reparos. Pero las comparaciones son inevitables. ¿Cuántas veces entonces debería haber sido echado Sergio Berni como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires?

Por sólo citar tres casos. El crimen a quemarropa del colectivero Daniel Barrientos en La Matanza que luego derivó en la protesta y golpiza al propio Berni en abril; en agosto, con una diferencia de dos días, la muerte de la nena de 11 años Morena Domínguez en Lanús, por los golpes que recibió de un motochorro; y luego el asesinato en Morón del médico Juan Carlos Cruz para robarle el auto. Increíblemente, nunca estuvo en riesgo la continuidad de Berni por parte del gobernador Axel Kicillof, y el funcionario nunca amagó a renunciar.

A dónde va Juntos por el Cambio

“Lo que falta es iniciativa política. No hay campaña, hay poca organización, no hay un método ni equipo y hay mucho voluntarismo”, critica un dirigente bullrichista que sin embargo destaca la designación de Carlos Melconian como vocero económico y se muestra confiado en poder ubicar a la exministra de Seguridad en el balotaje.

Patricia Bullrich. La candidata de Juntos por el Cambio. Foto: La Voz del InteriorPatricia Bullrich. La candidata de Juntos por el Cambio. Foto: La Voz del InteriorLos más experimentados, como el radical Ernesto Sanz, ya habían anticipado que en la noche de las PASO hay una suerte de batalla cultural por la lectura del resultado, que es luego la que en la mayoría de las veces decide la elección.

En el 2015, Cambiemos ganó esa batalla porque demostró que estaba en el balotaje contra Daniel Scioli; en el 2019, el peronismo demostró que había arrasado contra el gobierno de Macri, y que el resultado era irreversible, más allá de la remontada épica.

En este caso, el riesgo que podría pagar Juntos por el Cambio es que nadie trabajó para el 14 de agosto, el día después de las primarias, porque había un falso convencimiento de que quien se imponía en la interna, era seguro el próximo presidente.

Hoy, la hipótesis de trabajo es que Milei le sacó muchos votos en los sectores más bajos a Sergio Massa, por ende, el kirchnerismo irá por ellos y la única beneficiada será la candidata de Juntos por el Cambio porque será “una disputa entre ellos”.

Carolina Píparo. La candidata der Milei a Gobernadora en Buenos Aires.Carolina Píparo. La candidata der Milei a Gobernadora en Buenos Aires.Si bien admiten que en estas elecciones la relevancia de los dirigentes es mucho menor que en otras épocas, aseguran que todavía la estructura tiene peso en la provincia de Buenos Aires. A modo de ejemplo, 10 puntos en la Provincia equivalen a unos 3,8 a nivel nacional. “Haciendo una gran elección acá, estamos en la segunda vuelta”, asegura un operador bonaerense de JxC.

Tienen en claro en el bunker bullrichista que el libertario les quitó votos en la cuarta, quinta y sexta sección electoral. Pero a Unión por la Patria le fue peor, aseguran. Los moviliza el hecho de que Bullrich terminó encolumnando detrás suyo a muchos de los dirigentes perdedores de la interna -Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Gerardo Morales- y que hará lo propio con los gobernadores electos de JxC y los que se candidatean para serlo.

Admiten, sin embargo, que toda esta estrategia es válida en tanto y en cuanto el voto a Milei haya sido sólo un voto bronca, un llamado de atención. Pero el esquema vuela por los aires, así como los partidos tradicionales, si el fenómeno Milei termina siendo exactamente eso; una tendencia, una ola, que ha sido elegida por buena parte de la sociedad.

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