El Brasil-Argentina de este martes augura un dramatismo que no se condice con las facilidades que ofrece esta Eliminatoria Sudamericana para el Mundial 2026 pero que se sustenta en la coyuntura de los dos grandes del continente. El campeĂłn del mundo se presentará en el Maracaná luego de la clase táctica que tomĂł de Bielsa y la clara derrota que le propinĂł Uruguay en la Bombonera. Brasil lo recibe luego de dos derrotas consecutivas y con un plantel diezmado por las lesiones. No pueden permitirse otro traspiĂ© tan duro como los Ăşltimos dos que sufrieron. Llegan en apuros y calentitos por esa derrota a un infierno de más de 40 grados de temperatura como los que padece RĂo de Janeiro desde la Ăşltima semana. Lo que la tabla facilita, la corriente de El Niño lo agrava.
De los 10 equipos sudamericanos se clasificarán 6 en forma directa al Mundial tripartito de Estados Unidos, México y Canadá y un septimo irá a un repechaje. ¿Alguien cree que Brasil o Argentina (incluso este Uruguay) puede quedarse afuera del grupo de los seis? No desesperar, ante el menor riesgo los dueños del fútbol (FIFA, Conmebol) harán lo necesario para garantizar la presencia de los grandes en la cita de 2026. No desesperar. El problema es aquà y ahora.
Los jugadores de la Scaloneta, su técnico incluido, siempre tuvieron los pies sobre la tierra pero una conquista como la de Qatar puede llevar a momentos de confusión. Si Argentina, indudablemente el mejor equipo del mundo, hoy, a noviembre de 2023 y un año después de la fiesta del Lusail, pudo haber entrado en algún tipo de barahúnda sobre su invencibilidad, Uruguay le dio un baño de realismo.
Argentina, igual que cualquiera, puede perder. El asunto es cĂłmo. Nada bien hizo la SelecciĂłn en la Bombonera. Tampoco esta vez la cuota de azar le jugĂł a favor. Y se encontrĂł a un adversario que le jugĂł de una manera que pocos adversarios en el mundo pueden igualar. Brasil menos que nadie. No está en la idiosincrasia del futbolista brasileño la voluntad de la presiĂłn constante, en todos los sectores del campo y durante todo el partido. Tienen, eso sĂ, otras virtudes que los hacen temibles, aunque por otros caminos.
Resulta incomprensible que los jugadores argentinos no hayan podido resolver cuestiones elementales ante los uruguayos. Por ejemplo, los tres volantes, Alexis Mac Allister, Enzo Fernández y Rodrigo De Paul, recibiendo casi siempre de espaldas las pocas pelotas que les llegaban limpias porque tambiĂ©n hubo una infrecuente imprecisiĂłn en el manejo. ÂżDesconocen estos jugadores cĂłmo hay que perfilarse para recibir y arrancar? ÂżDebe marcárselo el entrenador? Pecados de principiantes que dĂficilmente se repitan.
Messi no pudo hacer demasiado contra Uruguay. Foto: XinhuaNo hay mejor rival que Brasil, un enorme adversario, para buscar la reivindicaciĂłn. Ya no tanto en el resultado, que siempre se busca, sino en el rendimiento. Basta con releer los puntajes que la prensa local adjudicĂł a los que pisaron la Bombonera para confirmar las flojas actuaciones individuales que, sumadas a la superioridad táctica de la Celeste, terminaron en el histĂłrico 0-2. Este equipo tiene rebeldĂa, vergĂĽenza deportiva. Lo demostrĂł en el mismo Mundial tras el estreno con Arabia Saudita, con una salvedad. Si en Qatar no se reponĂan de inmediato, la eliminaciĂłn estaba cerca. Si vuelven a perder, ahora con Brasil, aunque mejoren su rendimiento, no pasa nada. Una de las seis plazas será para la Scaloneta. Va a ser importante que el equipo recupere su esencia, que lo del partido anterior quede solo como una falsa actuaciĂłn esporádica y se convierta en anĂ©cdota.
Por todo eso, Argentina está en apuros en su excursión a Maracaná. Y por otras razones Brasil lo recibirá con otros apuros en su estadio emblemático.
La crisis de Brasil
En 64 partidos de Eliminatorias, Brasil nunca perdiĂł jugando de local, con 51 victorias y 13 empates. No hay SelecciĂłn en el mundo con estas prestaciones. Pero Brasil llega apurado por las derrotas con Uruguay y Colombia. Quizá sea más grave la de Barranquilla que la del Centenario. En ventaja desde el arranque, le dio vuelta el marcador en cinco minutos y con dos goles de cabeza de Luis DĂaz de dos centros. Emerson y Lodi, los guardianes de los laterales, y los dos centrales, el veterano Marquinhos y Gabriel, fueron puestos en capilla por la prensa y los torcedores. Alisson, un monstruo del arco, tambiĂ©n. Su compañero de Liverpool le cabeceĂł las dos veces bajo sus narices. ÂżPuede permitirse Brasil este tipo de goles? El 1-2 agĂłnico ahogĂł todas las situaciones que la verdeamarela habĂa creado desde que se adelantĂł a los 4 minutos con el gol de Martinelli. No tuvo eficacia, a veces sobrĂł la situaciĂłn. Y lo pagĂł. VolviĂł a casa con 0 puntos de 6 jugados. Como Argentina, su clasificaciĂłn no correrá ningĂşn riesgo. Pero la coyuntura es alarmante. Por eso tambiĂ©n llega apurado.
El técnico es Fernando Diniz, campeón de la Libertadores con Fluminense. Pero es interino. Casi un sinónimo de inestabilidad. No es bueno para ningún plantel tener a un técnico agarrado al banco con alfileres. Mientras, se dice que cuando termine la temporada europea asumirá Carlo Ancelotti. Un enorme interrogante. El italiano, campeón de todas las ligas top y de la Champions League, deberá adaptarse al fútbol sudamericano. No es mago. Es técnico.
Fernando Diniz, el DT interino de Brasil. Foto: AFPSi el apuro por el juego y los resultados adversos aprieta a Brasil, las lesiones le clavan puñales en el corazĂłn. Ederson, Casemiro, Militao, Paquetá y Danilo no pudieron jugar en Barranquilla y difĂcilmente lo hagan ante Argentina. Richarlison será operado de la pelvis. Neymar todavĂa camina con muletas. Y el sábado se confirmĂł que Vinicius se rompiĂł el femoral izquierdo y estará parado hasta febrero.
Apurados se encontrarán Brasil y Argentina. Y calientes. Por las derrotas y por el clima. El servicio meteorolĂłgico anuncia para el martes tormentas elĂ©ctricas en RĂo y una temperatura mĂnima de 30 grados. El Maracaná será un hervidero. Por muchas razones.