Este viernes 17 de mayo se cumplen 40 aƱos exactos del comienzo de un verdadero milagro televisivo. La pantalla de lo que entonces se conocĆa como Argentina Televisora Color (ATC) registrĆ³ esa noche la primera emisiĆ³n de El show del ClĆo, experiencia inaugural de un modelo hasta allĆ inĆ©dito, luego convertido en El show creativo: el programa que se dedica exclusivamente a la publicidad.
āHicimos 31 aƱos consecutivos en la tele. En un momento llegamos a ser el programa mĆ”s viejo despuĆ©s de los almuerzos de Mirtha Legrandā, cuenta a LA NACIĆN Juan Gujis, mentor de la idea y protagonista central de esa verdadera proeza en un medio que nunca se acostumbrĆ³, al menos en la Argentina, a la uniĆ³n entre el Ć©xito y la continuidad. A los 78 aƱos, Gujis sigue activo como consultor y docente en su especialidad. āY las ganas de volver siempre estĆ”nā, dice.
En la larga conversaciĆ³n que transcurre en una de las mesas del CafĆ© Tortoni, refugio preferido cada vez que llega a la Capital Federal desde su lugar en el mundo de toda la vida, la zona sur del Gran Buenos Aires (naciĆ³ en Burzaco y vive en AdroguĆ©), el estado de Ć”nimo de Gujis se mueve entre la nostalgia, la emociĆ³n y la felicidad de haber hecho un aporte fundamental para que la publicidad saliera de las tandas y ocupara por una vez el centro absoluto de la pantalla.
Dice que Gerardo Sofovich encontrĆ³ la mejor definiciĆ³n para lo que hizo con El show del ClĆo, que despuĆ©s de algunos aƱos adquiriĆ³ su nombre definitivo, con el que todos hoy lo recuerdan: El show creativo. āMe encantĆ³ la forma en la que me presentĆ³. Dijo: acĆ” estĆ” el hombre que hizo de la publicidad un contenido de televisiĆ³n. Y todavĆa la gente me saluda por la calle, me agradece lo que hicimos. Y me dice algo mĆ”s: todos vieron el programa alguna vezā, agrega GujĆs, que a lo largo de esta larga travesĆa televisiva compartiĆ³ su creaciĆ³n con muy eficaces compaƱeros de ruta: Julio Lagos, Horacio Cabak, HernĆ”n Drago.
Hijo de un inmigrante lituano, que llegĆ³ a la Argentina en 1927 imaginando que tarde o temprano estallarĆa la Segunda Guerra Mundial, dice que la publicidad es su pasiĆ³n, pero no la Ćŗnica: āTengo varias. Ir a la cancha con mi hijo a ver a Quilmes. Jugar pelota a paleta, empecĆ© a los 7 aƱos y lo sigo haciendo. Y mi familia, mi mujer y mis tres hijosā.
-En su apogeo, tu programa despertĆ³ una gran corriente de interĆ©s. Mucha gente empezĆ³ a estudiar publicidad. ĀæCĆ³mo se entiende hoy esa disciplina vista en perspectiva con lo que ocurrĆa en aquellos momentos de tanto Ć©xito?
-Siempre les digo a mis alumnos que los fundamentos de la publicidad nunca van a cambiar. Lo que cambian son los medios. A lo mejor ya no se mira tanta tele y la gente estĆ” muy metida en las redes, pensando en hacer publicidad en Tik Tok, en Instagram, en X. No es cuestiĆ³n de decir āyo voy a hacer publicidad digitalā. Tienen que saber hacer publicidad.
-ĀæY quĆ© es lo que no cambia?
-A la hora de hacer una pieza publicitaria siempre estĆ”s frente al desafĆo de una hoja en blanco. La publicidad es una fĆ”brica de ideas. El hilo conductor es la creatividad. Yo me siento, entre comillas, responsable de tantos chicos que empezaron a estudiar publicidad. Y mientras hacĆamos el programa se crearon muchos lugares para hacerlo.
-ĀæQuĆ© significa en tu vida lo que empezĆ³ hace 40 aƱos como El show del ClĆo?
-Empecemos por el principio. De chico escuchaba mucha radio. Me criĆ© con TarzĆ”n, Poncho Negro, los radioteatros de Hilda Bernard y Oscar Casco. Y tambiĆ©n me encerraba en el baƱo y leĆa los avisos de las revistas con voz de locutor. Me recibĆ de perito mercantil y empecĆ© Ciencias EconĆ³micas para tratar de asegurar el porvenir, como se decĆa. Pero no me gustaba para nada. Hasta que me puse a trabajar y descubrĆ que habĆa una carrera donde se enseƱaba publicidad. Era muy raro en esa Ć©poca, aƱo 1964, estudiar eso.
-ĀæPodĆas salir de ahĆ con algĆŗn tĆtulo terciario o universitario?
-Uno se recibĆa de licenciado en Publicidad, pero era un tĆtulo que te daba un instituto privado y punto. Yo era en ese momento empleado de Acindar, en el Ć”rea de CrĆ©ditos y Cobranzas. SufrĆa mucho ahĆ porque no me gustaban ni la contabilidad ni las matemĆ”ticas. Gracias a la publicidad me pasaron a Propaganda y Relaciones PĆŗblicas.
-Estabas ahĆ mucho mĆ”s cerca de tu vocaciĆ³n.
-Tal cual. Con el tiempo fui cambiando de empleo hasta que un un dĆa entrĆ© en la revista Mercado para trabajar con Alberto Borrini, que luego serĆa columnista de LA NACIĆN. Y ahĆ se me abriĆ³ todo el mundo de la publicidad y de las agencias, muy relacionadas con la revista.
-ĀæHabĆa alguna razĆ³n para que funcionara ese vĆnculo?
-Mercado era representante en la Argentina de los premios ClĆo a la publicidad. Y Borrini me dijo que querĆa sacarlos del mundo de las agencias y difundirlos a nivel popular. AsĆ empecĆ© a llevar los avisos ganadores por todo el paĆs. Los traĆan al paĆs en un rollo de 16 mm y se pasaban en los cines. No habĆa caseteras, ni VHS, nada. Con ese material empecĆ© a armar reuniones en 10 o 12 ciudades de la mano de las agencias locales que querĆan organizar y auspiciar una funciĆ³n en su ciudad. Y para la revista era una gran promociĆ³n.
-ĀæEsos avisos se pasaban en los cines?
-Tal cual. La gente pagaba una entrada para ver un rollo de 45 minutos solo con publicidad. Lo proyectĆ”bamos sin subtitular. Un dĆa, en Bariloche, lleguĆ© al cine y habĆa una cuadra de cola. Eran todas parejas de mieleros que veĆan esta funciĆ³n como una salida. AhĆ pensĆ© por primera vez que eso podĆa funcionar como un show, un espectĆ”culo que podĆa funcionar como programa de TV. Y se cobraba entrada.
-ĀæCuĆ”ndo pasaste de aquellas funciones en los cines a hacer televisiĆ³n?
-Una vez en CĆ³rdoba llegaron a hacerse tres funciones diarias. MatinĆ©e, vermouth y noche. Y llevamos los ClĆo al Canal 12, presentados por un locutor y por mĆ. Fue como la prueba piloto del futuro programa.
-Fue la primera vez que estuviste frente a una cƔmara.
-No tenĆa ninguna experiencia previa, pero yo sabĆa que me gustaba. Cuando iba al secundario veĆa al Negro Brizuela MĆ©ndez, a Ignacio de Soroa, a Fito Salinas, y le decĆa a mi vieja: yo puedo hacer esto, me gustarĆa ser como esos tipos. Conducir. Pero no tenĆa ni idea de cĆ³mo hacerlo. Hasta que la prueba en CĆ³rdoba anduvo muy bien. Tuvimos que repetirla. Cuando volvĆ a Buenos Aires le dije a Borrini que esto daba para un programa de TV.
-ĀæY quĆ© te contestĆ³?
-Alberto era muy amigo de Julio Lagos. Y me dijo que podrĆa ser un muy buen conductor del programa. AhĆ empecĆ© a recorrer los canales para ver si alguno aceptaba un programa basado en los premios Clio a la publicidad. No habĆa mĆ”s que TV abierta en ese momento. La idea era hacer un Ćŗnico especial anual. JamĆ”s pensamos en un programa semanal.
-ĀæCĆ³mo te fue?
-Me atendĆan muy bien hasta que les decĆa que el programa era sobre publicidad. AhĆ les cambiaba la cara por completo. Hasta que me encontrĆ© con un loco como yo, Mauricio Farberman, un gran productor de TV que llegĆ³ a ser director artĆstico de Canal 7 en el gobierno de AlfonsĆn. Le contĆ© de mi sueƱo y se prendiĆ³. El viernes 17 de mayo de 1984 salimos al aire por primera vez. El programa se llamĆ³ La mejor publicidad del mundo. Julio Lagos era el conductor y yo era el experto en publicidad que explicaba cĆ³mo era el comercial que iban a ver. Empezamos una vez por aƱo y despuĆ©s se fue ampliando un poco. Llegamos a hacer un ciclo de cinco programas para un fin de aƱo.
-ĀæCĆ³mo siguiĆ³ la historia?
-Un dĆa me llama Hugo Di Guglielmo, que era el gerente de programaciĆ³n de Canal 13, y me dice que le gustarĆa llevar el programa al canal. āĀæVos te animĆ”s a hacerlo semanal?ā, me preguntĆ³. Le dije que sĆ. ĀæCĆ³mo no iba a hacerlo? No sabĆa si iba alcanzar el material, no estaba seguro cĆ³mo completarlo, pero me tirĆ© a la pileta. Lo convencĆ a Julio y allĆ fuimos. Hugo me dijo otra cosa: āTe encontrĆ© dĆa y horario. Van a ir los sĆ”bados a la medianocheā.
-El lugar que se convirtiĆ³ desde ahĆ en definitivo. Y que los identifica.
-A esa hora, antes de nosotros, la televisiĆ³n estaba cerrada. Estamos hablando de 1989. Julio me dice: āNo nos va a mirar ni mi viejaā. Pero resulta que mucha gente empezĆ³ a mirarnos: los adultos que esperaban la hora de ir a buscar a sus hijos mĆ”s chicos a los bailes, los que hacĆan la previa antes de salir, y tambiĆ©n la gente mĆ”s grande, que tiene a la tele como Ćŗnica compaƱĆa y no sabe quĆ© hacer a esa hora. Logramos abrir lo que se define en marketing como un nicho de mercado.
-ĀæCĆ³mo conseguĆas el material?
-Primero llamĆ”bamos a las agencias argentinas y les pedĆamos el material histĆ³rico de sus campaƱas. Pero no podĆ©s quedarte solo con eso. A la gente le gusta ver publicidades viejas como la de los escarpines o la pick up que bajaba de un aviĆ³n HĆ©rcules, pero con un bloque alcanza. SumĆ”bamos el material internacional gracias a los contactos que tenĆamos. HabĆa 20 comerciales por programa, que siempre elegĆ yo personalmente. Fue lo Ćŗnico que nunca deleguĆ©.
-ĀæQuĆ© criterio aplicabas para elegir el material?
-La creatividad. Que no es solo ser original. TambiĆ©n hay que incluir en una publicidad el humor, la nostalgia, la cuerda emotiva, la parte sentimental. Para vender con Ć©xito un producto, un servicio y hasta un candidato polĆtico tiene que haber una idea. Que la gente se interese, que llame la atenciĆ³n. Y que no sea aburrida.
-Ustedes inventaron la televisiĆ³n en vivo de los sĆ”bados por la noche.
-Y mientras tanto me fui convirtiendo en conductor. Para completar el programa, porque con las publicidades por sĆ solas no alcanzaba, empezamos a inventar cosas. Primero un concurso de modelos publicitarios en tres categorĆas: 16 a 20 aƱos, 20 a 25 y 25 a 35. El ganador conseguĆa una participaciĆ³n en una publicidad. No era un concurso de belleza, sino de gente con presencia y talento para hacer campaƱas. DespuĆ©s inventamos concursos de jingles. HabĆa gente que se acercaba para cantar los jingles clĆ”sicos de las publicidades de la tele. Para ese momento ya nos habĆamos abierto de Mercado y nos manejĆ”bamos con una revista propia que tuve 15 aƱos y se llamĆ³ El Publicitario. Se vendĆa en los quioscos.
-Con esos concursos de alguna manera ustedes fueron pioneros y precursores de un trabajo clave en la televisiĆ³n de hoy, el casting.
-A partir de allĆ, con todo eso, nos transformamos en un programa de interĆ©s general. Y para todo pĆŗblico. Cuando ya tenĆamos siete aƱos en el aire, le dije a Hugo que querĆa cambiar el nombre del programa, porque el ClĆo era un premio importante de la publicidad, que se entregaba en Nueva York, pero no era el Ćŗnico. HabĆa mĆ”s en Alemania, EspaƱa, estaban los Leones de Cannes. Y le propuse cambiarlo por El show creativo, que era la muletilla usada por el canal en las promos. TenĆa miedo que me dijera que no porque el programa crecĆa, ya estaba identificado. Pero me dio el OK enseguida.
-Fue un cambio grande.
-Que consolidaba ademĆ”s el sistema que tenĆamos con el 13 de coproducciĆ³n, que funcionaba muy bien. Fue ahĆ, cuando llegamos a los 10 aƱos exactos, cuando Julio Lagos nos dice que quiere dejar el programa. TenĆa una oferta muy buena de Canal 9 y la aceptĆ³. Y en ese momento salĆ a buscar a su reemplazante porque no creo en la conducciĆ³n unipersonal. Compartir ese trabajo funciona muy bien. Uno puede hacer un comentario o un chiste y otro hace la rĆ©plica.
-AhĆ llegĆ³ Horacio Cabak
-HablĆ© con varios conductores, pero me decidĆ por Horacio despuĆ©s de charlar sobre este tema en mi casa. Mi hija mayor, sin dudarlo, me dijo: āCabak, papi, Cabakā. En ese momento Horacio estaba en su apogeo como modelo publicitario, era conductor de desfiles. TenĆa una pinta bĆ”rbara y ademĆ”s habĆa pasado por el programa un par de veces como invitado. SaliĆ³ perfecta la elecciĆ³n. Cuando se largĆ³ terminĆ³ ablandĆ”ndome a mĆ y me ayudĆ³ a desacartonarme, porque yo era un conductor mĆ”s bien a la antigua. Empezamos a contar chistes, a hacer cosas mĆ”s divertidas. Horacio me hizo mucho bien y creo que yo tambiĆ©n hice lo mismo con Ć©l.
-El reemplazo no afectĆ³ ni alterĆ³ la idea original.
-AdemĆ”s nos ayudĆ³ mucho porque el pĆŗblico femenino que tenĆamos era enorme y el feeling de las chicas con Cabak era una cosa de locos. Yo lo veĆa a partir de los mensajes que nos dejaban cada sĆ”bado en el telĆ©fono que salĆa en pantalla. Nosotros grabĆ”bamos en la semana y cada lunes iba a mi oficina y escuchaba en el contestador todo lo que nos decĆan a la hora del programa. Eso me ayudĆ³ mucho cuando Horacio dejĆ³ el programa, tambiĆ©n por ofertas de trabajo que habĆa recibido. TenĆa claro que la diferencia de edad era importante y que tenĆa que buscar a un tipo mĆ”s joven. AhĆ llegĆ³ HernĆ”n Drago, que tenĆa una gran virtud.
-ĀæCuĆ”l?
–Le decĆas cualquier cosa y Ć©l te la devolvĆa. SabĆa reĆrse de sĆ mismo, nunca se ofendĆa, cazaba al vuelo alguna frase y te la devolvĆa. Siempre iba al frente. Era ideal para pelotear.
-A esa altura el programa ya era un Ć©xito indiscutido.
-Me dĆ cuenta cuando entrĆ© un dĆa a una farmacia y la empleada me pidiĆ³ un autĆ³grafo. HacĆamos siempre un promedio de entre 4 y 8 puntos de rating los sĆ”bados a medianoche, cuando un programa comĆŗn del prime time medĆa 14 puntos. Con esa mediciĆ³n sos Gardel. Y el programa tenĆa una ventaja: no hacĆa falta seguirlo desde el principio. PodĆas entrar en el segundo o tercer bloque y pasarla muy bien. Cada uno era independiente del otro. CambiĆ”bamos todo el tiempo de temas.
-Hasta que en un momento dejaron Canal 13. ĀæQuĆ© pasĆ³?
-Se fue Di Guglielmo, llegĆ³ AdriĆ”n Suar y se fueron desactivando programas todos los meses. Creo que ellos tenĆan otra idea, la de incorporar programaciĆ³n propia en todos los horarios. Un dĆa me llamĆ³ Pablo Codevilla y me dijo, despuĆ©s de hablar muy bien del programa, que pensaban otra cosa para mi horario. Fue de un dĆa para el otro, me costĆ³ sobreponerme pero habĆa que seguir y buscar otro canal, porque tenĆamos una estructura de producciĆ³n grande y armada. Hasta que conseguĆ una entrevista con Daniel Hadad, en Canal 9, y me preguntĆ³ cuĆ”ndo podĆa empezar. Arreglamos en ese momento. Al dĆa siguiente estaba grabando las promos para salir al aire el primer sĆ”bado disponible.
-ĀæHasta cuĆ”ndo llegĆ³ El show creativo?
-Hasta 2015. Yo ya tenĆa 69 aƱos y mi hijo me convenciĆ³ de dejarlo. Armar un programa semana es mucho estrĆ©s. Son 48 horas completas de trabajo semanal. Cada minuto de programa te lleva una hora entera de trabajo.
-Mientras tanto tuvimos en la tele otras experiencias parecidas a las de tu programa.
-Hubo un programa de TN que se llamĆ³ La mejor publicidad del mundo. Lo conducĆa Mario Markic muy bien, pero con otro estilo. Carlos Acosta tambiĆ©n ha hecho televisiĆ³n desde la publicidad, pero mĆ”s que nada con entrevistas. Y estaba El lĆ”piz de platino. Pero lo nuestro fue siempre tratar de que la gente se divirtiera. Hoy me siguen parando en la calle para preguntarme cuĆ”ndo vuelvo. Y las ganas de volver siempre estĆ”n, pero hay que poner el cuerpo y no estoy con ganas de hacer todo el programa como antes.
-ĀæCĆ³mo ves las transformaciones que experimenta hoy la publicidad?
-Con mucha nostalgia. No hubo despuĆ©s en la Argentina una publicidad tan buena como la que tuvimos en los aƱos 60, 70 y 80. No lo digo yo solo, tambiĆ©n lo piensan muchos publicitarios. Fue una Ć©poca de oro. HabĆa historias, diĆ”logos, humor. Las cosas cambiaron mucho, pero los fundamentos como te decĆa al principio no cambian. Siempre tiene que haber un insight en la publicidad. Tomar una escena de la vida real, algio que le pase a cualquiera, y aplicarlo a una campaƱa.
–ĀæQuĆ© distingue a la publicidad argentina en el mundo?
-Los creativos argentinos son estrellas en todas partes. EstĆ”n a la altura en su disciplina de un Vilas, un Reutemann, un Fangio, un GinĆ³bili. Jugadores de fĆŗtbol, ni hablar. En los principales festivales todos esperan quĆ© van a aportar los argentinos cada aƱo.
-ĀæA pesar de la crisis?
-SĆ. La crisis potencia la creatividad. En esas circunstancias hay que ser mĆ”s creativo que nunca.
-ĀæCuĆ”l fue la campaƱa que mĆ”s te gustĆ³ en toda tu vida?
-Internacional, la de Ikea. Toda la vida ellos trabajaron con el humor y yo todos los aƱos esperaba con ansiedad cada nueva campaƱa. Y de aca, La llama que llama. 24 comerciales creados por la agencia Agulla & Baccetti. Cuando doy charlas y paso publicidades de otro tiempo aparece La llama que llama y el auditorio se viene abajo.
Julio Lagos
āEl show del ClĆo es una de las mejores cosas que me pasaron en mi carrera profesional. . Primero, Alberto Borrini me invitĆ³ a conducir la presentaciĆ³n en el Cine AmĆ©rica, que se repitiĆ³ luego durante varios aƱos. Y despuĆ©s pasĆ³ a la televisiĆ³n. El que hacĆa el programa era Juan. Era el que gestaba los contenidos e inventaba todo. Yo simplemente aportaba mi tarea como como conductor, pero apoyĆ”ndolo en todo lo que Ć©l proponĆa. En ese momento no tenĆa trabajo, nadie me llamaba, y gracias a Ć©l yo pude regresar a la televisiĆ³n. De hecho, creo que desde El show del ClĆo yo no volvĆ a hacer televisiĆ³n. Estoy muy agradecido a la oportunidad que me dieron primero Alberto Borrini y despuĆ©s Juan para hacer el programa. Y compruebo con mucha frecuencia que estĆ” en el mejor recuerdo del pĆŗblico y de muchos profesionales del mundo de la publicidad y de la comunicaciĆ³n con los que hoy me encuentro. Ahora mismo, donde estoy trabajando, una joven ejecutiva de marketing me dice que su vocaciĆ³n empezĆ³ viendo El show del ClĆoā.
Horacio Cabak
āPara mĆ El show del ClĆo y El show creativo fueron un antes y un despuĆ©s en mi carrera. Yo habĆa estado en el programa de Juan como invitado; habĆa ido primero como modelo porque estuve protagonizando algunos comerciales que se presentaron ahĆ. DespuĆ©s estuve llamativamente como estudiante de publicidad. Ellos habĆan organizado un concurso de creatividad, cuyo premio era la beca en la universidad de publicidad donde yo cursaba. ParticipĆ© de forma anĆ³nima y fui uno de los cinco ganadores, asĆ que fui como ganador de un concurso. Y despuĆ©s fui como invitado el dĆa que Julio Lagos se despidiĆ³. Ese dĆa a Juan le gustĆ³ una gracia que yo hice, y conversando con su hija me planteĆ³ que Ć©l tenĆa dos caminos. O buscaba alguien con el perfil de Julio o intentaba algo nuevo. Me invitĆ³ a formar parte del programa en medio bloque, al lado del pĆŗblico, y tuvimos suerte y muy buena quĆmica. Juan vio algo en mĆ que nadie habĆa visto hasta ese momento. Fue sĆŗper generoso y empezĆ³ a darme cada vez mĆ”s lugar hasta que me decĆa que el conductor del programa era yo. Nunca tuvimos un contrato, siempre hubo un acuerdo de palabra entre caballeros, que se cumpliĆ³ hasta el Ćŗltimo dĆa. En el medio hice Gemelos con Adolfo Castelo y 1-2-3 Out en Telefe, pero siempre volvĆa a la casa de los viejos, al Show creativo, a laburar con Juan. Me vio justo en el momento en que me habĆan echado de mi primer trabajo como cronista de televisiĆ³n, confiĆ³ en mĆ y siempre se lo voy a agradecer. Fue una persona esencialmente muy generosa.ā
Hugo Di Guglielmo
āYo era un asiduo televidente de El show del ClĆo porque me encantaban los cortos publicitarios y los comentarios de los que lo hacĆan. En eso Gujis fue un pionero y siempre lo hizo con altura y calidad. Encajaba con el estilo pretendido para el canal, y aparte era un toque innovador y de calidad en un horario poco habitual. TambiĆ©n, es cierto, el programa era un toque de relaciones pĆŗblicas y buena onda con anunciantes y agencias. A travĆ©s de los aƱos hicimos una muy buena relaciĆ³n con Gujis y eso explica su permanencia luego como El show creativo. ĀæPor quĆ© lo incluĆ por primera vez y siempre lo apoyĆ©? Hay un pequeƱo secreto: mis inicios en la carrera de los medios fueron en la publicidad. Yo estudiĆ© publicidad en lo que era la escuela de la AsociaciĆ³n Argentina de la Propaganda. TrabajĆ© como redactor creativo junior primero y senior despuĆ©s en dos agencias. De allĆ pasĆ© a la radio y despuĆ©s a la televisiĆ³n. Pero mi base fue publicitaria y me ayudĆ³ en toda mi carrera. Dicen que un director de programaciĆ³n decide por una mezcla de intuiciĆ³n y racionalidad. En mi caso, y visto a la distancia, creo que con El show del ClĆo mi corazĆ³n tuvo bastante que verā.