El 18 de enero se produjo una disminución de la base monetaria en el orden del 6%, producto de operaciones financieras llevadas a cabo tanto por el Banco Central como también del Tesoro, en valores nominales fue de $620.000 millones.
Si bien no es la primera reducción en la gestión de Javier Milei, sí es la primera que comienza a demostrar fácticamente las intenciones en cuanto a los excedentes de pesos en el mercado.
Licitaciones conjuntas
La gran incógnita se rondaba en torno a qué operaciones se producía esta baja. Para dar algo de contexto, en la fecha mencionada se dieron dos fenómenos principalmente:
- Liquidación de la primera licitación de 2024 del Tesoro Nacional.
- Liquidación de la tercera licitación de BOPREALES, cuyo monto adjudicado fue cercano a los 1.200 millones de dólares.
El primer factor se refiere a que el Tesoro afrontaba vencimientos cercanos a los $3,1 billones, explicados principalmente por la Lecer X18E4 y la Lede S18E4, en donde pudo colocar deuda por $4 billones. Es decir, logró un roll over del 129%, absorbiendo pesos del mercado por $885.000 millones extra, colocando a una duration promedio ponderada de nueve meses.
Al mismo tiempo, se había producido la licitación de Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (BOPREAL), donde el Banco Central había adjudicado u$s1.200 millones la semana anterior (11 de enero), cuya liquidación se daba el mismo día en que se liquidaba la licitación del Tesoro, absorbiendo pesos por $960.000 millones, con un título a una duration de 3,2 años, aprovechando también tasas irrisorias del mercado donde la licuación de saldos reales es la norma.
Por ende, entre ambas operaciones del BCRA y Tesoro, estaban absorbiendo pesos por aproximadamente $1,8 billón. Un monto para nada despreciable teniendo en cuenta el contexto de fragilidad monetaria.
¿Pero de dónde salen esos pesos? ¿Es realmente contracción monetaria?
¿Absorción de pesos o pases?
Justamente, el día jueves se desarmaron Pases Pasivos por $1,5 billón. Es decir, parte de los pesos colocados a un día en el Banco Central decidió no renovar una fracción de la tenencia para poder entrar tanto en BOPREAL como en la licitación del Tesoro.
Aquellos que no renovaron los pasivos del Banco Central fueron, principalmente, los bancos privados y Fondos Comunes de Inversión, con desarmes por $1,3 y $0,4 billones, respectivamente.
Al observar los factores que explican la variación de la base monetaria, resulta evidente que se contrajo $620.000 millones, producto principalmente de la operación en conjunto de Pases, BOPREAL y licitación.
Por ende, la estrategia en conjunto del ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, no solo se trata de una licuación de saldos reales vía tasa de interés real muy negativa, sino también el traspaso de pasivos del Banco Central hacia el Tesoro, como también la absorción de pasivos remunerados a través de deuda en dólares, como es la emisión de los BOPREALES.
En términos monetarios, excepto por los $620.000 millones (ya que el desarme de Pases fue menor a Tesoro+BOPREAL, por ende, bajaron los encajes), el resto es neutro. Ya que salen pesos esterilizados del balance del Banco Central para ir al Tesoro (en caso de los $ 875.000 millones extras conseguidos, que se utilizarán para recomprar su deuda) o bien, permanecen allí pero con mayor plazo (BOPREAL).
A pesar de ello, esto no es menor en términos de estabilidad de los pesos colocados en los pasivos remunerados, cuya potencialidad de convertirse en liquidez es inmediata, mientras que las nuevas emisiones son a mayor plazo.
Aunque como mejora de la hoja de balance bien podrían haberse cancelado Adelantos Transitorios (pasivo no indexado del Tesoro) en vez de recomprarle títulos altamente demandados por el mercado al BCRA (pasivos indexados del Tesoro). Pero, a fin de cuentas, disminuye la deuda intra-Estado.
En el interín, tanto el BCRA como el Tesoro en simultáneo colocan deuda que se irá licuando con la inflación, cuyo objetivo es claro: disminuir el stock en términos reales, algo que ya sucede.
Esto es una estrategia osada (dentro de un esquema de caída estacional en la demanda de dinero y donde la convergencia fiscal es lo que prima), ya que la deuda remunerada del Banco Central se traslada hacia el Tesoro, pagando tasas incluso por debajo de lo que lo hace el BCRA, con mayor duration, y podría continuar en la medida que los inversores no perciban en que la solvencia del fisco esté en aprietos.
Es clave para esta gestión que el rumbo de licitaciones sea exitoso, con una inflación siendo amiga y enemiga al mismo tiempo. El timing lo será todo.