Lionel Messi dio el primer paso hace seis meses. Su desembarco en Inter Miami fue una revolución para la MLS. La decisión del crack argentino de mudarse a Norteamérica alentó la llegada de otras grandes figuras y compañeros de un Barcelona de leyenda, y poco después se sumaron Sergio Busquets y Jordi Alba. Hace algunas semanas, se agregó el uruguayo Luis Suárez. Un Fab Four de origen catalán, que busca reverdecer su esencia en la franquicia de Florida, al mando del Tata Martino.
Pero, para empezar a disfrutar a ‘los Cuatro Fabulosos’ en pleno, habrá que esperar. El Inter Miami modelo 2024 todavía necesita varios ajustes. Arrancó el año con un opaco 0-0 frente a El Salvador, y en su segundo episodio, perdió por 1-0 en su visita a FC Dallas. Inter Miami no pudo encontrar la red rival en 180 minutos de acción. El cambio de clima, del calor salvadoreño al frío texano, pareció afectar con un arranque en falso al equipo de Las Garzas: iban menos de tres minutos cuando Jordi Alba perdió la pelota en la mitad de la cancha; con Inter descompensado, Paul Arriola metió un pase frontal para la llegada de Jesús Ferreira, que abrió la cuenta con un remate cruzado, lejos de las manos de Callender. Inter Miami tuvo 87 minutos por delante para dar vuelta la historia, pero no encontró la hoja de ruta para llegar siquiera al empate.
Es cierto que es tiempo de pruebas, de afinar el funcionamiento. El partido duró poco más de una hora, hasta que Martino movió el banco y, en la misma tanda, sacó a Messi, Suárez y Busquets. El DT de Dallas también ensayó una docena de cambios -entró hasta el tercer arquero-, y el juego se diluyó. Respecto de lo que se vio en El Salvador, hubo una leve mejoría. La propuesta de Inter Miami es interesante, con una saludable intención de tocar y buscar espacios con triangulaciones y juego asociado, pero por el momento le faltan algo de orden -siguen expuestos los mismos desajustes defensivos que mostró en el final de la temporada pasada- y contundencia. La sensación que deja el equipo del Tata es que le vendría más que bien un central firme, de los que acomodan todo el fondo con un par de movimientos.
Hay tiempo, claro. El equipo está en plena pretemporada, y queda aún un mes por delante para el arranque de la MLS. A Inter Miami, ya con dos partidos encima, le espera una agenda ajetreada: el lunes próximo acudirá a Arabia Saudita para medirse con Al Hilal en el Kingdom Arena de Riad; el jueves 1° de febrero se enfrentará contra el Al Nassr de Cristiano Ronaldo en el mismo escenario; el domingo 4 acudirá a Hong Kong para medirse con el seleccionado de aquel país, y luego acudirá a Japón para cruzarse con Vissel Kobe, en Tokio. De regreso, en Florida, recibirá a Newell’s, el 15. El estreno en la MLS será el 21 de febrero ante Real Salt Lake. Habrá que ver si todo el millaje aéreo que acumularán las Garzas, con más de 37.000km de recorrido, reportará beneficios más allá de lo económico.
Lo mejor del partido
¿Y Messi? Volviendo de a poco, vale recordar que jugó sólo el primer tiempo en El Salvador; en la noche del lunes, en el frío de Dallas, sumó 63 minutos. Tiempo suficiente para ser partícipe de casi todas las jugadas de ataque de Inter Miami. Muy temprano, a los 7 minutos, tuvo un “casi gol” olímpico que el neerlandés Maarten Paes sacó en la línea; luego, definió con un remate cruzado tras un gran pase de Busquets, pero el arquero le ganó el duelo con un manotazo; también levantó un remate, de primera y en la puerta del área, tras un centro de Luis Suárez; en el segunto tiempo, intentó con un zurdazo desde fuera del área que le sacó Paes. Además, inició un ataque con un gran pase para Ruiz, que asistió de Taco a Suárez, pero el uruguayo pateó mordido, muy encima de la pelota, y en el final del primer tiempo colocó un muy buen pase frontal para su socio charrúa, pero el toque de derecha de Suárez salió desviado. Media docena de ocasiones, aunque se le niega el gol.
Fue el segundo partido de pretemporada para un Inter Miami enfrascado en una especie de World Tour, a la usanza de las grandes bandas de rock. En un escenario histórico como el mundialista Cotton Bowl, no hubo festejos para Messi, que dejó la cancha con gesto serio. Imponente con sus 92.000 butacas, el escenario pareció demasiado grande para un amistoso de preparación, y curiosamente, se lo vio ocupado en menos de un cuarto de su capacidad; posiblemente las bajas temperaturas tampoco ayudaron para que el estadio luciera lleno, como sucedió en cada cotejo jugado por Messi desde su llegada a la MLS. Así, todo pareció aún más frío.
El segundo partido del año de Inter Miami dejó entrever que, para generar jugadas, Messi debe cargarse el equipo a los hombros. Al rosarino se lo vio en buena forma y con ritmo de juego, y por lejos fue el jugador que más peligro generó para las Garzas de Florida. El itinerario, ahora, impone un viaje a Medio Oriente, a la espera de más acción en una gira extensa.